VIII

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Apenas llegó ordenó llevar al humano a la habitación donde había estado anteriormente pero que lo encadenaran al suelo y que hubiera guardias dentro y fuera. Dejó a Izuku al cuidado de Kaminari y Yaoyorozu mientras él y los demás iban a la habitación que usarían para interrogar al humano.

Katsuki al entrar a la habitación se dirigió al encadenado y le pegó con su mano formando un puño sin contener su fuerza. La persona golpeada despertó al instante y la sangre comenzó a brotar de su boca.

-Por cada maldita pregunta que no respondas te romperé un puto dedo, si tu respuesta no me gusta te lo corto, ¿se entiende? -el humano asintió y Katsuki no dudo en romperle el dedo meñique- Pregunté, si se entendió.

-S-si, entendí. -mordía su labio intentando no quejarse del inmenso dolor.

El peli cenizo susurró algo y sus youkais más cercanos se pararon a su lado. El humano giró su vista hacia su izquierda y lo que vio logró hacerlo vomitar lo poco que había en su estómago; el hombre que fue su cuñado estaba muerto, en algunas partes hacían falta trozos de piel, notó que todos sus dedos estaban rotos y estos no tenían uñas, además de su abierto estómago dejando a la vista todo en su interior.

-Que puto asco, ¿era necesario que vomitaras? Es lo mismo que cuando cazas o al menos similar. -la expresión en el rostro de Katsuki demostraba que hablaba en serio- Volviendo al tema importante, ¿cómo exactamente murió la madre de Izuku?

-No lo sé... -el oji rubí hizo una seña y Kirishima se acercó al hombre, quien al instante se puso nervioso- ¡Lo juro, no lo sé! Cuándo fui a verla al día siguiente ya estaba muerta y el niño parecía normal.

-¿Normal? ¿A qué te refieres con normal?

-T-te lo dije... Cuándo nació no era un niño normal, por eso las mujeres se asustaron, pero esa mañana era un niño completamente normal. -el kitsune lo pensó un poco y volvió a susurrar algo.

Caminó alrededor del hombre un par de minutos sin decir palabra alguna, ahí había algo raro, no le estaba diciendo todo, se estaba atreviendo a ocultarle cosas aún en su situación.

-¿Y cómo es eso posible? Hasta los youkais más fuertes necesitan un objeto que suprima sus poderes y aún así no se ven del todo humano, pero Izuku llegó aquí sin nada de eso. -el hombre se tensó y desvío la mirada, grave error, su dedo anular terminó igual al meñique.

En esta ocasión soltó un grito y se inclinó hacia adelante, mientras Katsuki lo miraba como si fuera un simple insecto. Todos los presentes parecían meramente aburridos, como si no estuviera sucediendo nada interesante.

-S-se dice que... Algunas m-mikos son capaces d-de bloquear por com-completo los poderes youkais... M-mi cuñado llegó a la conclusión d-de que ella con sus últimas fuerzas selló los poderes del ni-niño... -el peli cenizo lo miró frunciendo su ceño, lo que decía era prácticamente una leyenda, nadie jamás había encontrado a una humana capás de eso.

Pero si lo que decía era verdad, la madre de Izuku había sido una miko muy fuerte. En su cabeza rondaba el pensamiento de que si alguien así había existido ellos tendrían que haberse enterado. Aunque ahora tenia otra duda.

-¿Que hay del padre de Izuku? Insinuaste haberlo encontrado en el bosque. -una sonrisa se formó en los labios de el humano y los colmillos de Katsuki quedaron a la vista.

-Ese bastardo está muerto, como todas las bestias que encontraba en el bosque.

-Todoroki. -estiró su mano hacia el de cabello bicolor y éste le entregó su katana haciendo una reverencia, el hombre al instante comenzó a negar horrorizado, pero eso a Katsuki al momento de dejarla caer sobre dos de sus dedos que se separaron de su mano sin esfuerzo- Hubiera sido sólo uno si hubieras elegido mejor tus palabras.

El humano lloraba y gritaba de dolor mientras el kitsune limpiaba la katana antes de devolvérsela a Todoroki quien la recibió con otra respetuosa reverencia.

-Con lo imbécil que eres, dudo que esa persona esté muerta, aunque me hubiera gustado saber su nombre. -el peli cenizo ignoraba perfectamente los quejidos de la persona frente a él.

-E-estaba... Muer... To... Lo com... Probé... ¡A-ademas lo apuñale v-varias veces! -Katsuki rió por las palabras del humano.

-¿Lo comprobaste? ¿Cómo? ¿Tomaste su pulso o sólo tocaste su piel? -el hombre se tensó y lo observó sorprendido- Los youkais no morimos por unas simples puñaladas, necesitas mucho más que eso y dejame decirte algo idiota, las serpientes de agua son de sangre fría, no emanan calor.

El peli cenizo dejó pensando al humano, mientras se giraba a hablar con los youkais presentes de otras cosas. Ordenando que más tarde algunos debían investigar sobre la madre de Izuku, sin importar cuánto tiempo les tomara debían averiguar todo lo que pudieran. El hombre encadenado empezó a susurrar cosas aún mirando el suelo, llamando la atención de los presentes.

-Cabello negro y largo... De hombros anchos... Ojos dorados... Una serpiente gravada en su piel rodeada de flores, cubriendo casi todo su cuerpo... Un arco... -algunos se sorprendieron por la descripción.

-Katsuki, él... -no dejó que Kirishima siguiera hablando y asintió.

-Sólo conozco a una persona que concuerda con esa descripción y dudo que esté muerto. -todos asintieron completamente de acuerdo.

Ahora también debían investigar el paradero de esa persona si es que seguía vivo, de lo cuál todos estaban seguros que si.

Las preguntas siguieron, sobre cómo era la madre del peli verde, sobre la cantidad de personas en la villa, de cuántos youkais había asesinado y sus descripciones. Tenía casi todos sus dedos rotos, le faltaban cuatro en total y en varias ocasiones había estado a punto de desmayarse, lo cuál era impedido por patadas o puñetasos de parte de Katsuki.

Sinceramente ya se estaba aburriendo del humano, no soportaba verlo ni oírlo, ni hablar del horrendo olor de su sangre y sudor. Se estaba por ir cuando éste se atrevió a susurrar algo imperdonable.

-Ese niño es una aberración que no debe existir, no pertenece ni a los humanos ni a los youkais, no tiene lugar en el mundo al cuál pertenecer. -en solo un segundo Katsuki le había sacado dos muelas de una patada.

-¡Yaoyorozu! -todos se sorprendieron de que la llamara y más aún su pareja, pero ella no tardó en aparecer en la habitación- Tu llamaste a Izuku una aberración por ser mitad humano, mitad youkai, pero no es la primera vez que tomo a una persona así bajo mi cuidado, ella también lo es, así que mejor cuida tus palabras si no quieres tener una muerte aún más horrenda.

El humano miró a la pelinegra de arriba a abajo, aunque ésta no entendía muy bien lo que sucedía.- Heh~ la zorra tiene buen cuerpo, me la tiraría de no estar en esta situación.

Grave error, se había equivocado de palabras y lo supo cuando vio la sonrisa burlona del kitsune. Él se lo había advertido, pero como siempre decía Katsuki, los humanos jamás aprenden.

-¿Que haz dicho de mi mujer? ¡Te reto a repetirlo bastardo! -era raro ver enojado a Todoroki y aun más raro que activara sus poderes, hacia años no lo veían.

Todos se retiraron de ahí, aunque tuvieron que sacar a la pelinegra a la fuerza, ya que quería detener al heterocromatico pero todos sabían que ese humano de lo merecía.

-Necesito que de ahora en adelante vigiles mucho más a Izuku, ya que ustedes son iguales. -la pelinegra se sorprendió pero asintió- Eres la única que puede aconsejarlo sobre eso y ayudarlo, confío en ti Yaoyorozu.

Lo que escuchó Yaoyorozu a lo último le causó un sentimiento que no podía describir, recibir esas palabras de Katsuki era un honor. Así que haciendo una reverencia le prometió que haría todo lo que estuviera a su alcance por ayudar lo mejor que pudiera y aconsejar a su peli verde sobrino.

Mientras que los gritos del humano se oyeron por horas que parecieron interminables, hasta que se detuvieron y un Todoroki lleno de sangre salió de la habitación masajeando sus hombros seguido de un suspiro. Yaoyorozu corrió hacia él y lo besó avisándole que tenia el agua preparada para que se diera un baño y se quitara toda la sangre de encima, recién ahí el de cabello bicolor sonrió besando la frente de la peli negra mientras la abrazaba.

Desgraciada almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora