Sigo congelada frente al avión. Manuel siguió para acomodar nuestras cosas y a los niños, pero siento que mi cuerpo no reacciona. Recibir ese mensaje de Alfonso me ha puesto el mundo al revés en cuestión de segundos. No sé por qué me sorprendo, pero es evidente que sigue teniendo el mismo poder sobre mi. Tienes un grave problema, Anahí.
No sé si contestarle o pretender que nunca vi el mensaje. Sigo parada frente al avión esperando calmarme un poco y que mi expresión facial se neutralice porque soy demasiado fácil de leer. Manuel se dará cuenta en seguida. Escucho como Manuel me llama.
- Manuel: "¿Any? Mi amor, ¿vas a venir?" Mientras me miraba confundido.
- Any: "Sí, sí, perdón. Es que de momento pensé que había olvidado algo en la sala de espera." Mentí.
Decidí borrar el mensaje de Alfonso. Si Manuel se llega a enterar que he tenido algún tipo de comunicación con él, sería un problema del cual tengo cero ganas de enfrentar. Manuel sabe absolutamente todo de lo que pasó con Alfonso así que sabe lo mucho que significó para mi.
El vuelo se me hizo eterno. Lo que se supone que fuera unas horas se sintó como días. Le di veinte vueltas al avión tratando de calmar la ansiedad. Jugaba con los niños, pero no podía concentrarme bien. Traté de comer, pero los nervios me quitaban el hambre. ¿Qué será eso sobre lo que necesita hablarme? Que puede ser tan importante como para escribirme así, de la nada, luego de tantos años.
- Manuel: "Mi amor, ¿estás bien? Te noto muy ansiosa. Perdí la cuenta de las veces que has ido al baño."
Mierda.
- Any: "Sí, todo perfecto. Es que parece que me cayó mal la comida, pero ya me siento mejor." Volví a mentir.
Esto no pinta muy bien. Siento la necesidad de esconderle las cosas a Manuel y eso nunca es buena señal.
Me senté en mi asiento y compuse una canción. En ese vuelo fue que nació la canción "Temblando" de mi disco Inesperado. Es básicamente el relato de la última conversación telefónica que tuve con Alfonso.
Llegamos a Texas tarde en la noche así que comimos algo liviano y nos fuimos a la habitación. Al otro día tendría que ensayar temprano porque el primer show del tour era en la noche. Parece un sueño.
Al otro día me levanto y lo primero que hago es buscar mi teléfono para ver si tengo algún mensaje. Ok, no puedo mentir, estaba buscando a ver si tenía algún mensaje de Alfonso. Nunca le contesté el que él me envió. No tenía nada en mi teléfono y sentí un poco de alivio, pero a la misma vez sentí más curiosidad. Entré en instagram a ver si él había actualizado sus historias. Quizás había compartido algo que me deje saber dónde está o qué hace. Tal vez de esa manera puedo obtener pistas de lo que le puede estar pasando y necesita hablar conmigo. No tenía nada.
En eso los niños se levantan y hacemos la rutina de todas las mañanas. Un poco diferente porque no estamos en casa, pero tratábamos de no alterarle su rutina mucho.
Iba de camino al ensayo con el agente de seguridad ya que Manuel se había quedado en el hotel con los niños para llevarlos a la alberca un rato y que disfrutaran porque iban a estar toda la noche en el estadio durante el concierto. Nos detuvimos en un lugar donde hacen jugos naturales y me compré un jugo de naranja con zanahoria y cúrcuma. Es buenísimo para el sistema inmunológico y la energía. Llegando al estadio, suena mi teléfono. Debe ser Manuel.
No, es un mensaje de texto.
"Anahí, porfavor." - Alfonso
Aquí vamos de nuevo. No creo que pueda seguir huyéndole. Alfonso es una persona persistente. Si no le contesto va a recurrir a otros medios y corro el riesgo de que alguien más se entere.
"En una hora estoy disponible. Me puedes llamar." Le contesté.
El quería verme, pero no estoy segura de querer verlo. No porque no quiera, si no porque no sé como vaya a reaccionar. Entré al camerino donde estaban los chavos, los saludé y comenzamos a prepararnos para ensayar. Dudé si contarle a Chris, pero decidí que no podía hacerlo. No todavía. Si le cuento a otras personas entonces estaría guardando un secreto del cual otra persona que no es mi esposo, sabría. Yo creo que no se ve muy bien. Así que decido no decir nada. Pasó la hora y escuché mi teléfono sonar. No lo tenía conmigo así que Maite, al notar que estaba sonando, me lo trajo.
-Maite: "Any, tu teléfono ha sonado dos veces ya. Aquí lo tienes."
Es él. ¿Maite habrá visto quién llamaba? Espero que no. Me quedo mirando el teléfono unos segundos para tratar de controlar mi nerviosismo y decido contestar.
- Any: "¿Bueno?"
- Alfonso: "Hola, Anahí."
Maldita sea. Su voz. Oigo su voz y puedo recordar todo de él. Su cara y sus expresiones faciales, su cuerpo tan trabajado y sus manos tan mías. ¿MÍAS?
- Any: "Hola." Dije cerrando los ojos y cubriéndome la cara con las manos. Si alguien me estaba mirando, se iba a dar cuenta de que algo raro pasaba.
- Alfonso: "Anahí, es que...necesito verte." Dijo así nada más.
- Any: "Alfonso, ¿de qué necesitas hablar?" Pregunté ignorando lo que dijo.
- Alfonso: "De ti, de mi. De nosotros."
¿Cómo dijo?
- Any: "Alfonso, ¿de qué hablas? Sabes muy bien que desde hace muchísimo tiempo no existe un nosotros."
- Alfonso: "Anahí, por favor. Te necesito."
Alfonso y sus "te necesito". En aquel tiempo un "te necesito" era lo único que necesitaba para derrumbar mi mundo frente a él. De bajarle la luna si me la pedía.
- Any: "Alfonso, no me hagas esto. Estamos casados y cada cual tiene su familia y su vida. Además, ha pasado tanto tiempo. No entiendo por qué quieres verme ahora."
- Alfonso: "Déjame verte como tú amigo entonces."
Este hombre no cambiaba. Siempre que quería algo insistía hasta lograrlo y por lo que veo, esto no será la excepción. Pero lo peor de todo, es que yo tampoco he cambiado. Igual que como hubiese hecho cuando estábamos juntos, después de unos segundos en silencio, cedí.
- Any: "Está bien. La semana que viene tenemos unos días libres. Creo que puedo hacer tiempo para ti. Te escribo tan pronto pueda para confirmarte. Adi.."
- Alfonso: "Espera..."
- Any: "Dime..."
- Alfonso: "Gracias." Dijo en un suspiro.
- Any: "No hay problema." Dije tratando de restarle importancia. "Alfonso... que no se entere nadie, porfavor. Adiós." Y colgué.
No sé cómo pude tener una conversación así con él. Me ganaban los nervios y las ganas de llorar. Quiero estar feliz por haber tenido comunicación con él aunque haya sido solo unos minutos, pero no, lo que me da es rabia. Me da rabia darme cuenta de que todavía veo el cielo en él. Que aún casada, con el que se supone que es el amor para el resto de mi vida, siento que necesito de él. Todos estos años que pasaron yo pensé que había logrado olvidarme de él...
Me bajaban las lágrimas lentamente por las mejillas. No puedo dejar que los chavos me vean así.
Voy al baño a lavarme la cara y regreso con los chavos para seguir ensayando. Manuel había quedado en venir 1 hora antes de que el show empezara para que así los niños no tuvieran que estar tanto tiempo esperando. Me fui a mi camerino para empezar a prepararme. Mientras me arreglaban el pelo y me maquillaban, revisé mi calendario y confirmé que tenía dos días libres la semana siguiente en Houston, que sería nuestra próxima parada. Manuel y los niños no iban a estar porque era tiempo de clases. Así que era la única manera en que podría encontrarme con Alfonso. Me siento como la peor esposa del mundo. ¿Cómo puedo estar haciéndole esto a Manuel? Estoy siendo egoísta. Pero es que quiero ser egoísta. Necesito ser egoísta. Para mi paz mental, necesito ver a Alfonso, hablar con él y ponerle fin a la historia que nunca tuvo fin. Es hora de cerrar esa puerta.
El concierto estuvo espectacular. La energía de los fans nos ayudó a calmar los nervios que sentimos al bajar en la plataforma flotante. Nos agarrabamos y nos apretábamos las manos tratando de contener la emoción de volver a estar juntos. Desde allá arriba veo tantos sombreros rosas, tantos uniformes de Rebelde, y lo más emocionante, tantas estrellitas en la frente. Esas estrellitas que simbolizan el inicio de esta mágica aventura para mi. Por eso es que siempre digo que yo siempre seré Mia Colucci. Me la llevo conmigo hasta el final.
El concierto acabó y nos fuimos a comer juntos para celebrar el inicio del tour. Compartimos todo lo que acabábamos de vivir e hicimos un brindis por lo que estaba por venir. Un tour lleno de muchísima emoción y amor.
Ya de regreso en el hotel, Manu estaba que no cabía de la emoción. El no podía creer que su mamá estaba en un escenario. Que tanta gente gritaba su nombre. Emiliano no pudo ver el concierto porque se quedó dormido, pero le enseñamos unos cuantos videos que Manuel grabó y se emocionó. Manuel se metió a bañar mientras yo dormía a los niños y decidí aprovechar y escribirle a Alfonso para confirmar nuestro encuentro.
"El martes te veo en el hotel Marriot de la ciudad de Houston a las 7pm. Cuando llegues, vas a subir a la habitación 908 sin decir nada ni dejarte ver. Por favor. Nadie se puede enterar."
Lo envié y se me aceleró el corazón. No podía creer lo que estaba haciendo.
Antes de acostarme a dormir borré mi conversación y las llamadas con Alfonso. No podía correrme el riesgo de que Manuel las viera.