Capitulo 4

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LAGGING SIGNAL

En retrospectiva, Bella debería haber notado los cambios.

Podría haberle echado la culpa al... apuro de Jacob, a su desamor o a cualquier desdicha adolescente.

Sin embargo, para ser honesta... Hacía mucho tiempo que no se sentía unida a algo; no desde Edward.

¿Y cómo se conecta uno a sí mismo sin una base de realidad? ¿De quiénes son?

Bella no tenía ataduras, y menos ahora que Jacob había vuelto a romper el techo de cristal de su disonancia cognitiva con la flotabilidad que le había dado.

La vida la tenía atada y Bella no tenía miedo de admitir que necesitaba salirse.

No evitaría todo (ni a todos) durante mucho tiempo. Sólo lo suficiente para recuperarse. Porque si algo había aprendido durante sus primeros meses de indiferencia -cuando el mero hecho de pensar en Edward le hacía sentir el corazón como una herida infectada y palpitante- era que el mundo giraba hacia delante, por muy pesadas que fueran sus luchas mortales.

Tal vez por eso, durante su mes de vacaciones mentales dedicado a reprimir cualquier pensamiento sobre vampiros o... lobos, la vida decidió demostrarle por qué no estaba exenta de su eterna y sencilla regla.

Porque fue entonces cuando llegó la primera señal.

Su sueño comenzó con los sospechosos habituales:

Sol. Listo.

Edward. Listo.

Felicidad. Listo.

El prado disfrutaba de los últimos restos del sol poniente, mientras Bella y Edward yacían juntos sobre la hierba templada. Se tomaban de la mano, acunando el amor en sus ojos mientras se miraban mientras las mariposas American Lady y las Blue-eyed Darners revoloteaban alrededor de sus cabezas.

Edward movió la palma de la mano para sujetar la muñeca de Bella y le pasó un pulgar suave y frío por el punto de su pulso acelerado. Fue un suave recordatorio de su naturaleza, una advertencia afrodisíaca que hizo que a Bella le dieran vueltas las hormonas.

Se inclinó hacia delante con una mirada de topacio aguda y ardiente. Bella jadeó (suponía que parte de la emoción consistía en no saber si la besaría o la mataría).

Notó que se fruncía ligeramente y cerró los ojos. Sus besos eran opiáceos azucarados que provocaban una energía diabólica en Bella. Nada podía mejorar aquel momento.

Y entonces un gruñido bajo y áspero penetró en el aire.

Bella abrió los ojos de golpe y se encontró abrazada a la tensa espalda de Edward, que miraba hacia el bosque sombrío con un aura premonitoria.

Pero el sol acababa de...

No tuvo tiempo de cuestionarse la repentina oscuridad. Edward gritó: "¡Espera!", y se lanzó a través de los pinos en dirección opuesta al origen del sonido.

Los árboles se separaron (distorsionados en su curva) y permitieron su entrada. Bella se sintió como un insecto en una trampa para moscas Venus, esperando a que las ramas se abrieran de golpe y la devoraran entera. Pero, de algún modo, el camino se mantuvo abierto. Bella hundió la cabeza en el cuello de él, inhalando. Su aroma a miel de flores alivió sus inquietos huesos. No había razón para temer con Edward cerca. Después de todo, ¿qué podía detenerlo?

Sin embargo, pronto Edward dio un respingo y Bella casi se da un latigazo. Nunca lo había visto tan descoordinado y si eso la preocupaba, ver su cara la aterrorizaba.

Moonchild | RosellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora