Capítulo Quince

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Había anochecido, pero la luna brillaba y las estrellas iluminaban la noche. Iban de la mano como si hubiesen sido amantes toda la vida.

–Me encanta estar aquí –él quería mantener un tono despreocupado para que no se notara el anhelo de su corazón–. Fui a uno de los cafés del pueblo y creyeron que era una de tus clientes –Fluke empezó a reírse–. Todavía estoy intentando imaginarme de qué creían que tenía que rehabilitarme.

–Habrán creído que eres la pareja de un actor descarriado. Algunas veces, vienen los esposos o los novios a pasar unos días de vacaciones mientras sus parejas se encarrilan.

–¿De verdad? –preguntó él cuando llegaron a la puerta y él le dio un beso leve, pero que lo estremeció por dentro.

–De verdad.

–¿Quién?

–No puedo decírtelo –contestó Ohm.

Estaban en la puerta y él podía oír el mar, y supo que ese era el momento.

–Al menos, hasta que te cases conmigo –añadió él.

Ohm no hincó la rodilla, pero sí sacó un estuche negro y a él se le encogió la garganta.

Entonces, lo abrió y él pudo ver la demostración de que no lo amaba. El anillo era impresionante, tenía un diamante tan grande que, si él hubiese agarrado una estrella del cielo, habría brillado con la misma intensidad. Entonces, en ese momento, supo que nunca le importaría como quería importarle porque no era el anillo que significaba tanto para él.

–¿No falta algo, Ohm?

Él sabía perfectamente a qué se refería.

–¿Sabes por qué la gente cree que soy un malnacido? Porque no digo lo que los demás quieren oír.

Era una pedida espantosa porque una lágrima enorme le cayó por la mejilla.

–Algunas veces, mentir un poco indica cierta deferencia.

–No en esto.

Si iban a ser sinceros, él le diría cuánto le dolía eso.

–A Maria le diste el anillo de tu madre.

–¡Y mira cómo acabó!

No podía entender que Fluke prefiriera el anillo maldito de su madre al diamante que había elegido con tanto cuidado.

–Tiré aquel anillo –siguió Ohm–. Era una maldición.

Fluke pensó que era tan frío que podía desprenderse de lo que era más valioso para su corazón. ¿Dónde acabarían él y su hijo?

Entonces, él dijo algo sincero.

–Haré cualquier cosa para que nuestro matrimonio salga bien. Leeré todos los libros para ser el mejor padre que pueda ser... –aun así, él seguía llorando–. Fluke... Créeme, es mejor para ti que no te ame.

Fluke dejó escapar un sollozo, pasó junto a él y fue apresuradamente a su cuarto. Quería gritar que era mejor que sí lo amara, pero se quedó con el corazón acelerado y el cuerpo todavía
vibrante por su contacto y su beso, detestando ese amor no correspondido mientras sabía que era el momento de dar un paso adelante.

Claro que se casarían. Ohm sería un padre maravilloso y también podría ser un matrimonio maravilloso aunque no lo amara porque sabía que sí lo quería. Se lo había demostrado ese mismo día, se había preocupado por él incluso cuando discutían, ni
siquiera había insinuado que su madre había muerto de parto. Era más considerado y justo que lo que él sabía y él sabía que lo amaba.

03- Deshonra y adoración Donde viven las historias. Descúbrelo ahora