⤷ 𝙃𝙖𝙞𝙠𝙮𝙪!! ✧ 𝙊𝙣𝙚 𝙎𝙝𝙤𝙩𝙨.

𝘎𝘦𝘮𝘦𝘭𝘰𝘴 𝘔𝘪𝘺𝘢.

Parte 2.

De las tantas etapas que tiene un duelo, una era la venganza y contra Suna la querías tomar si o si.

Habían pasado unos dos meses luego de que Suna hubiera cortado la relación que tenían como amigos con derechos, tú solo te concentraste en superarlo y en ganarte la confianza de sus amigos, los bonitos gemelos Miya. En un mes, ya eran algo cercanos, a veces salían juntos, almorzaban juntos, pasaban tiempo juntos y era divertido.

─ Chicos, ¿puedo pedirles algo? Que sea secreto, solo entre nosotros tres.

Ambos te escucharon con total atención y luego de oír tu venganza, aceptaron. No aceptaron por querer molestar a Suna, no, ellos lo que querían era otra cosa y justo eso es lo que les ibas a dar. Habías ideado todo un plan para joder a tu "amigo" y sabías que le iba a molestar, ya que lo conocías muy bien.

─ Hoy tengo casa sola, ¿quieren venir y lo hacemos?

─ Claro, bonita, lo que pidas. ─ Atsumu te habló juguetón.

Las clases pasaron con total normalidad, la salida fue un problema, Suna estaba con ellos, pero los tres ya sabían que hacer en una situación así. Pasaste por su lado sin verlos y seguiste tu camino hasta desaparecer de su vista, el castaño se te quedó viendo como te ibas y volvía a sentir ese vacío en su pecho.

─ Eh, no me digas que ahora la extrañas. ─ Bromeó el gemelo rubio, quien recibió solo un bufido molesto.

─ Claro que no, imbécil. Me voy, los veo el lunes. ─ Desinteresado, agarró su celular y se fue.

Los gemelos caminaron detrás de él hasta verlo desaparecer y luego fueron a por ti a un pequeño parque en donde los estabas esperando, los viste y se encaminaron a tu casa.

No ibas a mentir, estabas muy nerviosa, era la primera vez para ti en hacer algo así, pero ya era muy tarde para arrepentirse. Una vez dentro, los tres tomaron un baño y se encontraron en tu cuarto.

─ ¿Lista, nena? ─ Atsumu realmente estaba disfrutando esto.

─ Espera, idiota. ¿Estás segura de hacer esto? Luego no vamos a poder hacer nada para revertirlo. ─ Osamu siempre del lado de la razón.

─ Ya dijo mil veces que está más que segura, ¿verdad?

─ Si, sisi, quiero hacer esto. Además, no me interesa que pase después, no les voy a mentir, también quiero disfrutar esto ahora.

─ Perfecto. ─ Fue lo último que dijo el rubio.

Se acercó a ti y besó tus labios. Tiró tu cuerpo en la cama para subirse encima y comenzar a tocarte todo, jadeaba excitado, tenía tiempo que quería besarte. Otras manos acariciaron tus piernas, Osamu besó tus muslos para subir hasta tu intimidad, retiró tu ropa interior y hundió su cabeza en tu entrepierna.

Atsumu hizo un camino de besos desde tu mandíbula, por tu cuello y clavícula hasta tus tetas. Las chupó encantado, las apretaba y gemía mientras lo hacía. Tu espalda se arqueó al sentir la lengua del peligris en tu clítoris, hacía círculos en él y lo chupaba con fuerza, tus gemidos salían fuerte, pero era un sonido dulce para los oídos de los gemelos.

─ Tu turno, preciosa. ─ Osamu dio una última lamida y se separó.

Ambos chicos se arrodillaron en la cama y tú frente a ellos, les quitaste la ropa para liberar sus penes y atenderlos.