capitulo 47

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Gema.

Me desperté temprano, más temprano de lo que suelo hacerlo. Chris seguía dormido, su respiración era suave y rítmica, lo que me hizo sonreír. No quise despertarlo, así que me levanté despacio, me dirigí al baño y dejé que el agua caliente me despejara un poco las ideas. Todo parecía estar tranquilo, pero tenía esa sensación en el pecho de que el día no sería tan sencillo como aparentaba.

Después de vestirme, bajé a la cocina y me puse a preparar el desayuno. No suelo cocinar, pero hoy sentí que podía hacerlo, como un gesto para Christopher. Mientras batía los huevos, tomé el teléfono y le envié un mensaje a Vlad:

"Buenos días. Espero que hayas dormido bien."

Era lo menos que podía hacer. A pesar de las discusiones y los problemas, él siempre estaba ahí para mí, al igual que Christopher, pero sabía que hoy sería un día complicado.

Minutos después, escuché pasos y sentí una presencia detrás de mí. Antes de que pudiera girarme, un par de brazos rodearon mi cintura y los labios de Christopher rozaron mi cuello.

—Buenos días, Chris —dije con una sonrisa, girándome para besarlo en los labios.

—Buenos días —respondió él con esa sonrisa encantadora—. ¿Sabes qué me prometiste anoche?

Por un segundo no entendí a qué se refería, hasta que lo vi con esos ojos llenos de intención. De repente, casi escupo el café que acababa de servir cuando recordé su petición. ¿De verdad lo recordaba? ¿Pensaba en serio que iba a darle un bebé? Me quedé sin palabras, tratando de pensar en una respuesta coherente, pero antes de que pudiera decir algo, la puerta de la cocina se abrió bruscamente.

Emma entró, llorando. Mis sentidos se pusieron en alerta de inmediato, preocupada por verla así.

—Emma, ¿qué sucede? —le pregunté, dejando todo lo que estaba haciendo para acercarme a ella.

Emma me miró con lágrimas en los ojos y me soltó la noticia que me dejó helada:

—Estoy embarazada, Gema. No sé qué hacer. No sé si Max quiere un bebé...

El silencio llenó la cocina. Las palabras de Emma me golpearon como un cubo de agua fría. Mi hermanita, la persona que siempre había protegido, ahora estaba a punto de convertirse en mamá. Dejé caer la cuchara que tenía en la mano, incapaz de procesar del todo la noticia. Mi cabeza daba vueltas.

Intenté mantener la calma mientras Emma sollozaba frente a mí, aunque por dentro todo en mí quería entrar en pánico también. Christopher se acercó y me dio un suave beso en la frente antes de murmurarme al oído, con esa sonrisa traviesa que no podía ocultar.

—yo también espero embarazarte pronto.

Me lanzó una mirada significativa antes de dirigirse al jardín, dejándonos solas. Intenté contener la risa nerviosa que amenazaba con salir de mí, pero ahora tenía que concentrarme en Emma.

Me acerqué y la abracé, pasándole una mano por la espalda mientras sus lágrimas continuaban. A pesar de la sorpresa, tenía que ser fuerte para ella, como siempre lo había sido.

—Emma, tranquila. Max te ama —dije con suavidad, acariciando su cabello—. Estoy segura de que cuando se lo digas, estará feliz. Además, sabes que voy a ayudarte en todo. No tienes por qué enfrentar esto sola.

Emma se apartó un poco, mirándome con los ojos enrojecidos y el ceño fruncido.

—¿Y papá? ¿Cómo crees que va a reaccionar? —preguntó con la voz rota, y comenzó a jalonearse el cabello, nerviosa.

Renacida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora