Cumple Kei

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Especial cumpleaños de Kei Tsukishima

Era un día normal para Kei Tsukishima. Como siempre, había pasado la mayor parte de la mañana en la universidad, y por la tarde tenía planeado reunirse con Yamaguchi para revisar algunas notas de clase. Lo que no sabía era que tú y sus amigos estaban conspirando en silencio para organizarle una fiesta sorpresa de cumpleaños, algo que sabías que no sería fácil, considerando lo perspicaz que era Tsuki.

Desde hacía semanas, habías estado planeando la fiesta. Sabías que a Kei no le gustaban las grandes celebraciones, ni mucho menos ser el centro de atención, pero querías que sintiera que su cumpleaños era especial, aunque de una manera que no lo incomodara. Decidiste mantener las cosas simples pero significativas, reuniendo a sus amigos más cercanos: Yamaguchi, Kuroo, Bokuto, y algunos compañeros de equipo de Karasuno. Habías hablado con ellos en secreto y todos se habían emocionado con la idea, aunque sabían que el verdadero reto sería mantenerlo en secreto hasta el último momento.

La tarde anterior, te reuniste con Yamaguchi y Kuroo en un café para afinar los detalles.

—¿Estás segura de que esto funcionará? —preguntó Yamaguchi con una sonrisa nerviosa—. Tsuki es... bueno, Tsuki. Nos va a pillar enseguida si somos demasiado obvios.

—No te preocupes —respondió Kuroo, confiado como siempre—. Solo tenemos que distraerlo lo suficiente. A mí me tocó el trabajo fácil. Lo entretendré con algún tema de voleibol para que ni siquiera piense en su cumpleaños.

—Exacto, Yamaguchi —dijiste, sonriendo—. Tú solo asegúrate de que no sospeche nada hasta que lo traigas a casa. ¡Yo me encargaré del resto!

Y así fue como comenzó la misión "Operación Fiesta Sorpresa". Habías decorado su departamento con colores neutros, sabiendo que no le gustaban los excesos, pero también asegurándote de que se sintiera acogedor y especial. Compraste una tarta personalizada con un diseño simple de un dinosaurio, algo que sabías que le sacaría una sonrisa discreta, porque, aunque nunca lo admitiera, tenía una pequeña fascinación por los dinosaurios.

Ese mismo día, cuando Kei estaba a punto de salir de la universidad, Kuroo se le acercó con una sonrisa que, para cualquiera, sería inofensiva, pero Tsuki conocía muy bien a Kuroo, y siempre sospechaba de su entusiasmo.

—Oye, Tsukki, ¿tienes algo que hacer ahora? —preguntó Kuroo, apoyándose casualmente en la puerta del aula.

—Tengo que estudiar con Yamaguchi —respondió Tsukishima, sin apartar la vista de su teléfono—. ¿Por qué lo preguntas?

—Nada, nada. Solo pensé que podríamos hablar un poco de estrategia. El campeonato está cerca, y tengo algunas ideas sobre cómo podemos mejorar tu bloqueo. ¿Qué dices?

Tsukishima lo miró de reojo, claramente con sospecha.

—¿De verdad? —preguntó en tono seco—. ¿Desde cuándo te importa mi bloqueo, Kuroo?

Kuroo soltó una risa nerviosa, rascándose la nuca.

—Bueno, siempre es bueno mejorar, ¿no? Además, siempre me gusta hablar con alguien que realmente entiende el juego como tú.

Tsukishima entrecerró los ojos, pero finalmente suspiró.

—Está bien, pero no tengo mucho tiempo. Yamaguchi me está esperando.

Mientras Kuroo y Tsuki caminaban hacia una cafetería cercana, Yamaguchi te enviaba un mensaje:

_"Ya salimos. Estaremos allí en 30 minutos. Asegúrate de que todo esté listo."_

Respiraste hondo y te giraste para ver a todos los demás invitados acomodándose en el lugar. Habías mantenido todo lo más sencillo posible, sin música estridente ni luces llamativas, sabiendo que a Tsuki le molestaría cualquier tipo de extravagancia. La tarta ya estaba sobre la mesa, y el ambiente era relajado, tal como querías que fuera.

Finalmente, después de lo que parecieron eternos minutos de espera, escuchaste las llaves girar en la puerta. Yamaguchi y Tsukishima entraron, y en cuanto Tsuki cruzó el umbral, todos saltaron desde sus escondites con una sola palabra:

—¡Sorpresa!

Kei Tsukishima se quedó inmóvil por un segundo, sus ojos recorriendo el lugar, claramente sorprendido. Lo primero que hizo fue mirarte a ti, con una mezcla de incredulidad y, aunque apenas perceptible, una ligera sonrisa.

—¿Una fiesta sorpresa? —preguntó con su tono habitual de indiferencia—. Debería haberlo sabido.

Yamaguchi se rió nerviosamente mientras Kuroo le daba una palmada en la espalda.

—¡Claro que no lo sabías! —dijo Kuroo, sonriendo ampliamente—. Mira esa cara de sorpresa, Tsukki. Apuesto a que no te lo esperabas.

Tsukishima soltó un suspiro, claramente un poco abrumado por la situación, pero a medida que todos se acercaban para saludarlo, notaste que sus hombros se relajaban un poco.

Te acercaste a él con una sonrisa cálida, ofreciéndole un pequeño regalo envuelto con cuidado.

—Feliz cumpleaños, Kei —dijiste en voz baja—. Quería que tuvieras algo especial hoy, aunque no te guste celebrar demasiado.

Kei te miró por un momento antes de tomar el regalo con una leve sonrisa. Se inclinó un poco hacia ti, y en un gesto sutil pero lleno de afecto, rozó su cabeza contra la tuya.

—Gracias, ______ —murmuró—. No esperaba esto... pero creo que está bien.

A lo largo de la noche, Tsukishima se mantuvo tranquilo, como era su costumbre, pero podías ver que, aunque trataba de ocultarlo, estaba disfrutando el tiempo con sus amigos. Incluso se permitió bromear con Kuroo y Bokuto, aunque siempre con su característico sarcasmo.

—¿Quién fue el genio que decidió poner un dinosaurio en la tarta? —preguntó mientras miraba la tarta con una pequeña sonrisa.

—¡Yo! —exclamó Bokuto, levantando la mano—. ¡Sabía que te encantaría!

Tsukishima solo rodó los ojos, pero había una leve sonrisa en sus labios.

Al final de la noche, cuando los demás comenzaron a irse, Tsuki se quedó sentado en el sofá, observando el lugar ya casi vacío. Te sentaste a su lado, mirándolo con curiosidad.

—¿Estás bien? —le preguntaste suavemente.

Él asintió lentamente, volviendo la vista hacia ti.

—No soy fan de este tipo de cosas... pero creo que hoy fue una excepción —dijo en voz baja—. Gracias por todo, ______. A veces pienso que sabes más de lo que debería gustarme.

Te reíste suavemente y apoyaste tu cabeza en su hombro.

—Con solo verte feliz, valió la pena todo el esfuerzo.

Kei sonrió, una de esas raras sonrisas que solo tú tenías el privilegio de ver, y se quedó en silencio contigo, disfrutando el final tranquilo de su cumpleaños sorpresa.

Haikyuu X TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora