Era una noche fría en Hermosillo, y Gabito Ballesteros se encontraba en su estudio, con una guitarra en mano, pero sin ninguna melodía que saliera de sus dedos. La inspiración lo había abandonado, algo raro para él. Desde que comenzó en la música, las canciones le salían del alma como si fueran parte de su ser, pero esa noche, todo se sentía diferente. Una mezcla de decepción, tristeza y enojo lo mantenía atrapado, sin poder escapar de sus pensamientos.
Todo había comenzado semanas atrás, cuando Valeria, su novia de años, comenzó a actuar de manera extraña. Gabito siempre había confiado en ella, creía que lo tenían todo: amor, lealtad, y un futuro juntos. Pero últimamente, había algo en ella que lo inquietaba. Las llamadas a deshoras, las salidas sin explicación, y el distanciamiento emocional que sentía en cada conversación.
—No puede ser lo que pienso —murmuró para sí mismo, intentando convencerse de que estaba exagerando. Pero la verdad era que el nudo en su estómago no mentía.
La gota que colmó el vaso llegó esa misma tarde. Había encontrado mensajes en el teléfono de Valeria, mensajes que no estaban dirigidos a él. El nombre de otro hombre aparecía una y otra vez, y aunque Valeria trató de explicarlo, las excusas fueron vacías. Todo se había desmoronado frente a sus ojos. La mujer que pensó que sería su compañera para siempre lo había traicionado de la manera más baja posible.
—¿Por qué lo hiciste? —le había preguntado, tratando de mantener la calma cuando todo lo que quería era gritar.
Valeria lo había mirado con ojos llenos de arrepentimiento, pero eso no había sido suficiente para calmar la tormenta que rugía dentro de Gabito.
—No lo sé, Gabi —había dicho ella, su voz temblando—. Nunca quise que esto pasara. Me dejé llevar.
Esas palabras lo enfurecieron aún más. ¿Dejarse llevar? Eso no era una excusa. Había confiado en ella, había creído en su amor, y ahora todo lo que tenía era una traición que le carcomía el corazón.
—Vete —le había dicho finalmente, con la voz rota por el dolor—. No quiero verte más.
Y Valeria se había ido. Así, tan rápido como había llegado a su vida, desapareció, dejando un vacío que Gabito no sabía cómo llenar.
Esa noche, Gabito estaba solo, enfrentando la realidad de que el amor en el que había creído no era más que una mentira. El enojo y la tristeza lo consumían, pero de alguna manera, entre toda esa confusión, una chispa de inspiración comenzó a nacer dentro de él.
Tomó la guitarra que había dejado a un lado y empezó a tocar unos acordes, sin pensar demasiado en lo que hacía. La música siempre había sido su refugio, y ahora, más que nunca, necesitaba volcar todo lo que sentía en una canción. Las palabras comenzaron a salir, crudas, sin filtros. No había espacio para las mentiras. Solo quedaba la verdad, por más dolorosa que fuera.
Los versos comenzaron a formarse lentamente, cada uno más honesto que el anterior. Había sido traicionado, pero no iba a dejar que ese dolor lo destruyera. En lugar de eso, lo iba a transformar en algo más. Una canción que contara su historia, una que hablara de la decepción y del enojo que sentía.
—"Y que mis ángeles te olviden, por qué, al chile, si te quise..." —murmuró Gabito mientras tocaba los primeros acordes, su voz reflejando todo el dolor que llevaba dentro.
Los versos seguían fluyendo, y mientras lo hacían, Gabito se dio cuenta de que no estaba solo en esto. Había más personas que habían pasado por lo mismo, que sabían lo que era darlo todo por alguien y recibir solo engaños a cambio. Sabía que Junior H, un buen amigo y colega en la música, también había pasado por algo similar en el pasado. Era el momento perfecto para unir sus voces.
Sacó su teléfono y le envió un mensaje a Junior H, sin rodeos.
—"Carnal, tengo algo que necesito compartir. Es una canción sobre todo lo que he vivido con Valeria, y creo que tú puedes conectarte con esto. Es algo que necesitamos hacer juntos."
No pasó mucho tiempo antes de que Junior H le respondiera, comprendiendo al instante el peso de lo que Gabito estaba sintiendo.
—"Lo siento mucho, Gabi. Cuenta conmigo, compa. Vamos a sacar esta rola."
Con una mezcla de dolor y determinación, Gabito y Junior H comenzaron a trabajar en la canción, volcando sus propias experiencias de traición y decepción en cada verso. "Neta" no sería solo una canción, sería un testimonio de lo que significa amar con todo y ser traicionado en el proceso. Una verdad que dolía, pero que al mismo tiempo, necesitaba ser contada.
Cada acorde que tocaba Gabito, cada palabra que escribían juntos, era una forma de liberar el enojo, la tristeza, y la decepción. Sabían que esa canción iba a resonar en la gente, porque no estaban solos en ese dolor. Había muchos que habían sentido lo mismo, y "Neta" iba a ser su himno.
Cuando la canción estuvo lista, Gabito supo que había encontrado una forma de canalizar su rabia, de convertir el dolor en algo poderoso. Valeria lo había roto, pero no lo había destruido. Ahora, gracias a la música, podía sanar.
Y así, "Neta" nació. No como una simple canción, sino como una declaración, una forma de decir que, aunque el amor puede doler, siempre hay una manera de levantarse y seguir adelante.
