Capitulo 1

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ACTO I

CRY WOLF

Ba-dum. Ba-dum.

En una época en la que los cuentos viejos eran tan ciertos como el cielo, había una canción de cuna que se cantaba a los niños para advertirles de los peligros de la oscuridad.

Criaturas bajas y criaturas altas,

cuando brilla la luna, teman a todas.

El sol puede detener el vientre de la bestia,

pero la noche les llama para que vengan y se den un festín.

¿Y qué podía hacer un bebé, cuando los ojos de los animales brillaban a través de los arbustos fuera del alcance de los guardias, las armas y las antorchas encendidas, sino permanecer cerca de la teta de su madre?

La línea divisoria era clara para una mente joven que se basaba en la simplicidad: el sol era seguro y la luna era peligrosa.

Y, sin embargo, ¿qué le ocurría al que era a la vez niño y monstruo por desgracia?

¿Humano hasta que la luna lo volvió descerebrado?

Ba-dum. Ba-dum.

Delimitado por un pelaje a prueba de balas, jadeando alrededor de unos colmillos acerados y lleno de un hambre desquiciada que rozaba lo interminable, esta pregunta sin respuesta atravesaba los profundos bosques de Washington, guiada únicamente por el sonido de los latidos de su corazón y la fría luz de la luna, hasta que la criatura lo percibió.

Un olor demasiado dulce para existir. Un pulso palpitante. Y un tirón invisible que acercó a la criatura.

Ba-dum. Ba-dum.

El cartel roto de Welcome to Forks, aplastado por las pesadas patas, era un buen presagio de lo que vendría después.

—————————

El tiempo pasa. Incluso cuando parece imposible. Incluso cuando cada tictac del segundero dolía como un pulso detrás de una cicatriz fresca. Pasaba de forma irregular, con extraños bandazos y lentas pausas, pero pasaba. Incluso para ella.

Bella miraba por la ventanilla, sujetándose la camisa destrozada de Jacob en la cabeza ensangrentada, mientras él los llevaba a Forks.

La moto había sido mejor de lo que ella había soñado. Había cumplido su propósito original: romper su promesa a Edward y ser imprudente. El viento que le pasaba por la cara, la sensación de velocidad, la libertad... le recordaron sus tiempos pasados, volando por el espeso bosque y segura entre sus brazos.

Bella sintió cómo se le aceleraba el corazón cuando él apareció en aquel camino de tierra, exigiéndole que volviera a casa. La belleza de él la dejaba asombrada y ahora por fin había descubierto la clave de esas alucinaciones. Esta noche, después de Urgencias, encontraría la forma de volver a verle, de volver a oír aquellas órdenes empapadas de terciopelo.

El dolor de su ausencia la hizo estremecerse.

"¿Sigues bien?" Jacob lo comprobó, con la boca fruncida en un ceño preocupado.

Ella intentó sonar convincente. "Sí. "

"Por cierto", añadió, "voy a desconectarte el freno de pie esta noche. No más accidentes como éste".

En casa, Bella se miró en el espejo y estaba bastante desordenada. La sangre se le había secado en gruesos regueros por las mejillas y el cuello, enredándose en sus mechones castaños. Intentó ser clínica y respiró por la boca para que la sangre no le molestara.

Moonchild | RosellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora