—Dios, me asustaste —le acuso, mientras sostengo mi pecho. Él no dice nada, solo se queda ahí, observándome en silencio. Hasta que una sonrisa burlona se despliega en sus carnosos labios.
—Te lo mereces.
—¿Por qué? —pregunto, pero Hyunjin no responde. En cambio, comienza a acercarse hasta que mi espalda choca contra la estructura detrás de mí.
—No deberías estar aquí —susurra mientras sus ojos recorren mi rostro, buscando alguna reacción.
—Tú no me dices dónde puedo o no ir —trato de sonar firme, pero mi tono me traiciona, haciendo que mis palabras casi tartamudeen por lo cerca que están nuestros rostros.
Hyunjin me mira con esos ojos que podrían desarmar a cualquiera, haciéndome sentir tan vulnerable frente a él, como si mi cuerpo estuviera a punto de rendirse. Pero de repente, se aleja y empieza a caminar, dejándome solo. Ni loco me quedo un minuto más en este lugar.
Empiezo a seguirlo, manteniendo una buena distancia entre nosotros. Hyunjin me mira de reojo de vez en cuando, mientras yo abrazo mi cuerpo para mantenerme caliente. Mi chaqueta no es suficiente para este clima y, sinceramente, me siento un idiota por seguirlo. No dice una palabra en todo el camino, y pronto llegamos a un parque abandonado que todavía conserva sus antiguos juegos y bancas. Hyunjin saca una caja de cigarrillos de su bolsillo y un encendedor.
Enciende un cigarro, inhala profundamente, y deja salir el humo lentamente. Sus ojos se desvían hacia una banca detrás de mí y camina hacia ella. ¿Así que vino aquí solo para fumar? Es una larga caminata solo para eso, pero tiene sentido. Sus padres jamás aprobarían que su hijo fumara.
—¿Te vas a quedar ahí parado toda la noche? —me pregunta con tono burlón.
Tomo asiento en una piedra frente a él, manteniendo mi distancia. Sus ojos se fijan en mí mientras exhala el humo. No sé qué estoy haciendo, pero no pienso irme solo por ese camino oscuro.
—No quiero volver solo, así que estoy esperándote para volver —aclaro.
Las lámparas del parque aún funcionan, y su luz se refleja sobre él, quien me da una sonrisa torcida.
—¿Qué estás haciendo aquí? —pregunta, levantando una ceja.
—Solo vine a dar una vuelta por este lugar.
—¿Y cómo sabías de este lugar?
—Mi abuela me contaba historias de esa antigua iglesia, y quería ir a investigarla —digo, intentando sonar creíble.
El solo asiente, lanzando su cigarro al suelo y pisándolo para apagarlo.
—¿Y decidiste venir solo, bajo la lluvia y de noche?
—No me di cuenta de que ya era tan tarde.
Se inclina hacia adelante, mirándome fijamente.
—Mentiroso.
—¿Disculpa?
—Ambos sabemos que estás mintiendo.
Jugueteo con mis manos en mi regazo, sintiéndome expuesto.
—Claro que no.
Se levanta, y la sensación de vulnerabilidad crece, así que yo también me pongo de pie. Nos quedamos frente a frente, y mi respiración se vuelve errática.
—¿Por qué me estás siguiendo?
—¿Yo? ¿Seguirte?
Hyunjin se acerca, y yo retrocedo cobardemente hasta que mi espalda choca contra un árbol. Coloca una mano al lado de mi cabeza, haciéndome brincar.
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Nervous
Teen FictionFelix tiene de primer amor a su vecino Hyunjin y trata de conquistarlo sin saber lo que le espera a futuro