Capitulo 5

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SURROUNDED BY FANGS

Al día siguiente, en una fresca mañana de sábado, Bella se despertó en el porche trasero.

Después de la secuela de dodgeball de ayer (que Tyler, Eric y Mike elogiaron como la batalla del siglo) -en la que Lauren tuvo que ser escoltada por el entrenador Clapp a la enfermería para tratar su trasero magullado-, Bella decidió saltarse el resto de la escuela.

Angela se despidió de ella con una calurosa despedida, elogiando su nueva agilidad y deseándole un feliz fin de semana.

Bella subió a su camioneta. Mientras conducía, sacó la mano por la ventanilla para dejar que la ligera llovizna bailara en las yemas de sus dedos. Cada goteo era más intenso que el anterior.

Al llegar a casa, Bella sintió una oleada de cansancio. Decidió precalentar sólo la cena de Charlie; su nariz se arrugó ante el olor de los restos de lasaña de verduras.

Se puso el pijama y se metió en la cama. Los ojos se le cerraron bajo el peso del sueño.

Eso fue lo último que recordó.

¿Cómo acabé fuera? Bella se frotó los ojos y refunfuñó al ver la cantidad de rocío helado que le empapaba la ropa. Temblaba. Apenas había salido el sol y Bella estaba sacando el Bear Grylls que llevaba dentro.

Al menos, el sueño de anoche había sido mejor, si no más confuso. El subconsciente de Bella había pasado la mayor parte de la noche en una cueva oscura como boca de lobo; el olor familiar a salmuera marina helada y algas secas le impregnaba la nariz hasta que la llamada de una voz femenina lejana la hizo entrar en la cueva. Volvió a oír la voz que le hacía señas -un sonido bajo y melifluo que se enroscaba en torno a una palabra repetida (un nombre, supuso Bella)- y, aunque el nombre no era el de Bella, sintió que la voz la estaba buscando. Sin embargo, cuando Bella salió de la cueva, los brillantes rayos del sol le cegaron la vista y se despertó.

Bella se estiró y un bostezo salió de su pecho. Entró en su dormitorio, con cuidado de evitar los fuertes crujidos de las escaleras que despertarían a Charlie. Por sus tranquilos ronquidos, Bella supuso que debía de haber caminado sonámbula después de que Charlie se hubiera acostado.

Se dirigió a su cama, dispuesta a dormir lo que quedaba de madrugada, cuando le llamó la atención el pequeño atrapasueños colgado sobre la cabecera.

Se detuvo y lo observó durante un largo y silencioso instante. Una decisión pesaba en su balanza mental.

Bella suspiró y tomo algo de ropa y un bolígrafo para escribir una nota a Charlie.

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Si fuera alguien más que Jacob, pensó Bella, sacudiendo la cabeza mientras conducía por la carretera bordeada de bosques hacia La Push.

Bella seguía sin estar segura de estar haciendo lo correcto, pero había llegado a un acuerdo consigo misma.

No podía aprobar lo que Jacob y sus amigos, su manada, estaban haciendo. Bella comprendía ahora lo que él había dicho aquella noche -que tal vez no quisiera volver a verle- y Bella podría haberle llamado como él le había sugerido, pero eso le parecía una cobardía. Al menos le debía una conversación cara a cara. Le diría a la cara que no podía pasar por alto lo que estaba pasando. Bella no podía ser amiga de un asesino y no decir nada... Eso también la convertiría en un monstruo.

Pero tampoco podía dejar de advertirle. Bella tenía que hacer lo que pudiera para protegerlo.

Se detuvo frente a la casa de los Black, tensa.

Moonchild | RosellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora