Just the two of us | F.JessexPetra

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El instituto Redstone High parecía tranquilo desde fuera, pero hoy, dentro de sus muros, la paz era solo una fachada. El sol apenas asomaba en el horizonte, proyectando sombras largas a lo largo de los pasillos vacíos. Petra caminaba con calma, su chaqueta rozando los casilleros mientras avanzaba. Su mirada fría y calculadora escaneaba cada rincón, sabiendo que hoy era el día en que todo terminaría.

Jesse era suyo, y nadie más lo tendría. No después de lo que había hecho.

El primer "accidente" había sido el más difícil, no porque sintiera culpa, sino porque necesitaba asegurarse de que todo pareciera un simple error. Axel, su compañero de toda la vida, solía ser confiado y protector con Jesse. Siempre bromeaba, haciendo que Jesse sonriera, y eso... eso era inaceptable.

Axel nunca vio venir el golpe. Un simple empujón en el pasillo superior mientras Jesse estaba distraída hablando con Olivia. La caída por las escaleras fue rápida, pero el sonido de su cuerpo golpeando el suelo hizo eco en los oídos de Petra. Nadie sospechó de ella, todos pensaron que había sido un accidente. Petra, incluso, se arrodilló junto a Axel, fingiendo angustia mientras en su mente solo podía pensar en una cosa: Uno menos.

Pero eso solo fue el comienzo.

Olivia, siempre la más inteligente, siempre tan cercana a Jesse. Hacían proyectos juntas, discutían ideas en las que Petra nunca participaba. Esa cercanía despertaba una furia insaciable en Petra. Sabía que tenía que actuar antes de que Olivia sospechara algo, antes de que empezara a hacer preguntas.

El laboratorio de química fue su escenario. Sabía que Olivia siempre llegaba temprano a clase para organizar el equipo y repasar sus notas. Petra aprovechó esa rutina, cambiando discretamente la etiqueta de uno de los frascos de productos químicos. Lo que debía ser un simple compuesto inofensivo, terminó siendo algo explosivo.

La detonación fue pequeña, apenas un estallido que no dañó el edificio, pero suficiente para que Olivia sufriera quemaduras graves en las manos y el rostro. Para los demás, fue una trágica casualidad; para Petra, fue una obra maestra. Olivia fue trasladada de urgencia al hospital, y aunque sobrevivió, Petra sabía que su tiempo en el instituto había terminado. Y lo más importante: ella ya no estaría cerca de Jesse.

Lukas había sido el siguiente. Él era diferente. Aunque no era tan cercano a Jesse como Axel u Olivia, había algo en él que incomodaba a Petra: su amabilidad y su forma de escuchar a Jesse cuando ella hablaba de sus problemas. Lukas siempre estaba ahí, sonriendo, apoyándola, siendo una presencia confiable en su vida. Eso no podía continuar.

Durante la clase de gimnasia, Petra se aseguró de que Lukas sufriera un "accidente" en las cuerdas de escalada. Se había encargado de deshilachar la cuerda justo lo suficiente para que se rompiera cuando Lukas llegara a la cima. Él cayó pesadamente al suelo, el sonido de su cuerpo contra el cemento reverberando en el gimnasio vacío. La conmoción fue total, y el entrenador corrió a su lado, pero ya era demasiado tarde. Lukas ya no sería un problema.

Cada accidente estaba tan perfectamente calculado que nadie, absolutamente nadie, sospechaba de Petra. Todos la veían como la chica reservada y leal amiga de Jesse, la que estaba siempre a su lado, apoyándolo mientras los demás caían uno por uno.

Después de Lukas, el resto fue más fácil. Petra ya había perfeccionado su técnica. Los rumores en la escuela eran caóticos: los estudiantes estaban aterrados por los accidentes que parecían no tener fin. Los profesores también se veían preocupados, pero sin pistas claras, no podían hacer nada. Incluso los directivos no sabían cómo controlar la situación.

Uno por uno, los estudiantes desaparecían de escena. Uno de ellos sufrió un choque con un coche cuando Petra "accidentalmente" dejó que rodara fuera del aparcamiento sin frenos. Otro cayó en un pozo en el patio trasero del instituto que Petra había cavado estratégicamente, haciendo que pareciera una trampa descuidada. Las muertes y accidentes se multiplicaban, y pronto, el instituto se vació. Sólo quedaban ellas dos.

Finalmente, llegó el día decisivo. El instituto estaba desierto, pero Jesse no lo sabía. Estaba en el aula de tecnología, revisando algunos planos como siempre. Jesse no podía ni imaginar el infierno que Petra había desatado a su alrededor. Pero hoy, todo cambiaría.

—¡Petra! —dijo Jesse, sonriendo al verla—. Qué bueno que ya estás aquí. Ha sido un día raro. ¿Dónde están todos?

La sonrisa inocente de Jesse la golpeó como un puñetazo en el estómago. ¿Cómo podía ser tan perfecta, tan ignorante de todo lo que había hecho por ella? Petra no podía contener más sus emociones. Su mano temblaba cuando sacó algo de su chaqueta: un cuchillo pequeño y afilado.

Jesse frunció el ceño, confundida.

—No necesitas a nadie más, Jesse —respondió en voz baja, acercándose lentamente.

Él frunció el ceño, confundido.

—¿De qué estás hablando?

—Ellos estaban en nuestro camino. Todo lo que hice, lo hice por ti. Ellos te alejaban de mí. No podías verlo... pero ahora no importa. Nadie más nos separará.

—Petra... ¿qué estás haciendo? —preguntó, dando un paso hacia atrás, viendo el brillo frío del arma.

Petra avanzó lentamente, sus ojos fijos en los de Jesse.

—Lo hice todo por ti, Jesse. Axel, Olivia, todos ellos. Te estaban alejando de mí. ¡Tenía que hacer algo! —Su voz sonaba entre rota y desesperada.

El miedo comenzó a aparecer en los ojos de Jesse mientras retrocedía más, pero Petra era rápida, atrapándola contra la pared. Sus dedos se cerraron alrededor de su muñeca, apretando con una fuerza que ella nunca había sentido antes.

—No tienes que hacer esto... Podemos hablar, podemos resolverlo... —Jesse intentó razonar, su voz estaba cargada de terror.

Pero Petra ya estaba más allá de la razón.

—No entiendes. Ya lo he resuelto. Ahora nadie más está entre nosotros. Nadie más va a separarnos.

De un solo movimiento, Petra la golpeó con el mango del cuchillo en la cabeza, lo suficiente como para dejarla inconsciente, pero no para hacerle daño. La atrapó antes de que cayera al suelo, respirando pesadamente mientras lo miraba con una mezcla de amor y locura.

—Ahora... seremos solo tú y yo, Jesse. Para siempre —susurró, acariciando su rostro con la yema de los dedos.

Con un último vistazo al aula vacía, Petra cargó a Jesse sobre sus hombros. Sus pasos resonaron por los pasillos mientras lo llevaba a un lugar donde nadie más podría encontrarlas, un lugar solo para ellas dos.

Mientras salía del edificio, Petra no pudo evitar sonreír. Finalmente, había ganado. No importaba lo que había tenido que hacer, ni cuántas vidas había tomado. Al final, Jesse era suya. Y nadie, absolutamente nadie, podría quitársela.

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Libro de Oneshot's | MCSM | Solicitudes abiertasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora