New Horizons | M.Jesse x Petra

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Jesse y Petra caminaban por un sendero cubierto de césped, el susurro del viento moviendo las hojas de los árboles a su alrededor. El aire era fresco, limpio, y había una tranquilidad en el ambiente que contrastaba con el bullicio de Ciudad Faro. El sol comenzaba a ocultarse, tiñendo el cielo de naranjas y rosados, creando una sensación de calma que ambos apreciaban profundamente. Jesse observó las sombras alargarse a medida que avanzaban, la luz del atardecer dibujando contornos en el rostro de Petra que lo hacían sentir que estaba viendo una versión más libre de ella, una que no había tenido la oportunidad de conocer en BeaconTown.

—Esto es exactamente lo que necesitaba —dijo Petra estirando los brazos hacia arriba, dejando escapar un suspiro largo de alivio. Sus músculos, tensos tras un largo día de viaje, parecían relajarse por completo—. Lejos del caos, solo nosotros dos y el mundo a nuestros pies.

Jesse sonrió a su lado, disfrutando de la serenidad que envolvía el momento. Aunque él nunca había sido del tipo de persona que se quedaba quieta por mucho tiempo, la idea de dejar BeaconTown, con todas sus responsabilidades y decisiones importantes, había sido una de las más difíciles que había tomado. Sabía que la ciudad necesitaba líderes, que aún había mucho que hacer, pero algo en el brillo de los ojos de Petra, normalmente tan impaciente y llena de energía, ahora tranquila y en paz, le confirmó que había tomado la decisión correcta.

—Sabía que te vendría bien —respondió Jesse, dándole un leve codazo en el brazo mientras una sonrisa divertida se asomaba en sus labios—. Admito que al principio pensé que extrañarías toda esa atención y fama que dejaste atrás.

Petra se encogió de hombros con una actitud despreocupada.

—No es como si hubiera dejado de querer a la gente de allí —dijo ella con una sinceridad que Jesse rara vez veía—, pero estar contigo, viajando, explorando... Esto es algo que siempre quise hacer. Y, sinceramente, estar a tu lado hace que cualquier aventura sea mejor.

Esas últimas palabras golpearon algo profundo en Jesse, más de lo que él había anticipado. Habían compartido tantas aventuras juntos, desde las más pequeñas misiones hasta enfrentarse a monstruos legendarios y salvar el mundo entero. Sin embargo, en esos momentos más tranquilos, lejos del peligro y de la adrenalina, era cuando realmente podía apreciar lo que significaba para él tener a Petra a su lado.

Jesse se detuvo de repente, sus pensamientos nublando su mente. Su rostro adoptó una seriedad que rara vez mostraba, sus cejas fruncidas mientras procesaba lo que Petra acababa de decir. Fue un gesto tan inusual en él que Petra se quedó en silencio, su corazón acelerándose al ver el cambio en su expresión.

—¿He dicho algo mal? —preguntó Petra, aunque sus palabras sonaron más preocupadas de lo que pretendía. Ver a Jesse en esa actitud la ponía nerviosa, como si estuviera a punto de escuchar algo que cambiaría el curso de su relación.

Antes de que pudiera decir algo más, Jesse dio un paso hacia ella, y con un movimiento rápido, la tomó de la mano y la jaló hacia sí. La distancia entre ambos desapareció en un segundo, y Jesse la besó, un beso firme pero lleno de suavidad, como si quisiera decirle todo lo que no podía expresar con palabras.

La brisa, que antes se sentía fría en sus rostros, ahora se volvía cálida y envolvente. Petra se dejó llevar, sorprendida al principio, pero rápidamente correspondiendo el beso con una sonrisa que se fue dibujando en su rostro. Podía sentir el latido del corazón de Jesse, rápido y fuerte, al igual que el suyo. Y en ese momento, todo lo que habían vivido juntos, todas las batallas, las risas y los momentos de duda, parecían fusionarse en una única verdad: estar juntos era lo que siempre había querido, aunque le hubiera costado mucho tiempo admitirlo.

Cuando finalmente se separaron, Jesse bajó la vista, aún manteniendo sus manos entrelazadas, y luego soltó una pequeña risa, volviendo a su actitud despreocupada que tanto caracterizaba.

—¿Demasiado meloso? —bromeó Jesse, aunque su tono dejaba entrever que también había disfrutado el momento.

Petra negó con la cabeza, aún sorprendida por lo que acababa de pasar, pero con el corazón lleno de calidez.

—No lo suficiente, si me preguntas —dijo ella, en un susurro que solo Jesse pudo escuchar. 

Jesse la miró fijamente por unos segundos, como si quisiera asegurarse de que había escuchado bien, antes de volver a caminar como si nada hubiera pasado. Sin embargo, Petra pudo notar el ligero rubor en sus mejillas, lo que le hizo sonreír.

—Tenemos que llegar a ese pueblo antes de que oscurezca —dijo Jesse, acelerando el paso—. Quién sabe qué monstruos saldrán cuando el sol se ponga.

Petra lo alcanzó con una sonrisa, observando cómo el sol comenzaba a desaparecer en el horizonte.

—¿Vas a estar así de cariñoso en cada pueblo nuevo al que vayamos? —bromeó Petra, aunque en su interior, la idea no le parecía tan mala.

—No lo descartes —respondió Jesse, volteando a verla con una mirada traviesa—. Pero no te acostumbres, no quiero que pierda el factor sorpresa.

—Oh, Jesse —Petra soltó una carcajada, y sin poder evitarlo, le dio un suave empujón—, ya sabes que soy la reina de las sorpresas. Veamos si puedes seguirme el ritmo.

La noche finalmente cayó, y las estrellas comenzaron a brillar sobre ellos, como pequeños faros guiando su camino. El futuro era incierto, pero mientras caminaban juntos, Petra supo que no importaba lo que les deparara el destino. Mientras Jesse estuviera a su lado, cualquier cosa sería posible, y eso era todo lo que necesitaba.



Pedido por:Nicotina_sandwich

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