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Después de la confesión de Hyunjin, Felix no supo cómo reaccionar. Simplemente se recostó en el asiento, mirando al techo, intentando procesar el inesperado giro en la conversación.
-¿Ahora no dices nada? -Hyunjin se rió, meneando la cabeza, imitando la postura de Felix. Ambos se quedaron viendo la lluvia deslizarse por las ventanas del auto.
-No sé qué decir -respondió finalmente Felix, soltando una carcajada repentina.
Hyunjin lo miró, claramente confundido.
-¿Estás... riéndote? -preguntó Hyunjin, frunciendo el ceño.
-¿Me odias porque me quieres? ¿Te estás escuchando a ti mismo? -Felix seguía riéndose, casi sin poder controlarse.
Hyunjin suspiró, llevándose una mano al puente de la nariz, frustrado.
-No te entiendo. Por fin tengo el valor de decirte lo que siento y ¿te ríes?
Felix se aclaró la garganta, intentando controlar las carcajadas.
-Lo siento, de verdad, solo... Creo que fueron los nervios. -Pero su seriedad tambaleó de nuevo, y una sonrisa traviesa apareció en su rostro.
-Lo lograste -dijo Hyunjin.
-¿Qué? -Felix arrugó las cejas, confundido.
-¿Recuerdas lo que me dijiste en el parque aquella vez? -Hyunjin aclaró su garganta y, con una voz exagerada, imitó a Felix-: "Quiero que te enamores de mí."
Felix sonrió, sin poder evitarlo.
-Sí, y te reíste de mí. Dijiste que no te gustaban los hombres.
Hyunjin inclinó la cabeza, sus ojos observando a Felix con una pequeña sonrisa.
-Exacto, no me gustan.
-¿Qué? -Felix lo miró con las cejas fruncidas, desconcertado.
Hyunjin se acomodó en su asiento, tomando la mano de Felix entre las suyas.
