VII

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El aroma de Izuku estaba por todas partes cuándo se adentraron en el bosque. Los youkais terminaron decidiendo separarse y dar una señal si alguno tenía suerte en encontrar al peli verde.

Katsuki trataba de seguir el olor de Izuku, pero ésta vez encontró un poco de sangre en el mismo lugar, de repente oyó un silbido bajo que estaba seguro que quien lo hacia era Todoroki. Se dirigió lo más rápido que pudo a su ubicación y cuando llegó lo vio detrás de un árbol viendo directamente hacia el lago.

—Desde que llegué ha estado ahí, no se mueve y no veo a Izuku por ningún lado. –no se giró a mirar a Katsuki al hablar, no era necesario.

—Le voy a obligar a confesar a golpes, o mejor le arranco una que otra cosa, hay partes del cuerpo que  no se necesitan para vivir. –el peli cenizo caminó directo al hombre seguido por el heterocromatico y éste inmediatamente los notó.

—Pensé que llegarían más rápido, todo ha estado muy aburrido por aquí.

—¿Donde está Izuku? Habla o te mato. –el humano en vez de tener miedo sonrió burlonamente.

—Si me tocas no te diré nunca donde está él. –al estar sentado en el césped apoyó su codo en su pierna y su rostro en su mano despreocupadamente– ¿Quieres oír la historia del mocoso que criaste? Estoy seguro que sí. Veras...

»Yo trabajaba de cazador antes de que naciera ese mocoso peli verde, un día, encontré a una mujer en lo profundo del bosque, estaba mal herida pero no dejaba de cubrirse su estómago.

Obviamente la ayudé, además de que su vestimenta era de una miko, algo muy raro de encontrar. Pero ella me detuvo.

—Mi esposo, tienes que encontrar a mi esposo. –dijo ella.

Le prometí volver por él luego de dejarla en la villa, así que ella aceptó. Todos la ayudaron inmediatamente luego de verla, representaba la salvación para nosotros, para poder librarnos de ustedes.

Cuándo volví al bosque no encontré a nadie que pudiera ser su esposo, pero claramente había indicios de que estuvieran huyendo de alguien.

Luego de semanas en las que esa mujer se recuperó todos nos reunimos a pedirle por favor que nos ayudara con nuestro problema. Le explicamos todo, obviamente omitiendo la verdadera razón. Sólo debía purificar unos cuantos youkais y todo estaría terminado.

—Lo siento, no mato youkais, además de que estoy embarazada, usar mis poderes en este momento seria muy peligroso. –nos dijo, con una sonrisa en su maldito rostro.

"Matar" dijo ella, como si eso fuera un pecado, esa palabra no debería usarse para referirse a quitarlos de la faz de la tierra.

Mi cuñado en ese tiempo todavía no estaba con Ayane, había quedado completamente cautivado por la belleza de esa mujer, verla era como la representación misma del bosque, muchos la querían a su lado.

Obviamente ella ignoró a todos, excusándose con que a pesar de que su esposo ya no estaba ella debía velar por su hijo aún no nacido, lo único que le quedaba.

Los meses pasaban y se acercaba la fecha de la maldita ofrenda. Todos estaban asustados, no habíamos encontrado a nadie para enviar en nuestro lugar. Habíamos planeado amenazar a la miko con no devolver a su hijo una vez que naciera si no mataba a unos cuántos tuyos.

Por ese tiempo también me enteré que seria padre, así que era otra razón más para obligarla a hacer lo que quisiéramos.

Su embarazo no tuvo complicaciones así que llegó a la fecha perfectamente. Varias mujeres se decidieron a estar ahí para ayudarla a dar a luz, yo también lo estaba pero para quitarle a su hijo a la primera oportunidad que tuviera.

Pero apenas nació todas las mujeres salieron corriendo espantadas, apenas y le dieron al mocoso en brazos.

—... Yo también estaba ahí, así que puedo asegurarte que ese engendro no merecía nacer, su madre simplemente lo nombró "Izuku" también mencionó su apellido, pero no lo recuerdo. –suspiró sin prestar atención a los rostros llenos de ira de los youkais– Quisimos amenazarla, es más, le quitamos a su hijo o mejor dicho le quité a su hijo, pero nos dijo llorando que su poder estaba muy débil, que le pasaba a todas las miko luego de dar a luz, que sólo quería a su hijo junto a ella.

—Y ustedes bastardos la mataron, no me sorprendería que lo hubieran hecho...

—No fue necesario, tuvimos la idea de hacerlo, pero al día siguiente cuando entramos a esa habitación el niño lloraba y ella no hacia movimiento alguno. –Katsuki quiso clavar sus uñas en el cuello del humano, pero aún no les decía donde estaba el peli verde.

—¿Donde mierda está Izuku? ¡Dilo de una maldita vez! –sus garras se clavaron en sus propias manos haciéndolas sangrar y provocándole una fuerte punzada.

—Ese pequeño bastardo representa un peligro en muchos sentidos, es una amenaza, si lo pensaras mejor estarías de acuerdo conmigo y lo dejarías a su suerte. –Katsuki dio un paso e inmediatamente Todoroki apareció detrás del humano apoyando su katana en el cuello de éste.

—Bakugou acaba de preguntarte donde está Izuku, si no quieres perder literalmente tu cabeza empieza a hablar. –la paciencia del youkai heterocromatico se desvanecía cuando tenía que ver con que alguien lastimara al peli verde.

—A-atras... Justo detrás de ti. –Todoroki abrió los ojos sorprendido y miró el lago detrás de él.

—¡¿Que mierda hiciste bastardo hijo de puta?! –el peli cenizo lo tomó de la ropa levantándolo importándole para nada que se hiriera con la katana por el brusco movimiento.

El de cabello bicolor dejó su katana, se quitó algunas de sus prendas y se tiró al lago para ver si encontraba al pequeño.

—S-solo quería hacer un experimento... Te lo dije, ¿no? Ese día no encontré a nadie que pudiera ser el esposo de la miko, –sonrió aún sabiendo que moriría luego– pero yo no era un cazador ordinario, sino que cazaba a bestias como tú.

Katsuki sorprendido lo tiró bruscamente contra el suelo dejándolo inconsciente al instante. Aún debía darle muchas respuestas. Miró el lago y no se veía nada aún, hasta que el de cabello bicolor salió a la superficie con un pequeño entre sus brazos.

Nadó hasta la orilla y suspiró cansado.

—Estaba en el fondo, no sé como pero aún puedo oír claramente sus latidos. –el kitsune tomó al niño y lo sacó completamente del agua.

Lo que vieron ambos los dejó sorprendidos. La parte superior del cuerpo del pequeño seguía siendo igual, pero la mitad inferior parecía ser una serpiente acuática, de un color  tan verde como el mismo cabello del niño, aunque sus orejas ahora también terminaban en punta.

—Bakugou, ¿cómo es posible esto? Izuku siempre fue un niño humano, jamás demostró ser algo más.

—Por eso no mataremos a este maldito humano aún, estoy seguro que esto tiene que ver con la madre de Izuku y el tiene las respuestas. –Todoroki asintió saliendo del agua y colocándose una vez más lo que se había quitado comenzando a arrastrar al hombre inconsciente.

Katsuki fue atento todo el camino de regreso a la respiración de Izuku, quien aún seguía en su forma youkai.

El olor a sangre inundo por completo a los recién llegados y supieron de inmediato que el viejo bastardo ya estaba muerto. Los que salieron a recibir a su amo se sorprendieron al ver a Izuku en esa forma, pero se alegraron de saber que estaba ileso. Más tarde harían preguntas, por el momento acatarían toda orden dada por Katsuki.

Desgraciada almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora