Capitulo 11

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Escucho la puerta del cuarto ser golpeada suavemente. Y juro que me enfadé demasiado con él.

—¿Mami? —. Distingo la voz de Rose fuera.

—Buenas noches, Colin, no te atrevas a hablarme—sentencié.

Acto seguido, me abrigo con un suéter y salgo del cuarto, encontrándome a Rose en pijamas, bastante dormida, pero tallando sus ojos para despertarse. Sonrío apenas al ver su cabello desordenado, cómo yo lo tengo en las mañanas.

—Rose, cariño, vamos a dormir, andando...

—¿Por qué Colin estaba gritando? ¿Pelearon, mami? Me despertó... el ruido... supongo— murmura muy dormida. Si pudiera, la cargaría, pero es tan grande que mi fuerza ya no es suficiente.
Acaricio su mejilla y tomo su mano para caminar hasta su cuarto.

—No peleamos— le aviso. —Colin estaba un poco molesto por algo, pero ya lo solucionamos...—murmuro. Ella se apresura en meterse en su cama, nuevamente. Aparto un par de almohadas y me recuesto del otro lado con ella.
Se acerca a mí apoyando su cabeza en mi pecho cómo cuándo era bebé.

Su cabello dorado me recuerda a cuándo era una bebé y se parecía tanto a mí. La miraba y.. era una copia mía de cuándo era una niña. Extraño que sea pequeña.
Y no porque ahora se parezca más a su padre que a mí, sino que cuando era pequeña era más fácil para mí. Suena egoísta, pero... ¿no somos todas las madres egoístas si se trata de que nuestros hijos no sufran?

—¿Por qué estaba molesto? —indaga segundos después.

Beso su cabeza.

—Estaba molesto porque... digamos que... Mhm...— tartamudeé. No sabía muy bien si decirle la verdad directamente o camuflarla un poco.
—Vio una foto de Lizzie cargando a tu hermano y... creo que se puso un poco celoso— le comento con tranquilidad. Ella me abraza con su bracito.

—¿Quién es Lizzie? —pregunta y suelto una risa pequeña. —Es tu amiga de la que Cosmo hablaba... ¿no? ¿La conozco? No la recuerdo, mami...

—Si. Bueno, la conociste cuándo eras muy pequeña por eso no la recuerdas, pero creo que tengo una foto de ustedes— intento recordar si todavía la tengo. Por algún lado debe estar.

—¿Puedo ver la foto?

—Déjame ver si la encuentro.

Busque en mi celular aquella fotografía que les había tomado una tarde, luego de grabar, Lizzie regresó conmigo y Rose todavía no aprendía a caminar, por lo que la cargó todo el tiempo. Y a ella realmente le agradaba estar con Lizzie.

—Lo siento, cariño, no la encuentro... —confieso.

Ella me mira y suspira.

—¿No tienes otra? Quiero ver quién es Lizzie...

—Podemos buscar si quieres— propongo sonriente y ella asiente. Entro a Google, y busco Elizabeth Olsen. Wow.
Tiene bastantes fotos... y hermosas.
¿Realmente le queda así un traje? ¡Joder qué envidia!

—Ella es— le doy mi teléfono un momento. Comienza a ver las fotos que salen en internet y desliza con su dedito. Yo también quedo admirada de sus fotografías.

—Wow... ¿Ella es tu amiga, mami? —consulta asombrada. —Es muy linda, mírala, mira ese vestido... —exclama encantada. Si, muy lindo el vestido... y los pechos de Lizzie. —¿Puedo tener un vestido cómo el de ella? Quiero que sea rosa, así, con lentejuelas, pero... sin ese abierto del pecho, me gustaría vuelos... ¿puedo tener vuelos ahí? Por favor— comienza a pedir un vestido cómo el de ella, con bastante entusiasmo.

—Eh... claro, cariño. Mañana podemos ver si encontramos uno así... —respondí y ella sonrió contenta. Continuamos mirando fotos de Lizzie.
Nunca pensé qué googlearía a Lizzie con Rose.

—¿De verdad es tu amiga? Es una súper estrella, mami, mira— me enseña otra vez. —Fue a muchas alfombras rojas, y es famosa, ¿cómo la conoces?

—Si, es mi amiga. Y es una súper estrella, cariño— aseguro. —La conocí en el trabajo, ya sabes, hace muchos años grabamos juntas y... nos llevamos realmente bien.

—¿De verdad? —. Le digo que si una vez más. —¿Y si la invitas? Quiero preguntarle sobre su ropa, es muy bonita, y quiero ese traje celeste, parece una princesa cómo Elsa de Frozen, esa tela parece hielo, mami.

Sonreí ante su emoción, evidente. Tampoco pensé que ella me pediría que la invite, y eso me causa tristeza porque Lizzie viajó en la tarde a Los Ángeles nuevamente.

—Podemos preguntarle, pero... ella no vive aquí, cariño. Tiene su casa en Los Ángeles, y me temo que ya regresó... —le aviso y borra su sonrisa. Me entrega mi celular un poco molesta. —Pero tal vez vuelva en algún momento y así podrás hacerle preguntas...

—Pero yo quiero que venga mañana... no es justo— frunce su ceño. —Cosmo salió con ella y yo no, es injusto.

—Cariño, estabas en clase, por eso no saliste con nosotros. No te molestes, podemos ver otra forma de que hables con ella ¿bueno? De todas maneras, ahora es hora de dormir—. Dejo mi celular de lado y apago la lámpara, para que cerrara sus ojos. Es un poco tarde.

Y si bien mañana no tienen clases, no se despertarán tarde, nunca lo hacen. Por lo que prefiero que duerman bien de noche.

—Okaaaaaay— susurra. —Está bien, mañana podemos... hacer FaceTime con ella, ¿me dejarás usar el iPad?

—Si, pero sólo si duermes, Rose.

—Ya estoy durmiendo— dice entre risas y se acomoda mejor. Comienzo a hacerle mimos en el cabello para que se relajara y pudiera conciliar el sueño.

—Lizzie luce amable, no entiendo porque Colin se enfadó— habla antes de dormirse.

Si, yo tampoco lo entiendo. Ni quiero hacerlo.

Rose demoró un poco en dormirse, pero lo hizo. Y yo me quedé en su cama, era muy grande como para que me vaya, decidí permitirme esta noche para quedarme con ella.

No soy de esas madres que estrictamente duerme separada de sus hijos. Pueden pedirme que duerma con ellos cada vez que quieran y lo saben, me gusta hacerles compañía. Aunque al único al que sí o sí debo hacer dormir es a Cosmo.
Todavía no puede dormirse sólo.

Lo importante es que ya va al baño sólo y eso... es lo mejor que le puede pasar a una madre, creo yo. Bueno, no tanto porque significa que está creciendo, pero ya no es tan dependiente de mí. Claro que lo es de todas maneras.

Criar a niños independientes es muy complicado, pero nada que no pueda lograr con mucha dedicación y amor. Intento enseñarles lo qué creo que es mejor para ellos. Y no me molesta las maneras en las que lo hago.
Por ejemplo, la televisión o el iPad.

Ellos saben que tienen sólo una hora por día de pantalla. Buscan un programa y lo ven juntos, siempre luego de ducharse en la tarde, comen snacks y juegan en el sofá.
No les quise prohibir las pantallas por completo porque no sería justo, pero no voy a permitirles el acceso a internet hasta que crezcan lo suficiente.

Hay niños que tienen 7 años y ya poseen un celular. Es totalmente incorrecto aquello. Rose sabe que no le compraré un celular al menos por estos años, pero su padre le regaló un iPad que lo utiliza a veces para jugar. Siempre superviso lo que ven de todas maneras. No puedo dejar que vean cualquier cosa.

Además, mucho tiempo frente a las pantallas hace muy mal. En cambio, Rose pasa su tiempo día a día entrenando en su club de fútbol, o en clases de guitarra, porque le ha empezado a entusiasmar eso de la música y realmente me alegra que lo haga.

Cosmo está obsesionado con los Legos y dibujar. Dibuja todo lo que ve o se le ocurre, y la verdad, estoy más tranquila sentada pintando con él, que haciendo otra cosa mientras él mira una pantalla. Adoramos jugar a las escondidas en el patio también, aunque él no sepa cómo jugar correctamente todavía.

Pasar tiempo con ellos es lo más lindo, además de qué significa que hago un buen trabajo. Intento ser una buena madre. Quiero que sean buenas personas, felices, y aprendan cosas realmente importantes para poder desenvolverse en la vida cuándo crezcan.

No Body, No CrimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora