Tetsurō Kuroo

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Era una noche tranquila en casa, el sonido de la lluvia suave golpeando las ventanas creaba el ambiente perfecto para una velada acogedora. Tú y Kuroo estaban en el sofá, acurrucados bajo una manta, viendo una de esas películas de ciencia que tanto le gustaban. Él, con su típico aire despreocupado, mantenía una mano en tu hombro mientras hablaba apasionadamente sobre algún experimento que había leído recientemente.

-¿Sabías que las células nerviosas en realidad nunca se regeneran? -dijo con esa sonrisa astuta que le caracterizaba.

Tú sonreíste, asintiendo suavemente, aunque en realidad tu mente estaba muy lejos de las células nerviosas. Habías estado pensando toda la semana en cómo decirle a Kuroo que estabas embarazada. Sabías que su manera de tomarse la vida, siempre con una mezcla de humor e inteligencia, haría cualquier momento inolvidable, pero querías encontrar la forma correcta de dárselo a conocer.

Mientras él hablaba, te acomodaste un poco en el sofá y dejaste que tu mano descansara sobre tu vientre, todavía plano. Los nervios te invadían y, sin darte cuenta, comenzaste a morderte el labio, un hábito que Kuroo conocía muy bien.

-¿Estás bien, ____? -preguntó, bajando el volumen de la película y girándose para mirarte a los ojos, su expresión volviéndose más seria-. Parece que tienes algo en mente.

Tu corazón comenzó a latir más rápido. No había escapatoria, era el momento. Tomaste una profunda respiración y, con una sonrisa nerviosa, decidiste que lo mejor sería ser directa.

-Kuroo... hay algo que he querido decirte desde hace un tiempo. Es importante -dijiste, sintiendo cómo los nervios se apoderaban de ti.

Él frunció el ceño por un segundo, pero luego esbozó una pequeña sonrisa, como si intentara aligerar el ambiente.

-¿Qué pasa? ¿Te preocupan las células nerviosas? Porque puedo explicártelo mejor si quieres, ya sabes que soy bueno con este tipo de cosas.

Te reíste, a pesar de los nervios. Era tan Kuroo intentar hacer una broma para tranquilizarte. Pero esta vez, necesitabas que él entendiera la seriedad de la situación.

-No, Kuroo, es algo... mucho más grande que eso -dijiste, tomando su mano y colocándola suavemente sobre tu vientre-. Kuroo... vamos a ser padres.

El silencio que siguió fue tan largo que por un momento te preocupaste. Los ojos de Kuroo se ensancharon, su expresión cambió lentamente de la sorpresa a una mezcla de incredulidad y emoción. Estaba completamente inmóvil, algo que no veías a menudo en él, siempre tan enérgico y confiado.

-¿Qué...? -comenzó a decir, pero luego se detuvo. Se llevó la mano a la boca y te miró fijamente, como si quisiera asegurarse de que no era una broma-. ¿Estás hablando en serio? -preguntó, con una sonrisa que empezaba a asomarse en sus labios.

Asentiste, con lágrimas en los ojos, pero una sonrisa radiante en tu rostro. Kuroo, por primera vez en mucho tiempo, parecía no tener palabras. Y entonces, de repente, dejó escapar una risa suave.

-¡_____...! ¡Vamos a ser padres! -dijo, y la risa se convirtió en una carcajada de pura felicidad.

Te abrazó con fuerza, enterrando su rostro en tu cuello mientras reía y murmuraba palabras que no podías entender del todo. Cuando finalmente se apartó un poco, su sonrisa era más amplia que nunca.

-¿Sabes lo que esto significa? -dijo, su tono lleno de entusiasmo-. ¡Voy a tener mi propio equipo en casa! Empezaré a enseñarle sobre ciencia, y sobre voleibol, y tal vez lo llevemos a Nekoma, aunque no sé si el entrenador estará listo para otro Kuroo en la cancha.

-¿Ya estás pensando en todo eso? -le preguntaste riendo, conmovida por su emoción.

-¡Claro que sí! -dijo, poniéndose de pie de un salto-. ¡Esto es lo mejor que me ha pasado en la vida! -Corrió hacia la cocina y, sin previo aviso, abrió la nevera para sacar una botella de agua, levantándola como si fuera champán-. ¡Por nosotros! ¡Por nuestra pequeña o pequeño futuro jugador estrella y genio en potencia! -gritó, mientras tú te reías de su comportamiento exagerado.

Se acercó de nuevo a ti, se arrodilló y miró tu vientre con una expresión más suave esta vez.

-Voy a ser el mejor papá, lo prometo. No sé si sabré hacerlo bien, pero aprenderé, igual que lo hice con todo lo demás. -Luego te miró, su rostro lleno de ternura-. Y gracias, de verdad, por darme esta oportunidad de formar una familia contigo.

 Y gracias, de verdad, por darme esta oportunidad de formar una familia contigo

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Extras:

-Desde el momento en que lo supo, Kuroo se dedicó a investigar todo lo relacionado con el embarazo, ¡e incluso te dio una presentación sobre los cambios en el cuerpo humano durante la gestación!

-Kuroo insistía en hablarle al bebé sobre ciencia antes de dormir, asegurando que "se le pegaría algo desde temprano".

-Cada vez que ibas a una consulta médica, Kuroo llevaba una libreta para tomar notas sobre el desarrollo del bebé y hacía preguntas como si estuviera en una conferencia.

-Cuando nació su hija, Kuroo se quedó en silencio por unos segundos al verla, pero luego rompió en lágrimas, sosteniéndola con cuidado, como si fuera lo más precioso que había tenido en sus brazos.

-Siempre dice que su hija tiene que aprender a tener una combinación perfecta de inteligencia y habilidades deportivas, porque "el mundo necesita más Kuroo".

Haikyuu X TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora