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Cdmx📍 Octubre, 2022 5:45 pm 📸🎭📞 La Jugada del Ratón
La tarde caía lentamente sobre Ciudad de México, con el cielo teñido de un gris pesado que presagiaba lluvia. En una de las oficinas más lujosas de la ciudad, el abogado de Ovidio Guzmán, Javier Salazar, repasaba una serie de documentos mientras hablaba por teléfono con su cliente, quien estaba recluido en una prisión de máxima seguridad. Ovidio, el hijo del Chapo Guzmán, había sido capturado en uno de los operativos más grandes de los últimos años, y ahora, su futuro pendía de un hilo.
—Sabes que no podemos dejar que te hundan más en los medios, Ovidio —decía Javier con tono serio—. Ya están construyendo tu imagen como la de tu padre. Si no cambiamos la narrativa, va a ser imposible que puedas mantener cualquier tipo de control afuera.
—¿Y qué sugieres? —respondió Ovidio con calma, su voz profunda filtrándose a través del auricular—. Los medios siempre han sido nuestro peor enemigo. No van a dejar de contar historias sobre nosotros.
—Exacto. Por eso necesitamos que alguien hable bien de ti, que cambie esa percepción. Alguien que sea popular, que conecte con la gente y que pueda generar una imagen diferente.
Hubo un breve silencio antes de que Ovidio hablara de nuevo.
—¿Tienes a alguien en mente?
Javier asintió para sí mismo, consciente de que su plan era arriesgado, pero sabía que en ese juego, no había otra opción. Tenía que hacer lo mismo que había funcionado para el Chapo en su momento. La clave era atraer la simpatía del público, mostrar a Ovidio bajo una luz más humana.
—Sí. He estado pensando en Clarissa.
Ovidio se quedó en silencio por unos segundos. Sabía quién era Clarissa, la modelo que había ganado fama apareciendo en videos musicales de artistas como Peso Pluma, Junior H, Natanael Cano y otros grandes nombres del regional mexicano. Su rostro estaba en todas partes: en redes sociales, en programas de entretenimiento, y había conquistado a millones de seguidores por su carisma y estilo. Una figura amada por el público.
—¿La modelo? —preguntó Ovidio, con cierta curiosidad—. ¿Qué tiene que ver ella conmigo?
—Clarissa es alguien que conecta con la juventud, con la cultura que rodea todo este mundo. La gente la adora. Si logramos que ella venga aquí, que hable contigo y después salga a hablar bien de ti en los medios, cambiamos la narrativa. Lo mismo que hizo tu padre con los medios en su momento, pero adaptado a esta era.
Ovidio reflexionó unos momentos. Era un plan audaz, pero no imposible. Su padre había logrado que muchos lo vieran como una especie de héroe popular, alguien que, a pesar de sus crímenes, era admirado por una parte del pueblo. Ahora, Ovidio debía seguir esa jugada.
—Hazlo —ordenó finalmente—. Consigue que venga a hablar conmigo.
Clarissa estaba en un set de grabación en Guadalajara cuando recibió la llamada de su agente. Vestía un conjunto ajustado de cuero negro, lista para filmar otro video musical, esta vez para una colaboración entre Junior H y Natanael Cano. Los reflectores estaban sobre ella, pero en cuanto terminó de filmar la última escena, su teléfono vibró.
