Moonchild | Rosella

Capitulo 27

BEND THE DEFINITION OF FAITH

Bella miró por la ventanilla del avión, sus ojos trazaron la delgada línea donde el cielo besaba el océano, una brumosa mezcla de azul y gris que se extendía sin fin ante ella. El zumbido constante de los motores vibraba suavemente en su asiento, un zumbido persistente que se desvanecía en el fondo mientras sus pensamientos vagaban hacia la noche anterior. Aquella noche, tan vívida en su mente, parecía casi un sueño, envuelta en calidez, coloreada por el brillo dorado de las caricias de Rosalie. Incluso ahora podía sentir la suave presión de los dedos de Rosalie, que trazaban patrones invisibles en su piel, cada roce como un juramento silencioso que resonaba entre ellas en la quietud.

La mirada de Rosalie había sido una mezcla de vulnerabilidad y feroz determinación, sus ojos oscuros se habían clavado en los de Bella, haciéndole palpitar el corazón. El beso había empezado despacio, tímidamente, como si ambas temieran romper aquel frágil momento. Pero se profundizó rápidamente, convirtiéndose en un lazo desesperado en medio del caos de sus vidas. El corazón de Bella se aceleró al recordarlo, y una pequeña sonrisa agridulce curvó sus labios.

"¿Estás segura de esto?" El susurro de Rosalie había sido cálido contra el cuello de Bella, las palabras teñidas de incertidumbre.

"Si pasa algo -había murmurado Bella, enredando las manos en el cabello dorado y suave de Rosalie y atrayéndola hacia sí-, quiero saber qué se siente estar contigo".

La noche que habían pasado juntas había sido un santuario, un breve respiro de la tormenta que las rodeaba. Bella aún podía sentir la forma en que sus cuerpos se habían movido juntos, en perfecta armonía, como si hubieran sido hechos el uno para el otro. Era un recuerdo que guardaría para siempre, algo puro y sagrado en medio de la confusión de su misión.

Pero ahora, mientras el avión atravesaba las nubes, la dura realidad de su situación pesaba sobre los hombros de Bella. Los Hijos de la Luna, sus aliados potenciales, se habían negado a unirse a su causa. El aguijón del rechazo era agudo, un amargo contraste con la euforia de la noche anterior. Bella miró a Leah, que estaba cruzada de brazos, con el ceño fruncido y la frustración hirviendo a fuego lento bajo la superficie. A su lado, en la cabina, Rosalie extendió la mano y rozó la de Bella en un silencioso gesto de consuelo.

Leah había sido la primera en expresar su enfado durante la última reunión con Taji.

"¿Por qué no quiere ayudarnos? había exigido Leah, con un gruñido grave en la voz. "¿No entienden lo que está en juego?".

Los ojos de Taji habían parpadeado con conflicto, su lealtad a Khepera luchando con sus propios recelos. "No es tan sencillo, Leah. Los Volturi son un enemigo formidable. Unirnos a esta guerra nos destruiría a todos".

"Pero los necesitamos", había suplicado Bella, con la voz quebrándose bajo el peso de su desesperación. "No podemos hacerlo solos".

El rostro de Taji se había endurecido, la decisión definitiva en su mirada. "Lo siento. De verdad que lo siento. Pero sólo puedo ofrecerte los conocimientos y recursos de que dispongo. La decisión del Amun Sah es definitiva".

Ahora, de vuelta en el avión, Bella sintió de nuevo el escozor de aquel rechazo. La calidez del abrazo de Rosalie chocaba con la fría realidad de su misión, el contraste era duro y doloroso. Suspiró, con los pensamientos enredados en una maraña de emociones. El recuerdo del amor de Rosalie era un bálsamo, pero hacía que su situación actual fuera aún más difícil de soportar.

Durante un rato, todos permanecieron sentados en silencio, con el peso de la decepción en el aire. Bella lanzó una mirada a Rosalie, cuyos ojos estaban distantes mientras miraba hacia la cabina, ensimismada. Leah, por su parte, se agitaba inquieta, con su frustración apenas contenida.