POV omnisciente
Nada de lo que escuchó le pareció coherente, nada tenía sentido, ninguna de sus palabras o la seriedad con la que las pronunciaba.
—Esto no está bien, me estas pidiendo algo totalmente imposible Izuku, no puedes simplemente pedir lo primero que se te cruce por la mente.
—¿Es porque Kacchan aún ama a esa persona? –su pregunta lo desestabilizó aún más.
—¿Qué es lo que...?
—Comprendo que no quieras tocar a alguien más porque aún lo amas, pero sólo será una vez y... –tapó su boca con una de sus manos, a la vez que cubría sus ojos con la otra.
—Cállate, no entiendes que es lo que dices. –quiso apartar su mano pero simplemente se alejó rápidamente de la cama– No puedes pedirme tener sexo tan casualmente como si fuera lo más normal del mundo, ¡y mucho menos meter a Yue en esto!
—¿Yue? –el peliverde observó como el rubio cenizo alborotaba aún más su cabello paseandose por toda la habitación– ¿Ése era su nombre?
El oji rubí reaccionó al oír su pregunta, no se había dado cuenta cuando ese nombre salió de entre sus labios, hacía tanto tiempo que no lo nombraba, se sentía extraño.
Muchos recuerdos golpearon su mente, todos en los que aparecía el pelinegro junto a él, momentos que jamás olvidaría.
Volvió a la cama donde se sentó apoyando su espalda en la cabecera de esta, mirando hacia el techo, intentando comenzar esa conversación que se le hacía tan difícil, hacía tantos años no hablaba de él en voz alta, ni con sus personas de confianza.
—Yue fue un joven muy parecido a ti, aunque todo lo contrario al mismo tiempo. –observó de reojo unos segundos a Izuku pero volvió a mirar hacia el techo– Todos aquí lo amaban, yo más que nadie, era dulce, pero tenía un carácter que no dejaba lugar a qué nadie replicara nada cuándo expresaba sus ideas.
Los recuerdos seguían apareciendo, de los dos en el bosque en el césped riendo o abrazados, siempre juntos demostrándose lo mucho que se amaban, sin importar los demás.
—Era pelinegro, sus ojos grises, el cabello largo y una piel tan blanca como la nieve misma. Él fue un huérfano de esa villa de mierda, lo aborrecían porque su belleza solía cautivar a todos, tanto hombres como mujeres. –sintió un peso en su hombro, adivinó que Izuku se había recostado en él, prestando atención a lo que le contaba– Lo conocí de una manera horrenda, mientras recorría el bosque...
» Todos siempre lo hacíamos, corroborando que nadie cruzara los límites. Me guie por unos sonidos extraños, jamás me esperé ver eso, había un joven en el suelo medio desnudo mientras otro hombre estaba sobre él, a diferencia del mayor el joven si me notó, me sonrió cálidamente y movió sus labios gesticulando dos palabras "no mires". Nunca supe porqué lo hice, pero mí mano atravesó el pecho del hombre manchando su rostro, lo quite de encima sin dudar y aunque la parte interior de su cuerpo estaba totalmente expuesta no le pareció importar.
—No hubiera sido necesario, por experiencia propia sé que no duraría mucho más. –sus palabras me sorprendieron, cosa que pareció notar muy bien– Cuándo deseas vivir, haces lo posible por sobrevivir en un lugar donde la mitad te quieren muerto.
—¿Dejas que te hagan esas cosas seguido?
—No tengo otra opción, quiero vivir, aunque cada día sea horrible, mis padres dieron todo por criarme como para que tire mí vida a la basura porque mí vida es dura. –recuerdo que mientras decía eso sonreía enormemente– Desearía ser como ustedes, tener poderes y que no pudieran tocarme a su antojo.
ESTÁS LEYENDO
Desgraciada alma
FanfictionUn dios protector y a la vez vengativo. Una ofrenda. Un sacrificio. Un cambio en sus vidas. ▶▶▶▶▶▶▶✘◀◀◀◀◀◀◀ -Occ -UA -Los personajes no me pertenecen. -KatsuDeku -Portada temporal.