Osamu Miya

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Era una tarde fresca en el restaurante de Osamu, Onigiri Miya. El negocio iba bien, como de costumbre, y ya estaba acostumbrado a la rutina del día. Era meticuloso en su trabajo, siempre cuidando cada detalle, desde la calidad del arroz hasta el balance de sabores en cada onigiri que preparaba. Era su orgullo, su pasión. Pero ese día, su mente no estaba completamente en la cocina, sino en ti.


Habías estado actuando de manera un poco extraña durante las últimas semanas, más cansada, con ciertos antojos que lo hacían levantar una ceja. Pero no te había dicho nada; Osamu no era de los que se apresuraban a sacar conclusiones. Prefería observar y esperar el momento adecuado para preguntar.


Esa tarde, al terminar el día, cerró el restaurante como siempre, preparándose para pasar una noche tranquila contigo. Cuando llegó a casa, te encontró sentada en el sofá, con las luces tenues y una expresión nerviosa en el rostro.


-"¿Todo bien?" preguntó, dejando sus cosas a un lado y acercándose a ti con una ligera sonrisa. "Te ves pensativa."Lo miraste, sonriendo un poco, pero podías sentir cómo tu corazón latía con fuerza. "Sí... solo... estuve pensando mucho en cómo decirte algo."


Osamu frunció el ceño suavemente, pero se sentó a tu lado, colocando una mano en tu rodilla de manera reconfortante.

 -"¿Algo malo? ¿O es algo que debería preocuparme?"

Sacudiste la cabeza rápidamente, tomando una profunda respiración. "No, no es malo... pero es importante."Él te miró fijamente, sin decir nada, esperando pacientemente a que continuaras. Osamu siempre había sido el más calmado de los gemelos, el que sabía cuándo debía hablar y cuándo debía simplemente escuchar. Y este era uno de esos momentos en los que su intuición le decía que no interfiriera.Finalmente, después de lo que te parecieron siglos, lograste decirlo. "Estoy embarazada, Osamu."


Sus ojos se abrieron un poco más de lo habitual, y por un momento su expresión fue completamente indescifrable. No era la reacción explosiva que habías esperado, ni de alegría ni de sorpresa. En cambio, parecía que las palabras flotaban a su alrededor mientras intentaba procesarlas.


-"¿Embarazada?" repitió, como si el concepto fuera algo que nunca había imaginado para sí mismo. Siempre había estado tan centrado en su trabajo, en el restaurante, que la idea de ser padre no era algo en lo que hubiera pensado a menudo. Pero ahí estaba la realidad, justo frente a él.Asentiste, sin saber muy bien cómo interpretar su reacción. "Sí, vamos a tener un bebé..."


Osamu se quedó en silencio unos segundos más, sus ojos moviéndose de tu rostro a tu vientre, aún plano, pero ahora tan lleno de significado. Entonces, una sonrisa comenzó a formarse lentamente en sus labios, esa sonrisa tranquila y segura que tanto te gustaba. "Vaya... eso sí que es una sorpresa."Se inclinó hacia adelante y te tomó suavemente de las manos, su mirada completamente centrada en ti. "¿Hace cuánto lo sabes?"


-"Unas semanas..." admitiste. "Quería esperar el momento adecuado para decírtelo. Sé que el restaurante ha estado demandando mucho de tu tiempo y... bueno, quería estar segura de que era el momento correcto."Él te miró con una mezcla de ternura y comprensión. "Debiste decírmelo antes... No importa cuán ocupado esté, esto es más importante." Su voz era suave, pero llena de una convicción tranquila que siempre había sido una de sus características más atractivas.


Se acercó más y colocó una mano sobre tu vientre. "Un bebé..." murmuró, casi para sí mismo. "Voy a ser papá."Por un momento, ambos se quedaron en silencio, absorbiendo la realidad de la situación. Osamu, que siempre había sido el más práctico y sensato de los gemelos, estaba comenzando a comprender la magnitud del cambio que se avecinaba. Pero en lugar de mostrar preocupación, parecía más sereno de lo habitual.


-"Supongo que vamos a tener que hacer algunos ajustes, ¿no?" comentó con una sonrisa traviesa, esa que solía aparecer cuando estaba a punto de bromear. "Ya me veo enseñándole a nuestro hijo o hija a hacer los mejores onigiris del mundo. Claro que si le sale mejor que a Atsumu, va a ser mi orgullo más grande."


Te reíste suavemente, relajándote al ver que Osamu estaba tomando la noticia de una manera tan positiva. "¿De verdad piensas que va a cocinar mejor que tú?"-"Bueno, si tiene mi genética, claramente será un genio en la cocina." bromeó, pero luego volvió a ponerse serio, mirándote a los ojos. "Voy a estar aquí para ti, para el bebé. No importa lo que pase. Quiero que sepas eso."


Podías ver la sinceridad en sus ojos, y tu corazón se llenó de alivio. Sabías que Osamu siempre había sido confiable, pero escucharlo decir esas palabras te hizo sentir más segura que nunca. Él no era de los que hacían promesas a la ligera.-"Te amo, Osamu." susurraste, inclinándote para besarlo suavemente.


-"Yo también te amo," respondió él, envolviéndote en un abrazo cálido y firme. "Y ya amo a ese pequeñito o pequeñita también."

Extras:-Osamu no pudo evitar contarle la noticia a su gemelo, Atsumu, quien reaccionó de manera exagerada, como era de esperar, bromeando sobre cómo su sobrino o sobrina sería un prodigio del voleibol

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Extras:-Osamu no pudo evitar contarle la noticia a su gemelo, Atsumu, quien reaccionó de manera exagerada, como era de esperar, bromeando sobre cómo su sobrino o sobrina sería un prodigio del voleibol.


-En los días siguientes, Osamu comenzó a planificar todo, desde cómo equilibrar su tiempo entre el restaurante y la paternidad, hasta cómo haría el espacio para la nueva cuna en la casa.


-Aunque seguía siendo el hombre práctico y organizado que siempre había sido, comenzó a relajarse un poco más, permitiéndose disfrutar de los pequeños momentos, como cuando sentía una patada del bebé o cuando discutían posibles nombres.


-Ya tenía planes para enseñarle a su hijo o hija a cocinar, y se aseguraba de decirte que el restaurante sería un legado familiar.


-En el hospital, cuando finalmente vio a su bebé por primera vez, no dijo mucho, pero sus ojos hablaban más que cualquier palabra. El orgullo y el amor en su rostro eran evidentes, y no pudo evitar derramar algunas lágrimas mientras sostenía a su hijo en brazos.

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