𝟎𝟏𝟒

1K 125 6
                                    

⋆✰⋆ ✰⋆ ✰⋆ ✰⋆ ✰⋆✰ ⋆ ✰⋆ ✰⋆ ✰⋆ ✰⋆

14. con él... existes.


—No sabría que habría paparazzi te lo juro—se disculpó Hamilton cuando tomaron asiento en su mesa.

—Olvide que en estados unidos son tan intensos, no es tu culpa— estaba acostumbrada a ellos, pero digamos que en Europa eran menos agresivos.

—Estás hermosa, olvide mencionarlo.

—No vinimos para que me coquetes, estamos aquí para hablar de Camille— evito el cumplido, no porque no le gustara sino porque conocía lo débil que era con Lewis.

—Quiero decirle que soy su padre, tengo unos días libres antes de España—se refirió a la próxima carrera— quiero hacerlo bajo tus términos, pero pensé que podrían venir a mi casa, pasarse unos días así comparto con ella.

 —Lewis—suspiro, lo entendía, tenía mucho tiempo perdido por recuperar, pero todo esto la ponía nerviosa, nunca había tenido que compartir a su hija y estaba tan acostumbrada a hacer todo sola— podemos gestionarlo, pero me preocupa el tema de la prensa. A mí no me han molestado tanto porque no tengo tu nivel de fama, pero van a comenzar a preguntar cuando te vean con Camille.

—Lo hablé con mi nuevo equipo de managers y tengo que hacer una entrevista sobre mi vida por así decirlo para Vanity Fair, pensé que podría ser la forma de anunciarlo, pero obvio antes quería hablarlo contigo.

—¿qué dirías?—cuestiono nerviosa.

—Solamente diría que Camille es mi hija, sin dar muchos detalles, creo que ambos estamos de acuerdo con que lo demás es privado.

La chica asintió—antes creo que otras personas deben de saberlo.

—Admito que se lo conté a mis padres—rasco su cuello nervioso—no podía ocultarse.

—¿Qué dijeron?—temía por la respuesta, tal vez porque aquello recordaba a cuando sus padres la juzgaron e insultaron por su situación.

—Están emocionados, mama lloro—admitió—quieren conocerla pronto.

—Eso también podemos arreglarlo luego—sonrió por el pensamiento de que su hija pudiera tener unos abuelos que la quisieran incondicionalmente, a diferencia de sus padres, Gustave podía tener una relación buena con Camille, pero no quitaba quién era, en el fondo, un hombre ambicioso que no esperaba menos que la perfección.

—Quiero que me cuentes más cosas, ¿cómo te enteraste de que estabas embarazada?, ¿cómo fue el parto?, ¿tienes fotos de las ecografías?— otra vez en los ojos de Lewis veía aquel brillo y no podía evitar pensar, ¿cómo hubiera sido todo si él lo hubiera sabido?, tal vez incluso hoy en día estarían juntos.

—Me enteré en positano, por eso es muy especial para mí —confeso— cada año he viajado allá con Cami, y si tengo ecografías puedo enviártelas si las quieres.

—Sería perfecto—sonrió—¿cómo fue el parto?

La mirada de cayo—fue difícil—confeso—pero más difícil fueron los días después, Camille es prematura y tuvo que durar unos días en cuidados urgentes, ya que nació muy débil, pero todo está bien ahora—lo tranquilizo—en parte debió de ser mi culpa, el médico dice que no pude hacer nada para evitarlo, pero a veces pienso que si me hubiera cuidado más, comido más.

Hamilton apretó su mano—estoy muy seguro de que te cuidaste hasta más de lo que debías, te conozco lo suficiente y no entiendes como lamento no haber estado ahí para recordártelo en ese momento.

—Creo que es hora de que dejemos de pedirnos perdón, no fue nuestra culpa y ahora solo podemos agradecer que tenemos una niña fuerte, inteligente y preciosa.

—Y todo gracias a ti—acaricio sus dedos, a lo que Silver quito su mano rápidamente—pensaba que cuando fueran a visitar podían quedarse en casa, sé que tus padres viven en Mónaco también así que entiendo si quieres quedarte con ellos.

La francesa negó de inmediato—no pudiera aunque quisiera—admitió— pero podemos quedarnos en un hotel.

—Jamás, os quedáis conmigo, tengo habitaciones de sobra Silver, puedes estar tranquila, no estoy tratando de meterme en tu cama—sonrió de lado—otra vez.

La chica lo golpeo riendo ligeramente—todavía no entiendo como diablos me embarazaste, usamos condón.

—Parece que no solo en la pista soy el mejor.


(...)


Llego al hotel sonriendo, Lewis debía irse esa misma noche, ya que tenía un evento el día después, por lo que se despidieron.

Silver le escribió a Eva diciéndole que podía ir a buscar a Camille y llevarla con ella a su habitación, a lo que la monegasca le respondió con una foto de la niña durmiendo con ella y pidiéndole que la buscara al día siguiente.

Cuando llego a esta se encontró a un Max durmiente en la sala—¿max?—lo llamo confundida, el chico abrió los ojos lentamente para levantarse—¿qué haces aquí?

—Hola Silv—murmuro—vine a hablar contigo, quería esperar a que llegar de tu cena, pero al parecer se hizo tarde y me dormí—explico—perdón si molesto.

—No tranquilo, te di una copia de la llave para que pudieras entrar, ¿qué quieres hablar?

—Nosotros.

La chica tragó nerviosa—¿qué pasa con nosotros?

—Quiero saber si tengo una oportunidad real Silver—suspiro—hoy vi como lo mirabas, sé que todavía hay algo entre Hamilton y tú, conmigo te veo feliz, pero con él... existes.

—Max...

—Dejame terminar por favor, no voy a molestarme si no sientes lo mismo por mí—apretó su mano—eres una chica increíble y quiero estar en tu vida y la de Camille de la forma que me lo permitas, ya sea como tu amigo o más que eso, pero yo quiero comenzar a sentar cabeza, ver tu dinámica familiar solo me dio más ganas de eso y no creo que tú quieras eso por lo menos no conmigo.

—Te quiero Max, pero no sé si de la misma forma de la que tú estás empezando a quererme a mí—confeso—te lo iba a decir, ya que no quiero que pienses que te uso o algo así, eres un chico excelente que se merece a alguien que lo ame no solo que lo quiera.

—Eso quería escuchar—beso su frente—que sepas que si Hamilton no se pone los pantalones u os hace daño de alguna forma voy a venir a robarte—sonrió—sigo aquí para lo que sea que necesites y todavía sigue en pie la salida al acuario los tres.


𝐈𝐍𝐕𝐈𝐒𝐈𝐁𝐋𝐄 𝐒𝐓𝐑𝐈𝐍𝐆 | 𝐋 𝐇𝐀𝐌𝐈𝐋𝐓𝐎𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora