𝐈𝐍𝐕𝐈𝐒𝐈𝐁𝐋𝐄 𝐒𝐓𝐑𝐈𝐍𝐆 | 𝐋 𝐇𝐀𝐌𝐈𝐋𝐓𝐎𝐍

022

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22.sushi night

Lewis había quedado tercero y Camille se había encargado de lanzarse a sus brazos de felicidad.

—Esto definitivamente es mejor que sin primer lugar—sonrió con su hija en brazos, besó su mejilla ruidosamente haciendo que esta riera.

—Quiero ver que hará cuando quedes primero—sonrió Dolcerie acercándose a saludarlo con un beso en la mejilla.

Lewis la abrazó con su otro brazo haciendo que esta lo mirara mal pero no le importó, completó, así se sentía sin necesidad de un primera lugar.

—Familia feliz—sonrió George acercándose—¿me adoptan?

Eso escondió una luz la cabeza de Lewis, legalmente Camille no era su hija y quería cambiarlo de inmediato.

—Si si adiós George—se despidió yendo al auto juntos.

Al llegar al apartamento Camille se quedó viendo Bluey mientras Lewis iba a la cocina junto a Silver.

—¿te sucede algo?—preguntó la chica al verlo con un semblante serio.

—Quiero que Camille sea mi hija legalmente—dijo como sin nada.

—Eso es fácil, podemos comenzar con los papeles cuando desees—respondió igual.

Lewis sonrió—Si no te sientes cómoda con el cambio de apellido no me molesta, me he perdido de mucho sería injusto hacer eso.

—Lo mejor que le puede pasar a Camille es quitarse ese apellido horrible, si pudiera lo hiciera yo pero no sé cuál es peor el de mi madre o el de mi padre.

—Eso podemos resolverlo—se acercó—¿cómo nos llamaron ayer? Señores hamilton, me gusta.

—Lewis...

—Es solo una idea—se acercó todavía más, encerrándola entre la isla de la cocina y el—Silver Hamilton—lo dijo a su oído haciendo que esta quedara con la cabeza hacia atrás.

—No suena mal.

Lewis se acercó a besarla—¡Mamá!— el grito de Camille entrando a la cocina hizo que se separaran de inmediato—Quiero helado.

—Cariño claro—tosió Silver acercándose a la heladera.

(...)

—¿Lewis?¿Camille?—había salido de compras en Austria mientras Lewis estaba con su hija.

Pero al volver a la suite del hotel no había nadie al parecer, las luces estaban apagadas a lo que tomó el teléfono para llamar al piloto de inmediato, preocupada.

El sonido del móvil de Lewis sonó desde el comedor de la casa así que caminó hasta allí encontrándose con algo que le hizo caer las bolsas.

Lewis hamilton esperándola, con una mesa llena de sushi, a pura luz de velas.

—Creo que teníamos una cena romántica pendiente. Antes de que te preocupes Camille pasa la noche con Mar.

—¿Cómo sabes que me gusta el sushi?

—me fijo en las cosas, siéntate por favor—movió la silla para que esta pudiera sentarse para luego hacer lo mismo con la silla.

—esto es...una locura Lewis.

—el amor nos hace locos supongo—le ofreció su mano a lo que Silver la tomó—quiero estar contigo Silverstone Mónaco.

—Lo arruinaste con el nombre—bufó la chica causando la risa del inglés.

—Es tu nombre y para mí, al igual que todo lo tuyo, es hermoso—acarició su mano—quiero que seamos una familia, pero sobre todo que seamos felices y que de ahora en adelante como ya te he dicho antes que sepas que nunca volverás a estar sola.

—Lewis, quiero darnos una oportunidad pero en el finde tengo miedo, hay tantas situaciones sucediendo y por desgracia ambos tenemos vidas que no nos permiten tratarlas en privacidad.

—Estoy aquí para acompañarte en cada una de ellas, apoyarte en cualquier decisión que decidas tomar, protegerte a ti y a nuestra hija de todo eso.

—Hagámoslo, pero no te prometo que será fácil.

—Cariño, lo difícil me encanta.

(...)

Habían dormido juntos, una vez más solo dormir Silver no quería llevar las cosas rápido y mucho menos quería arriesgarse a otro embarazo.

—Amor tu teléfono— murmuró Lewis despertándola.

—¿Quién jode a estas horas?—lo tomó sin fijarse en quien era—¿hola?.

—Estoy afuera de tu habitación de hotel, sales o derribo la puerta.

Su padre quien estaba bien borracho al parecer.

—¿quién es?

—Gustave—gruñó molesta—dice que si no salgo derriba la puerta.

Se levantó lista para ir directo a la puerta pero Lewis la detuvo—vuelve a la cama, yo llamaré a seguridad y luego iré por Camille a la habitación de Mar.

—Son las 2 de la mañana.

—Me siento más seguro si está aquí, Mar lo entenderá.

Silver cerró los ojos del cansancio solo levantándose una vez más al sentir unos pequeños brazos acurrucarse a ella, dormían igual.

—Mon amour—susurró.

—Todo arreglado, duerme mañana será un día un poco complicado.