Akaashi Keiji

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La lluvia caía suavemente fuera de la ventana, creando un ritmo relajante mientras tú y Akaashi estaban en la sala de su pequeño departamento. La tranquilidad de la tarde era algo que siempre habías disfrutado en su compañía; su presencia calmada y serena era justo lo que necesitabas después de un largo día.

Akaashi estaba sentado en el sofá, con su característica expresión serena y concentrada mientras hojeaba uno de sus libros de estrategia. Sus lentes descansaban sobre el puente de su nariz, lo que le daba un aire aún más serio y analítico. Siempre era así: organizado, metódico y extremadamente cuidadoso en todo lo que hacía, ya fuera dentro o fuera de la cancha.

Pero hoy era diferente. Hoy tenías que decirle algo que sabías que cambiaría el rumbo de sus vidas para siempre.

Te sentaste a su lado, notando que él enseguida te miró con ese suave destello de interés en sus ojos. Era increíble cómo, sin muchas palabras, Akaashi siempre podía transmitir su apoyo y disposición a escucharte.

—Keiji, necesito hablar contigo sobre algo importante —dijiste, con un nudo formándose en tu garganta, aunque tratabas de mantener la calma.

Akaashi dejó a un lado su libro, colocándolo cuidadosamente en la mesa frente a él, y se volvió hacia ti por completo. Su mirada tranquila te hacía sentir que cualquier cosa que fueras a decirle, él lo recibiría con la mente abierta, preparado para entenderlo y apoyarte.

—Dime, ¿qué ocurre? —preguntó con su voz suave y calmada, que siempre lograba hacer que te relajaras.

Respiraste hondo, tratando de mantener el control de tus emociones. Sabías que esto lo sorprendería, pero también confiabas en que Akaashi, siendo quien era, lo manejaría con la madurez y la serenidad que siempre demostraba.

—Estoy embarazada —dijiste finalmente, observando atentamente su reacción.

Por un segundo, viste cómo sus ojos se agrandaban ligeramente. Akaashi era bueno ocultando sus emociones, pero en ese pequeño gesto podías ver la sorpresa que sentía. Sin embargo, después de unos segundos, su rostro volvió a esa calma característica. Respiró hondo, y notaste cómo sus labios formaban una suave sonrisa, una que solo tú tenías el privilegio de ver.

—Eso... es una gran noticia —dijo con suavidad, tomando tu mano entre las suyas con una ternura que pocas veces demostraba abiertamente—. ¿Cómo te sientes con esto?

Akaashi no solo estaba procesando la noticia, sino que inmediatamente se preocupaba por cómo te sentías tú. Era típico de él pensar primero en los demás, en cómo afectaba todo a las personas que amaba. Sabías que detrás de su calma habitual, también estaba empezando a visualizar todo lo que implicaba este nuevo capítulo.

—Me siento nerviosa... emocionada, pero asustada también —admitiste.

Él asintió con comprensión, su mano apretando suavemente la tuya para tranquilizarte.

—Es normal sentirse así. Pero no te preocupes, lo afrontaremos juntos, paso a paso —dijo con esa voz baja y firme que siempre lograba calmar tus nervios.

Durante las semanas siguientes, Akaashi se tomó su nuevo rol con la misma diligencia y dedicación con la que abordaba todo en su vida. Aunque no era alguien que se dejara llevar por grandes gestos emocionales, su manera de demostrar que estaba emocionado era sutil, pero significativa. Comenzó a investigar sobre los mejores cuidados durante el embarazo, revisaba libros sobre paternidad y te acompañaba a todas las citas médicas, tomando notas mentales de cada pequeño detalle importante.

Sabías que Akaashi, con su inteligencia y su paciencia infinita, sería un padre increíble. Aunque no era alguien que mostrara grandes emociones, el hecho de que siempre estuviera a tu lado, dispuesto a afrontar lo que fuera, te hacía sentir segura y emocionada por la nueva vida que estaban por comenzar juntos.

 Aunque no era alguien que mostrara grandes emociones, el hecho de que siempre estuviera a tu lado, dispuesto a afrontar lo que fuera, te hacía sentir segura y emocionada por la nueva vida que estaban por comenzar juntos

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Extras:

-Akaashi, siendo tan meticuloso como es, empieza a planificar todo: desde la habitación del bebé hasta los aspectos más pequeños como qué libros deberían leer juntos para prepararse.

-Aunque es reservado en cuanto a sus emociones, puedes notar su emoción en los pequeños gestos, como cuando te trae un libro sobre paternidad o te pregunta cómo te sientes a lo largo del día.

-Cuando el embarazo avanza, Akaashi se vuelve aún más protector de lo habitual, asegurándose de que no te sobrecargues de trabajo o estrés. Su forma de cuidarte es discreta, pero siempre está atento.

-Al final del día, siempre se sienta contigo a hablar sobre lo que vendrá, mostrándote su apoyo con palabras suaves y acciones silenciosas.

-Cuando llega el momento del nacimiento, Akaashi está a tu lado en todo momento, ofreciéndote su calma y su firmeza. Aunque no diga mucho, su presencia es reconfortante y constante.


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