No me alejes

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Al siguiente día nos levantamos a desayunar. Manuel estaba en su computadora trabajando y yo me fui a caminar con los niños. Ya en la noche se tendrían que regresar a México con Manuel. Cuando regresamos al hotel Manuel estaba sentado en el sofá haciéndo unas llamadas telefónicas. Saludó a los niños, me saludó con la mano y regresó a hacer sus llamadas. Realmente prefería que fuera de esta manera a que esté haciéndome preguntas que no quiero contestar o que cree falsas ilusiones conmigo. Los niños se fueron a jugar a la habitación de Manuel y yo me fuí a la mía para aprovechar y hablar con Poncho.
- Any: "Hola, mi amor. ¿Cómo estás?"
- Poncho: "Estoy bien, pero me haces mucha falta."
- Any: "Y tú a mi. Mañana salimos hacia Chicago. Estaremos en el hotel Four Seasons. Si quieres, puedes llegar de madrugada y te quedas conmi.."
- Manu: "Mamá. ¿Con quién hablas?" Manu me interrumpió.
Me puse demasiado nerviosa. No sabía qué hacer ni qué decir.
- Any: "Con un amigo, mi amor. Ve a jugar con Emi, ¿si?"
- Manu: "Entonces, si es un amigo, ¿por qué le dices "mi amor" y le dices que se quede contigo en el hotel?"
No puede ser.
- Any: "No, mi amor. Quizás lo confundiste cuando estaba hablando con tu papá. Ve a jugar. En un minuto voy contigo."
- Poncho: "Any, no te..."
- Any: "Poncho, hablamos más tarde. ¿Sí?" Interrumpí con un tono de tristeza y preocupación.
- Poncho: "No hagas eso, Any. Porfav..."
- Any: "Poncho... ahora no, porfavor. Hablamos más tarde." Y colgué.
Veo que Manuel se asoma por la puerta de su habitación y me mira.
- Manuel: "¿Qué pasó?"
- Any: "Nada, Manuel."
Me levanté con coraje del sofá. Siento coraje, tristeza y frustración conmigo misma.
Nada en el mundo me preparó para esto. La cara de confusión de Manu al preguntarme que con quién hablaba y a quién le decía "mi amor" me hizo sentir muy triste y confundida. Me hace sentir culpable por amar a otra a persona que no sea su papá. No quiero lastimar a mis hijos. No quiero.
Me fui a jugar con los niños un rato. Emiliano quería ver una película así que ordenamos unas palomitas y nos acostamos juntos a ver la película. Manuel se unió a nosotros unos minutos después. Mientras veíamos la película pensaba en lo que estaba sucediendo. Ahora mismo estamos los 4, como familia, compartiendo un momento que hace extremadamente feliz a mis hijos. Claro, no es lo que yo quisiera, pero en este momento, sólo puedo pensar en el bienestar de mis hijos. En su paz. Creo que debería desconectarme un rato para no tomar desiciones impulsivas. Al rato los niños se quedaron dormidos así que los dejé tomar una siesta antes de su vuelo a México. Manuel se fue a organizar su maleta y yo regresé a la sala y me senté en el sofa. Necesito pensar.
"Necesito pensar, Poncho. Me da mucho miedo lastimar a mis hijos. Hoy estuve muy cerca de hacerlo y me da terror solo de pensarlo. Lo siento mucho, pero necesito tiempo. Porfavor, no me llames. Mis hijos están aquí. Hablamos luego."- Any
Envié el mensaje con mucho dolor. Justo cuando pensaba que las cosas iban perfectamente bien, pasa esto. Mis hijos siempre van a ser mi prioridad, pero el amor que le tengo a Poncho es demasiado grande. De la misma manera que me da miedo lastimar a mis hijos, me da muchísimo miedo no tenerlo a él.
Ya a la noche estábamos preparando las maletas de los niños para su regreso y Poncho intentó llamarme varias veces, pero no podía contestar. Mucho menos con mis hijos aquí. Apagué mi teléfono y me dirigí al aeropuerto para despedirlos. Las despedidas siempre son duras, pero esta vez, me siento completamente sola. Por un lado pienso que estoy haciendo las cosas bien, pero por otro lado me siento destrozada. No existe la felicidad completa.
No quise encender mi teléfono porque sé que Poncho me llamará. Insistirá hasta que le conteste y no estoy lista para esa conversación.
A la mañana siguiente nos dirigíamos hacia el aeropuerto para tomar el vuelo hacia Chicago. Había pasado toda la noche llorando y no dormí casi nada así que me puse los lentes y un abrigo con gorro para que no me preguntaran nada. Traté de evadir a los chavos un rato, pero Maite se dió cuenta de que algo me pasaba. Me senté en un asiento retirada cerca de la puerta de embarque, pero vi cuando Maite caminaba hacia mi.
- Maite: "Any, ¿estás bien?" Se sentó a mi lado.
- Any: "¿La verdad? No. Estoy triste y siento que me estoy pegando con la misma pared repetidamente. Es mi culpa. Soy completamente responsable de cómo me siento porque es decisión mía, pero aún así no me deja de doler."
- Maite: "¿Pero de qué decisión hablas? ¿De separarte de Manuel?" Me preguntó sorprendida. "Any, ¿cambiaste de opinión?"
- Any: "Maite, que Dios me libre. No, no cambié de opinión. Ya las cosas con Manuel no son lo mismo. Hablo de Poncho. Ayer Manu nos escuchó hablando por teléfono y escuchó cuando le dije "mi amor" a Poncho. Estaba tan confundido, Mai. Se me partió el corazón. No quiero hacerles daño." Dije mientras me bajaban las lágrimas.
- Maite: "Any, no estás siendo justa contigo misma. Mira todo lo que has hecho, todo lo que ha cambiado a tu alrededor. Jamás te había visto tan feliz aún en medio del proceso con Manuel." Maite me agarra ambas manos. "Any... no lo alejes de tu vida. Veo tu mejor versión cuando lo tienes a él. No te rindas así de fácil."
- Any: "¿De verdad?" Maite asintió y me abrazó.
- Maite: "Lucha por su relación. Ser mamá y ser mujer son cosas completamente diferentes. A tus hijos nunca les faltará amor de tu parte y eso lo sabes, y lo sabemos muy bien." Me dijo aún abrazada. Las lágrimas me bajaban.
- Any: "No sé qué haría sin ti. Gracias por estar, Mai. De verdad."
Fui a lavarme la cara al baño para luego montarme en el avión con los chavos. Fue un vuelo tranquilo. Me senté junto a Christian y vimos películas. Dulce venía atrás de nosotras con Paco y Mapi, Maite con Andrés y Lía y Christopher con su novia.
Al llegar a Chicago me fui directo a la habitación. Estaba muy cansada y me sentía triste. Lo extraño mucho. Subí a la habitación y tratanto de abrir la puerta se me cayeron mis pertenencias. El día no iba a mi favor.
Lo que me faltaba.
Empiezo a recoger y mis cosas y veo como mi puerta se abre.
- Poncho: "¿Me dejas ayudarte?" Me dice con una pequeña sonrisa.
Tiene que ser un sueño o me lo estoy imaginando, pero esto no puede ser real.
- Any: "Poncho..."
Poncho termina de recoger mis cosas y me agarra la mano para entrar a la habitación.
- Any: "¿Cómo lo hiciste? ¿No te vio nadie, verdad?"
- Poncho: "Maite me ayudó. No me vio nadie, tranquila." Se acercó un poco más a mi. "Mi amor..." dijo mientras ponía sus manos en mis brazos.
- Any: "Poncho...yo no pued..."
- Poncho: "No, Any. Ya basta de darle vueltas. No voy a permitir que te alejes ni que me alejes. Eres todo lo que quiero. Sé que eres feliz conmigo; no te voy a dejar ir. No me lo pidas porque no lo voy a hacer. Lo siento. Estoy conciente de que las cosas no serán fáciles, pero yo no quiero algo fácil; yo te quiero a ti. No importa cuantos problemas nos encontremos, los quiero enfrentar junto a ti. A Manu y a Emi los voy a amar como si fueran mis hijos. Nunca voy a remplazar a su papá, pero siempre voy a estar presente para ellos para cuando me necesiten. Tenemos que darle tiempo al tiempo, mi amor. Las cosas no se resolverán de la noche a la mañana."
Las lágrimas comienzan a bajar por mis mejillas como cascadas. Yo tampoco quiero dejarlo ir. Es sólo que me siento impotente.
Me acerco y lo abarzo por la cintura mientras lloro en su pecho. Siento como me acaricia la cabeza. El tiempo siempre se detiene cuando estoy con él. Se separa un poco de mi y me agarra la cara con las dos manos mientras me limpia las lágrimas con sus pulgares.
- Poncho: "Te extrañé mucho, Any." Miró mis labios, regresó su mirada a mis ojos y me besó. Fue un beso dulcemente salado. Mis lágrimas se mezclaban con el sabor de sus labios. Me besaba tan dulcemente que me perdía.
- Any: "Yo tambíén te extrañé, mi amor." Dije entre beso. Nos besamos por unos minutos más y rompimos el beso poco a poco. Permanecimos con las frentes pegadas por unos segundos. Me separa un poco de su cuerpo para mirarme.
- Poncho: "¿Estás más tranquila?
- Any: "Siempre que te tengo a mi lado siento calma."
Poncho me abrazó y me besó la cabeza.
- Poncho: "No me alejes más, mi amor. Me estaba volviendo loco sin saber de ti."
- Any: "Perdóname. Estaba muy asustada. Cuando Manu nos escuchó hablar me pasaron mil cosas por la cabeza y me cerré, pero tienes razón. Tenemos que darle tiempo al tiempo para que las cosas se acomoden."
- Poncho: "¿Comiste algo?" Me pregunta colocando su mano en mi mejilla.
- Any: "La verdad es que no. No he tenido el mejor día y lo último que quería era comer."
- Poncho: "Princesa, estás trabajando mucho. Tienes que comer porque si no, te vas a enfermar y yo no voy a poder cuidarte cuando tengas show." Dice mientras me acariciaba la cara con su mano. Sonreí. Su atención y ternura me hace recordar que todo va a estar bien.
- Any: "Está bien, mi amor. Ordenemos algo."
Ordenamos servicio a la habitación y nos sentamos a comer en el sofá del balcón.
- Poncho: "¿Cómo te has sentido en estos días?" Me preguntó mientras acariciaba mi espalda.
Me removí un poco en el asiento mientras me limpiaba la boca al terminar de comer. Me recosté sobre su hombro y estiré mi mano para agarrar su mano que descansaba en mi muslo.
- Any: "No muy bien, pero ayer hablé con Maite y me ayudó mucho, Me tranquilizó." Dije mientras acariciaba su mano con mis dedos. "¿Te digo algo? Yo te iba a llamar. Luego de hablar con Maite me di cuenta de que no me sentía así de feliz desde que estábamos juntos años atrás. Es que...no sé... me haces sentir tantas cosas lindas, Poncho. Siento que no me importa nada cuando estás conmigo. Se me van todas las preocupaciones e inseguridades."
Poncho besó mi cabeza y jugaba con mis dedos.
- Poncho: "Por esa misma razón tenemos que defender lo nuestro. Debemos ser mucho más fuerte que cualquier cosa."
- Any: "Te amo tanto.." me enderecé y lo miré a los ojos. "Poncho... te amo como nunca he amado a nadie en esta vida."
Me acerqué y comencé un beso con la boca abierta para sentir sus labios completos al besarlo. Luego de jugar un rato con nuestros labios Poncho me cargó y me sentó en su regazo sin romper el beso. Sentía como me agarraba por la cintura fuertemente para que no me despegara. Siento desvanecer cuando me besa así. Unos minutos después, acabamos el beso con besos cortos y nos abrazamos.
- Any: "Te amo, mi amor."
- Poncho: "Yo más a ti, princesa."
- Any: "¿Nos bañamos juntos?"
- Poncho: Lo iba a hacer aunque no me preguntaras." Reímos.
En la bañera no pudimos evitar sentir fuego, pero era tarde, teníamos que descansar. Ya al terminar de bañarme, me adelanto para salir de la bañera primero y justo cuando abro la puerta de cristal, Poncho me agarra el brazo y me hala hacia donde él.
- Poncho: "¿A dónde crees que vas?" Sonrió y me besó pegándome completamente a su cuerpo, amarrándome con su brazo al rededor de mi espalda baja.
No necesité mucho para seguirle el juego. La suavidad de su piel junto a la mía me hizo enloquecer.
Enrede mis brazos al rededor de su cuello y nos besamos lentamente. Queriendo grabar cada rincón. Nos extrañamos tanto que no pudimos aguantar e hicimos el amor de la manera más lenta y precisa. Gloria.
Luego de salir nos vestimos y nos acostamos a ver televisión hasta quedarnos dormidos. Mañana temprano llamo a los niños para asegurarme de que están bien, pero el resto del día quiero disfrutármelo a él.

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