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Hyunjin y yo volvemos a la mesa donde se suponía que estaban todos, pero solo están Minhee y Chosuu. Los demás seguramente se fueron a bailar. Me siento al lado de Minhee, mientras Hyunjin se acomoda junto a mí. Ella me lanza una mirada de molestia, y yo solo le sonrío abiertamente, casi disfrutando de su incomodidad.
—¿Quieres algo de beber? —me pregunta Hyunjin al oído, su voz baja y suave.
—Un margarita —le respondo con una sonrisa, y él asiente, levantándose para ir por él.
Me quedo observando cómo se aleja entre la multitud. No pasa mucho tiempo antes de que lo vea regresar, una margarita en la mano que deja frente a mí en la mesa antes de sentarse a mi lado de nuevo. La música cambia a electrónica, y justo cuando tomo un sorbo, Minhee se levanta, empezando a moverse al ritmo de la música. Pasa frente a mí y se detiene frente a Hyunjin.
—¿Quieres bailar? —le extiende la mano con una sonrisa que parece demasiado forzada.
Yo solo sigo tomando mi margarita, fingiendo una sonrisa. Hyunjin ni siquiera se molesta en pensarlo.
—No.
—Ay, no seas aburrido. ¿Por qué no?
Hyunjin se encoge de hombros y sin pensarlo, toma mi mano.
—Porque la única persona con la que quiero bailar es con él.
El calor me sube al rostro; no me lo esperaba para nada. Minhee vuelve a su asiento, visiblemente molesta y avergonzada. Hyunjin, sin soltar mi mano, me obliga a levantarme. La firmeza en su agarre me hace seguirlo sin resistirme.
Cruzamos entre un montón de personas, abriéndonos paso hasta quedar en medio de la pista, donde la música nos envuelve. Hyunjin se coloca frente a mí, esperando. La luz de los focos de colores cae sobre él, haciéndolo parecer aún más irreal, tan perfectamente hermoso. Muerdo mi labio, sintiendo una oleada de nervios, y comienzo a moverme. Su cercanía hace que mi piel se encienda de manera inmediata.
Siento sus manos encontrar mi cintura, tirando de mí suavemente hacia él. La música pasa a segundo plano cuando nuestros cuerpos se sincronizan, moviéndose como si fueran uno solo. Las luces que parpadean nos envuelven en un universo donde solo existimos él y yo, todo lo demás desaparece.
—Te ves increíble así —murmura Hyunjin, su aliento rozando mi oído, haciendo que un escalofrío recorra mi espalda.
Levanto la mirada hacia él, intentando no mostrar cuánto me afecta. Pero Hyunjin lo sabe, y su sonrisa traviesa lo delata. Se acerca más, su cuerpo prácticamente rozando el mío, y sus manos suben lentamente por mis costados, encendiendo cada parte de mí.
—No juegues sucio —le advierto, aunque mi tono no es tan firme como me gustaría.
Él se ríe suavemente, su boca casi tocando mi oído.
