Cumple Miyas

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Especial del cumpleaños de los gemelos Miya, muchas felicidades a nuestros queridos Atsumu y Osamu <3

El sonido de tu teléfono vibrando en la mesa de la cocina te sacó de tus pensamientos. Un mensaje de Atsumu iluminó la pantalla.

"¡Ya casi es nuestro día! ¡No te olvides de la fiesta esta noche, eh!"

Sonreíste al leer el mensaje. Siempre tan insistente, como si alguna vez fueras a olvidarte del cumpleaños de los gemelos. Habías planeado algo especial para ellos desde hace semanas, pero no se lo ibas a contar a Atsumu, claro. Querías sorprenderlo, y a Osamu también.

El día pasó rápido entre preparativos. Habías elegido un par de regalos cuidadosamente, algo relacionado con el voleibol para Atsumu y algo que sabías que haría feliz a Osamu para su restaurante. Cuando la noche cayó, ya estabas lista para ir a la casa de los gemelos, que compartían desde que Osamu se había graduado.

Cuando llegaste, escuchaste risas desde el jardín. Atsumu te vio primero, corriendo hacia ti con una sonrisa enorme, sus ojos brillando como siempre.

— ¡Eh, ya llegaste! — dijo, abriendo los brazos exageradamente, como si fuera a darte un gran abrazo. Pero en el último segundo, cambió de dirección y te despeinó el cabello. — Sabía que no te lo perderías.

— ¡Claro que no, tonto! — replicaste, empujándolo suavemente mientras te arreglabas el pelo.

Osamu, en su estilo más relajado, apareció detrás de Atsumu con una sonrisa tranquila.

— No le hagas caso, no sabe comportarse en su propio cumpleaños — bromeó.

— Como si tú fueras mucho mejor — le contestaste, recordando los muchos momentos en los que Osamu tampoco se quedaba atrás cuando se trataba de fastidiar a Atsumu.

Entraste en la casa y notaste que todo estaba decorado con luces y pancartas que decían "¡Feliz Cumpleaños, Atsumu y Osamu!". Los pocos amigos cercanos que habían invitado ya estaban allí, disfrutando de la música y la comida. Era un ambiente cálido y familiar, como siempre en las celebraciones con los Miya.

Después de un rato de charlar con los demás, sentiste que alguien te daba un toque en el hombro. Te giraste y viste a Atsumu con una sonrisa traviesa.

— Ven, quiero mostrarte algo — dijo, tomándote de la muñeca y llevándote hacia una de las habitaciones.

— Atsumu, ¿qué estás tramando? — preguntaste, un poco sospechosa.

— Nada, nada, solo quiero enseñarte algo — insistió, abriendo la puerta. Dentro, había un pequeño pastel con dos velas y, por alguna razón, una bola de voleibol junto a él. — Tadaaa. Pensé que te gustaría ayudarme con mi deseo de cumpleaños.

— ¿Y qué tiene que ver esto con una pelota de voleibol? — reíste, levantando una ceja.

— Todo. Quiero que hagas un saque conmigo, como los viejos tiempos — respondió, con esa sonrisa que siempre lograba convencerte de cualquier cosa.

Suspiraste, pero sonriendo.

— Está bien, pero más te vale que no me haga quedar mal frente a todos.

Ambos salieron al jardín, donde Osamu ya estaba esperando con una cámara en la mano.

— Atsumu quiere que hagas el saque de cumpleaños con él — te explicó Osamu, entre risas.

Te preparaste, sujetando la pelota mientras Atsumu se colocaba para recibirla. Sentiste un leve nerviosismo, pero también la diversión en el aire. Todos los demás habían salido a mirar, esperando el gran momento.

— ¡Venga, muéstrales de lo que eres capaz! — gritó Atsumu, dándote una señal.

Hiciste el saque con fuerza, tal como Atsumu te había enseñado tiempo atrás, y la pelota voló con precisión hacia él. Atsumu la recibió perfectamente, aunque hizo un pequeño gesto exagerado al tropezar y caer al suelo, provocando carcajadas de todos los presentes.

— ¡Qué drama! — gritaste, mientras Osamu lo filmaba todo.

Después de esa escena cómica, la noche continuó con risas, comida, y más juegos. Los regalos fueron entregados, y ambos gemelos quedaron encantados con lo que les habías preparado. Atsumu, como siempre, hizo un gran espectáculo al abrir su regalo, mientras Osamu lo hizo en silencio, pero con una sonrisa genuina.

Antes de que la noche terminara, te encontraste sentada en la terraza con los dos. Osamu se estiró y suspiró de contento.

— Gracias por hacer esto especial — dijo, mirando hacia el cielo. — Sabes que Atsumu es un idiota, pero... le haces bien.

— ¡Oye! — protestó Atsumu, lanzándole un cojín. Luego se volvió hacia ti. — Pero Osamu tiene razón. Siempre haces nuestros cumpleaños mejores.

Te sonrojaste un poco, encogiéndote de hombros.

— Es fácil cuando tienes a dos tontos tan divertidos en tu vida — bromeaste.

Los gemelos se rieron, y sentiste una calidez especial en ese momento. Sabías que, sin importar cuánto crecieran o cuán lejos llegaran, siempre serías parte de su vida, y eso era lo que realmente hacía todo tan especial.

— No nos imagino sin ti — murmuró Atsumu, en voz baja.

Y en ese momento, supiste que, para ellos, tú siempre serías mucho más que una simple amiga. Eras parte de su familia, su vida, y eso era el mejor regalo que ellos te habían dado sin siquiera saberlo.


Aaaaaaaah, los adoro tanto, una imagen más de estos 2 preciosos :3 

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