Una noche fresca y tranquila en la que los dos estaban compartiendo un té en la sala, Futakuchi parecía especialmente pensativo. Observaba la taza entre sus manos mientras tú, con curiosidad, te inclinabas hacia él.
—Kenji, estás muy callado —murmuraste con una sonrisa, intentando sonsacarle lo que fuera que le rondaba la cabeza.
Futakuchi soltó una leve risa y levantó la vista para mirarte.
—Es que... llevo un tiempo pensando en algo importante —admitió, entrelazando sus manos y mirándote con una sinceridad que solo él podía ofrecer.
Su expresión, por lo general despreocupada, estaba llena de ternura y cierto nerviosismo.
—¿Quieres... que intentemos tener un hijo? —soltó, y se inclinó hacia ti, acercándose solo lo suficiente como para que las palabras no se perdieran en el aire.
Le miraste, sorprendida, mientras sentías cómo una oleada de emociones te envolvía. Su deseo era tan genuino, tan inesperadamente delicado, que apenas podías responder.
—Sí, Kenji... Me encantaría —respondiste al final, mientras su sonrisa iluminaba su rostro al escucharte. Futakuchi te abrazó, lleno de cariño, y ambos compartieron una mirada que hablaba de todo lo que los esperaba.
Pasaron algunos meses desde esa conversación, en los que ambos se enfocaron en una rutina tranquila, disfrutando de los pequeños momentos juntos y de ese sentimiento especial de estar construyendo algo importante. Una mañana te despertaste sintiéndote inusualmente agotada y con una ligera náusea. Aunque intentaste ignorarlo, después de varios días en los que el malestar continuaba, decidiste hacerte una prueba de embarazo.
Cuando finalmente viste el resultado positivo en la prueba, tu corazón palpitaba de emoción. En lugar de correr y contárselo enseguida, quisiste preparar algo especial.
Decidiste darle la noticia en un lugar significativo para ambos: una colina que visitaban desde que comenzaron a salir, un sitio donde podían ver el amanecer en silencio. Aquella noche, le pediste que fueran juntos a la colina a ver el amanecer, como solían hacer al inicio de su relación. Él aceptó sin dudar, aunque claramente intrigado.
Llegaron temprano, y mientras los primeros rayos de sol aparecían en el horizonte, le entregaste una pequeña caja envuelta con mucho cariño. Futakuchi te miró con una mezcla de sorpresa y expectativa. Al abrir la caja, encontró un par de zapatitos de bebé, tan pequeños que parecían de juguete. Sus ojos se abrieron en un instante de asombro, y luego buscó tu mirada.
—¿Estás... estás diciendo que...? —preguntó, sin quitar los ojos de los zapatitos.
Asentiste, con una lágrima de emoción rodando por tu mejilla. En cuanto levantaste la mirada, él ya estaba abrazándote con una ternura que no mostraba tan a menudo. Te sostuvo por un momento, como si quisiera asegurarse de que ese instante era real.
—¡Voy a ser papá! —exclamó, sorprendido y emocionado—. No puedo creerlo... Gracias, amor. —Se separó un poco para mirarte a los ojos—. No sabes cuánto significa esto para mí.
El tiempo pasó, y Kenji no dejó de sorprenderte con su dedicación. Te acompañaba a cada cita médica, siempre buscando aprender y participar. Te consentía con tus antojos, aunque algunos fueran extraños, y estaba más atento a ti que nunca. Había cambiado: era más cariñoso, más protector y, sobre todo, más feliz.
Cuando llegó el momento de conocer a su hijo, Kenji se emocionó tanto que no pudo evitar que una lágrima cayera al sostener al pequeño por primera vez en sus brazos. Lo miró con una mezcla de amor y asombro, como si estuviera frente al logro más importante de su vida.
A partir de aquí ya no abra imágenes como esta, quise buscar de los próximos que tengo en mente publicar, pero ya no encontré de ellos :(
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Haikyuu X Tú
RomanceHistorias cortas sobre los personajes de Haikyuu ¿Cómo reaccionarían a una revelación de embarazo?