A kiss | F.JessexPetra

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Petra se encontraba en la cima de una colina, observando el horizonte. El viento soplaba suavemente, moviendo algunos mechones de su cabello mientras ella se concentraba en afilar su espada. Acababan de regresar de una misión peligrosa, y aunque el peligro había pasado, su mente no dejaba de correr en círculos. El resto del grupo estaba abajo, celebrando en el campamento, pero Petra, como siempre, prefería un momento de tranquilidad.

Los últimos días habían sido intensos, no solo por la misión, sino también por todo lo que estaba sucediendo dentro de su cabeza. Había algo que no podía dejar de pensar, una chispa que se había encendido de manera inesperada. Era algo nuevo para ella, algo que no había anticipado, y no tenía muy claro cómo lidiar con ello.

Había sido durante la celebración de la victoria. Jesse, su mejor amiga y la persona con la que siempre podía contar, había estado tan alegre y despreocupada. Todos reían, cantaban y brindaban por la última aventura, y en algún momento, después de algunas bromas y risas, ocurrió.

Un beso.

Petra nunca había pensado en besar a Jesse, ni a ninguna chica, en realidad. Siempre había sido una luchadora, una guerrera solitaria que prefería concentrarse en perfeccionar su técnica y proteger a los demás. Pero ese beso había sido suave, lleno de una curiosidad que ella no sabía que tenía.

Todo había pasado tan rápido que apenas tuvo tiempo de procesarlo. Jesse, riendo por una broma, se inclinó hacia Petra, y en medio de la diversión y la emoción del momento, sus labios se encontraron. Fue breve, dulce, y sobre todo, inesperado. Pero lo que más la sorprendió fue cómo se sintió al respecto. No fue incómodo, ni forzado. Al contrario, fue algo que encendió algo dentro de ella que nunca antes había considerado.

"¿Qué acaba de pasar? ,se había preguntado a sí misma cuando Jesse se apartó con una sonrisa, sin darle demasiada importancia al asunto."

Ahora, sentada en la colina, Petra no podía dejar de pensar en ese momento. No estaba molesta, pero tampoco sabía cómo interpretar lo que sentía. ¿Había disfrutado del beso? ¿Era solo la emoción de la victoria lo que lo había hecho sentir bien? ¿O había algo más?

Levantó la mirada hacia el cielo, exhalando lentamente mientras intentaba despejar sus pensamientos. A lo lejos, las voces del campamento seguían resonando, pero ella necesitaba estar sola. Necesitaba tiempo para entender qué significaba todo esto.

—¿Petra? —La voz de Jesse rompió el silencio.

Petra se giró rápidamente, un poco sobresaltada. Jesse subía la colina con paso tranquilo, y cuando llegó a su lado, se sentó junto a ella, mirando hacia el horizonte. Parecía relajada, como si no estuviera al tanto del torbellino de pensamientos que había en la cabeza de Petra.

—Te he estado buscando —dijo Jesse, sonriendo de esa manera despreocupada que siempre la caracterizaba—. Estas muy callada hoy. ¿Todo bien?

Petra tragó saliva, sintiendo un nudo en el estómago. Podía manejar monstruos, combates cuerpo a cuerpo y situaciones de vida o muerte, pero enfrentar este tipo de conversación se sentía extrañamente más difícil.

—Sí, todo bien —respondió Petra, esforzándose por sonar casual mientras afilaba su espada como una excusa para no mirarla directamente—. Solo necesitaba un poco de aire.

Jesse inclinó la cabeza hacia un lado, observándola con curiosidad. Siempre había sido buena para notar cuando algo no andaba bien.

—¿Estás segura? —preguntó con suavidad—. Has estado rara desde... bueno, ya sabes.

Petra soltó un suspiro pesado. Claro que Jesse se había dado cuenta. No era como si pudiera simplemente ignorar lo que había pasado.

—Acerca de eso... —empezó Petra, finalmente guardando su espada y girándose para mirar a Jesse a los ojos—. El beso. Fue... diferente.

Jesse parpadeó, claramente sin esperar que Petra lo mencionara de manera tan directa. Se mordió el labio, como si estuviera tratando de encontrar las palabras correctas.

—Oh... sí, eso —dijo con una risa nerviosa—. No fue gran cosa, ¿verdad? Solo... el momento.

Petra frunció el ceño ligeramente. No estaba segura de cómo quería que Jesse lo interpretara, pero sabía que no quería que lo descartara como "solo el momento". Había sido más que eso para ella, aunque todavía no sabía por qué.

—No sé, Jesse —dijo Petra con sinceridad—. Fue... inesperado, pero no estuvo mal. En realidad, fue... bueno, agradable.

Jesse se quedó en silencio por un momento, procesando lo que Petra había dicho. Sus mejillas se sonrojaron ligeramente, algo que Petra rara vez veía en su amiga. Después de un breve silencio, Jesse se aclaró la garganta.

—Tampoco estuvo mal para mí —admitió Jesse finalmente—. No lo pensé demasiado en ese momento, pero... ahora que lo mencionas, también me dejó pensando.

Petra sintió cómo una extraña mezcla de alivio y nerviosismo se apoderaba de ella. No estaba sola en esto. Jesse también lo había sentido.

—¿Y qué significa eso? —preguntó Petra, con la voz un poco más suave.

Jesse se encogió de hombros, mirando hacia el horizonte una vez más.

—No lo sé, pero supongo que no tiene que significar algo complicado. A veces, las cosas simplemente... pasan —dijo Jesse, sonriendo de manera comprensiva.

Petra asintió, reflexionando sobre sus palabras. Tal vez no necesitaba tener todas las respuestas de inmediato. A veces, lo inesperado no tenía que ser definido tan rápidamente. El beso había sido algo nuevo, algo que despertó una curiosidad dentro de ella que no sabía que existía, pero también sabía que no tenía que apresurarse a etiquetarlo.

—Supongo que tienes razón —dijo finalmente Petra—. Fue diferente, pero no malo. Creo que podemos dejarlo en eso por ahora.

Jesse sonrió, y la tensión que había entre ellas pareció desvanecerse. Todo volvía a sentirse más fácil, más natural. Eran amigas, y eso era lo más importante.

—De acuerdo —dijo Jesse, poniéndose de pie y ofreciéndole la mano a Petra—. Vamos, el campamento no es lo mismo sin ti. Y prometo no más besos por sorpresa. A menos que quieras, claro.

Petra soltó una carcajada, tomando la mano de Jesse y poniéndose de pie.

—Eres imposible, Jesse —dijo con una sonrisa.

Juntas, comenzaron a bajar la colina, dejando atrás el momento de incertidumbre y volviendo a la normalidad, sabiendo que, aunque las cosas podían ser inesperadas y nuevas, su amistad siempre encontraría la manera de salir adelante.

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Libro de Oneshot's | MCSM | Solicitudes abiertasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora