Don't Cry...| M.Jesse x Lukas

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El sonido de la lluvia golpeaba fuerte contra las ventanas de la habitación, cada gota un eco de la tormenta que azotaba tanto fuera como dentro del corazón de Jesse. Estaba sentado en el suelo, junto a la ventana, abrazando sus rodillas mientras observaba cómo el agua caía sin cesar. A su lado, el silencio pesaba, uno que siempre parecía más presente desde la partida de su fiel compañero, Reuben.

La ausencia de su mejor amigo aún dolía como una herida abierta, especialmente en noches, cuando todo estaba en calma y la falta de su pequeño cerdo se sentía aún más intensa. Lo había perdido a manos de la Tormenta Wither. Reuben había sido mucho más que un cerdo; había sido su mejor amigo, y ahora, la realidad de no tenerlo más lo consumía.

—Reuben... —susurró en voz baja, apenas audible, su voz quebrada por la emoción.

Jesse sintió cómo las lágrimas comenzaban a nublar su vista, apretó los puños con fuerza, intentando contener el nudo que se formaba en su garganta, pero fue inútil. Una lágrima traicionera resbaló por su mejilla.

Lukas, que había estado observando a la distancia durante los últimos días, finalmente decidió acercarse y entrar en la habitación. Sabía lo mucho que Jesse estaba sufriendo, y aunque respetaba su espacio, no podía soportar verlo así, solo, lidiando con un dolor tan profundo.

Con pasos suaves, Lukas se acercó y se arrodilló junto a él, en silencio. No quería interrumpir el momento, pero tampoco podía quedarse quieto viendo a Jesse sufrir solo.

—Jesse... —dijo en voz baja.

Jesse no levantó la cabeza. Apretó los puños, luchando contra el torrente de emociones que amenazaba con desbordarse. Sentía que si comenzaba a hablar, no podría detener las lágrimas, y no quería que Lukas lo viera tan destrozado. No después de todo lo que habían pasado juntos.

—Lo extraño, Lukas —susurró, su voz temblorosa—. No puedo dejar de pensar en él. En lo que pasó. Todo fue tan rápido... y no pude hacer nada.

Lukas no respondió de inmediato. En lugar de eso, se sentó a su lado, dejando que el silencio entre ellos hablara por sí solo. Afuera, el sonido de la lluvia se intensificaba, creando un telón de fondo perfecto para el dolor que Jesse llevaba dentro.

—Reuben fue un héroe.—dijo Lukas finalmente, con la voz suave y reconfortante—. Dio todo lo que tenía por ti, porque te quería... porque sabía que tú también lo querias.

Jesse cerró los ojos con fuerza, intentando contener las lágrimas. Pero la lucha fue inútil. Las lágrimas empezaron a correr por sus mejillas, mezclándose con el sonido de la lluvia.

—No puedo dejar de pensar en el momento en que lo perdí —confesó Jesse, sus palabras saliendo entrecortadas—. Él lo dio todo... y yo no pude hacer nada para salvarlo.

Lukas no dijo nada más. En lugar de eso, lo rodeó con sus brazos, abrazándolo fuertemente mientras las lágrimas de Jesse se desbordaban por completo. Jesse se aferró a Lukas como si fuera el único ancla que lo mantenía a salvo en medio de la tormenta. Lukas lo sostuvo en silencio, dejando que soltara todo el dolor que había estado guardando durante tanto tiempo.

Jesse sollozó en el pecho de Lukas, sintiendo el calor reconfortante de su abrazo. Era la primera vez que se permitía llorar de verdad por Reuben desde su muerte. Había tratado de mantenerse fuerte, de no mostrar debilidad, pero en este momento, se permitió ser vulnerable.

—No llores, Jesse —murmuró Lukas en su oído, su voz suave—. No estas solo. Estoy aquí contigo.

—No puedo evitar pensar que si hubiera hecho algo diferente... —susurró Jesse entre lágrimas—. Él seguiría aquí, conmigo.

—No fue tu culpa —respondió Lukas, apretándolo más contra su pecho—. Reuben siempre estará contigo, Jesse. En cada recuerdo, en cada aventura que vivieron juntos. No importa cuánto tiempo pase, siempre estará en tu corazón —le dijo, con voz sincera.

Jesse asintió lentamente, sintiendo un poco de alivio por primera vez en mucho tiempo. Con Lukas a su lado, supo que, aunque el dolor por Reuben nunca desaparecería por completo, no estaría solo.

—Gracias... por estar aquí —dijo Jesse, su voz más tranquila ahora, aunque aún cargada de tristeza.

Lukas sonrió débilmente, acariciando con suavidad el cabello de Jesse, deslizando sus dedos entre los mechones, mientras la tormenta afuera comenzaba a amainar. Y en ese momento, Jesse se permitió sentir, llorar y, finalmente, encontrar un pequeño destello de paz.

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Libro de Oneshot's | MCSM | Solicitudes abiertasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora