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Eran aproximadamente las siete de la noche cuando JungKook terminó la llamada con su hermano menor. 

Habían hablado literalmente de todo. Sí, eran pocos días de apenas haberse separado, pero ambos se extrañaban y por mucho que quisiesen desviarlo se amaban. Literalmente eran lo único que se tenían.

JungKook colgó la llamada para finalmente dirigirse al hospital. Alrededor los árboles creaban un sonido bastante tétrico por la poca luz que yacía en el lugar además del fuerte viento que en aquella tarde se daba. Su cabello castaño se agitó por la fuerza de la corriente, incluso basura entrando en sus ojos que provocó que no tuviese buena vista al frente, por lo que tuvo que tallárselos con sus manos en puño. A lo lejos una de las enfermeras le abrió la puerta, permitiendo que entrara para después cerrar y reír ante la tierna acción del periodista.

—¿Está usted bien? —preguntó ella, recargada en la puerta —, tenemos gotas para ojos en caso de que haya tenido alguna irritación.

JungKook avergonzado, negó con una sonrisa, parpadeando graciosamente para enfocar la vista a la muchacha.

—No, no, todo bien, gracias —sacudió la mano en seña de despedida, dirigiéndose a los pasillos del lugar, específicamente al consultorio del Doctor SeokJin.

—Pero es que en serio tú sí que eres re loca —a las espaldas de la bonita enfermera, llegó la recepcionista, quien riendo ante la recién escena negó con la cabeza —, no puedes ver algo nuevo en el hospital porque-

—Oh, vamos, Rosita —Elaine interrumpió, virando los ojos para después acercarse a la entrada de los pasillos, mirando discretamente al castaño  —, hombres tan atractivos como él no fácilmente se dan.

—Ya te has acostado con el Doctor Jin… —le recordó en tono bajo, haciendo que esta abultara su labio inferior.

—Ni lo recuerdes, era lo mejor que había y de la nada prohibió lo nuestro —pero nuevamente sonrió cuando miró al castaño, soltando un jadeo.

—Te meterás en problemas —advirtió la mayor, elevando las cejas mientras miraba a la muchacha, palmeando su espalda —. Cuidado.

Elaine sólo negó con la cabeza, porque sabía exactamente que no, que aunque ella se fuese a sus brazos y éste le rechazara no diría nada, porque el hacerlo implicaría básicamente dejar la investigación con el paciente Park. Le había observado desde lejos, y tal parecía que había gran avance en aquel par. Era su oportunidad.

Seokjin abrió la puerta de su consultorio para darle la bienvenida al castaño, quien recordando lo que horas atrás le había dicho JiMin, sólo pudo dibujar una fingida sonrisa, sentándose en uno de los asientos en cuanto el mayor le dio acceso.

—Cuéntame, chico —dijo el Doctor, quitándose la bata blanca para colgarla en el perchero, finalmente él sentándose, recargando sus manos en el escritorio —¿Qué tal has avanzado con el paciente?

—Muy bien —asintió con la mirada fija en los dedos del Doctor —, JiMin es muy… agradable, y un hombre sumamente tierno y digno de admirar por lo que ha sufrido.

—Supongo que te ha contado todo lo que tuvo que pasar cuando recién entró al hospital —JungKook cerró los ojos junto con el ceño fruncido, asintiendo después con la cabeza —. Fue duro, ¿eh? Y vaya, me sorprende que te lo haya contado, no es de abrirse fácilmente, de hecho, con nadie lo hace.

—Sí, lo sé —asintió nuevamente, era imposible ver directamente a los ojos del mayor. Recordar que era un maldito aprovechado le causaba unas ganas enormes de golpearle. Era antiprofesional lo que hacía —, me agrada que JiMinnie pueda tener esa confianza conmigo, aún así, no me cuenta todo.

𓂀 𝕀𝕟𝕤𝕚𝕕𝕖 𝕄𝕖 [𝕂𝕠𝕠𝕜𝕄𝕚𝕟] 𓂀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora