Capitulo 10

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WHERE DO WE GO FROM HERE?

Bella pasó la mañana siguiente en la cama.

Despistada, pasó las manos por la lana rasposa de sus mantas. Las microfibras encendían pequeñas chispas de electricidad estática contra las puntas hipersensibles de sus dedos.

Abajo, oyó las burbujas hirvientes de la cafetera de Charlie. Sus pasos, pesados por el sueño, eran silenciados por los golpes que daba en el cuarto de baño.

Bella miró por el alféizar de la ventana de su habitación y observó al errante chochín invernal deslizarse entre las ramas del árbol de su patio trasero.

Ignoró el cercano aroma a aceite de motor, pelaje y sal marina.

Después de que Jacob la dejara anoche, no había conseguido dormir.

Desde septiembre, había tenido innumerables pesadillas sobre amar y perder a Edward, amar y perder a Alice, Esme, Carlisle...

Bella quería a sus padres, pero siempre se había sentido como un equipaje transportado entre los restos de su amor; lo último que los unía y los mantenía pegados. Con Esme y Carlisle había ocurrido todo lo contrario. Por primera vez en la vida de Bella, alguien había hecho el esfuerzo de amarla con la adoración voluntaria que ella había anhelado durante toda su vida.

Luego todos la dejaron atrás.

Una parte de ella, en medio de la angustia y la disociación, no se había sorprendido.

La persistente podredumbre de la inseguridad y el deseo desesperado siempre se había cernido sobre su espíritu. El miedo a no estar a la altura, a no ser nunca suficiente.

Era hija de una mujer que no encontró la felicidad hasta que estuvo bien lejos de su vida. Llegó a vivir con un padre cuya vida trastornó con su propia existencia.

Y, de alguna manera, se enamoró de un chico que le mostró un mundo con el que nunca se había atrevido a soñar. Que le dio una segunda familia: una madre, un padre, hermanos.

Hasta que..:

"Bella, no quiero que vengas conmigo."

"¿Tú... no... me quieres?"

"...No."

Y Bella lo entendió porque no era buena para nadie y le dejó marchar porque le dijo todos sus miedos, lo selló en palabras que dolían, y ella se quedó entre los árboles con una horrible realización en el pecho y un rugido en la cabeza.

Ningún Cullen vino por ella y Edward no era un mentiroso.

Y su amor no había sido suficiente, (nunca fue suficiente) y no hay vuelta atrás a lo que fue. No después de que un monstruo encontrara a Bella en la oscuridad persiguiendo a un chico que no quería ser encontrado.

Al menos, no por ella.

Así que cuando consigues reconstruir algo dentro de ti -por frágil que sea, por fresco que esté-, ¿qué eliges cuando los que te rompieron vuelven a la escena del crimen?

¿Perdón o juego limpio?

Bella suspiró, se frotó los ojos con las palmas de las manos y se incorporó.

Pronto habría que tomar decisiones -Bella lo sabía-, pero por ahora... el mundo podía permitirse concederle una mañana tranquila.

Sobre todo porque Charlie estaba preparando su famoso desayuno.

Deslizándose en la silla de la mesa del comedor, Bella se relamió ante el olor de los crujientes huevos al sol cocinándose en la grasa sobrante del costillar. Charlie no era un maestro en la cocina, pero Bella nunca había conocido a otra persona mejor que su padre para preparar huevos con carne. Bella tomó unas tostadas con mantequilla y patatas humeantes de los platos que tenía delante y mordisqueó mientras lo miraba terminar. Todavía silbando, Charlie apagó los fogones y se volvió hacia la mesa, aparentemente sorprendido por la aparición de Bella por la forma en que saltó y casi lanzó la sartén por los aires.

Moonchild | RosellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora