Era una tarde lluviosa en Miyagi. Los entrenamientos habían sido agotadores, y Kei Tsukishima caminaba a tu lado, como siempre, con su habitual semblante tranquilo y un poco distante. Ambos sostenían paraguas mientras caminaban por las calles mojadas en dirección a su casa. A pesar de su actitud fría, sabías que en su interior siempre había una calidez reservada solo para ti, aunque nunca lo admitiera abiertamente. Hoy tenías algo importante que decirle, algo que cambiaría sus vidas para siempre, y estabas buscando el momento perfecto.
Mientras caminaban en silencio, tu mente repasaba todas las posibles maneras de cómo podrías darle la noticia, pero con Tsukishima, sabías que sorprenderlo no sería fácil. Era inteligente y calculador, y lo último que querías era que él se diera cuenta antes de que pudieras decírselo de manera especial. Así que decidiste que, a pesar de su personalidad, lo mejor sería ir directamente al punto.
De pronto, te detuviste, bajando ligeramente tu paraguas, lo que hizo que Tsukishima frunciera el ceño y se detuviera también.
—¿Qué pasa? —preguntó, mirándote con su típica expresión de impaciencia mezclada con curiosidad.
Sabías que no podías dar más rodeos, así que te armaste de valor.
—Kei... —comenzaste, mirándolo directamente a los ojos, mientras el ruido de la lluvia sobre los paraguas hacía que el momento fuera aún más íntimo—. Tengo algo importante que decirte.
Tsukishima levantó una ceja, claramente intrigado, pero al mismo tiempo mostrando su usual actitud de desdén. Sin embargo, sabías que por dentro te estaba prestando atención, esperando lo que vendría.
—¿Algo importante, eh? —dijo en tono escéptico, inclinando un poco la cabeza—. ¿Vas a decirme que perdiste el partido de adivinanzas que jugamos anoche?
Suspiraste y rodaste los ojos, sonriendo ligeramente. Claro, en un momento como este, Tsukishima tenía que ser sarcástico. Pero no dejaste que te desviara de lo que ibas a decir.
—No, Kei. Es algo más importante que eso. Mucho más importante, de hecho. —Bajaste el paraguas por completo, dejando que la lluvia cayera suavemente sobre ti, haciendo que el momento fuera aún más dramático.
—Vas a enfermarte si sigues así —dijo Tsukishima, sin entender del todo por qué habías bajado el paraguas. Pero entonces, sus ojos se encontraron con los tuyos, y supo que estabas hablando en serio.
—Kei, voy a tener un bebé. Vamos a ser padres.
El silencio entre ustedes dos fue ensordecedor, solo roto por el sonido constante de la lluvia. Tsukishima se quedó completamente quieto, su expresión impenetrable mientras procesaba lo que acababas de decir. Sus ojos, generalmente llenos de esa frialdad calculada, mostraron por un breve momento una chispa de sorpresa, algo que raramente sucedía.
—¿Qué dijiste? —preguntó finalmente, su tono más bajo de lo habitual, como si necesitara escuchar la confirmación una vez más.
—Voy a tener un bebé, Kei. Vamos a ser padres —repetiste con una sonrisa nerviosa, esperando su reacción.
Tsukishima no dijo nada durante lo que parecieron eternos segundos. Su mirada se mantuvo fija en ti, pero había algo diferente en sus ojos esta vez. Finalmente, después de lo que te pareció una eternidad, suspiró y levantó su propio paraguas para cubrirte de nuevo, asegurándose de que no te mojaras más.
—No puedes simplemente decir algo así en medio de la lluvia como si fuera una conversación casual —dijo con una leve sonrisa sarcástica, pero había un matiz de emoción en su voz que rara vez mostraba.
Te reíste suavemente, aliviada por su respuesta, aunque sabías que, en su interior, estaba procesando lo que acababa de escuchar. Sin embargo, en lugar de mostrar una gran emoción, como lo haría alguien más, Tsukishima optó por su característico sarcasmo y racionalidad.
—¿De verdad? —preguntó en tono serio, aunque esta vez podías notar un ligero temblor en su voz—. ¿Un bebé? ¿Nosotros?
Asentiste con una sonrisa.
—Sí, Kei. Un bebé. Y antes de que digas algo, no, no fue una broma.
Tsukishima soltó un suspiro, y luego hizo algo que te tomó completamente por sorpresa. Extendió una mano hacia tu rostro y, con una ternura que rara vez mostraba, apartó un mechón de cabello mojado de tu cara, mirándote con una suavidad que solo tú podías ver.
—Bueno, supongo que esto es algo grande —dijo en tono bajo, pero con una leve sonrisa—. No voy a pretender que sé cómo ser padre... pero si tú estás conmigo, creo que lo lograré.
Sus palabras fueron simples, pero viniendo de alguien como Tsukishima, significaban mucho. Sabías que detrás de esa fachada fría y sarcástica, se estaba preparando mentalmente para el desafío más grande de su vida: ser padre.
Extras:
-Aunque no lo demostraba abiertamente, Tsukishima se preocupaba mucho por ti durante el embarazo, asegurándose de que no hicieras esfuerzos innecesarios.
-Solía leer en silencio libros sobre paternidad, aunque nunca admitía que lo hacía por interés. Decía que simplemente "pasaba por ahí".
-Aunque no lo mostraba mucho en público, en privado siempre te aseguraba que estaría a tu lado en cada paso del proceso, desde las citas médicas hasta las noches en vela cuidando del bebé.
-A menudo se burlaba ligeramente del hecho de que el bebé podría salir tan alto como él, pero siempre con una sonrisa pequeña en su rostro.
-Cuando nació el bebé, aunque mantuvo su usual compostura, sabías que estaba profundamente conmovido. Sostuvo al bebé con mucho cuidado, como si tuviera miedo de romper algo tan frágil, pero su mirada mostraba un amor incondicional que pocas veces dejaba ver.
-A lo largo del tiempo, Tsukishima fue desarrollando un vínculo muy especial con su hijo, enseñándole a ser observador y racional, pero siempre con un toque de amor que solo él sabía expresar.
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Haikyuu X Tú
RomanceHistorias cortas sobre los personajes de Haikyuu ¿Cómo reaccionarían a una revelación de embarazo?