El sol estaba alto en el cielo, su brillo suave reflejándose en las aguas tranquilas del lago, y la ligera brisa que soplaba hacía que las hojas de los árboles susurraran un murmullo suave. Vox estaba sentado en una roca cercana, su cuaderno de bocetos descansando cerrado sobre su regazo. Ya había agotado su creatividad, habiendo garabateado cada posible ángulo de la criatura y sus huevos en cada esquina de la hoja. Pero ahora, simplemente... no sabía qué más hacer.
Sus ojos volvían, una y otra vez, hacia la figura inmóvil y alerta de Alastor, apostado protectivamente sobre su nido. El ser mantenía las aletas extendidas, creando una especie de manto protector alrededor de los tres huevos que protegía con un cuidado obsesivo. Vox no podía evitar sentir admiración por el extraño ser. Nunca lo dejaba de vigilar, ni siquiera cuando él solo estaba allí, aparentemente inofensivo.
Suspiró, sintiéndose de pronto inquieto. Había pasado horas observándolo, intentando no ser una molestia, pero ahora cada minuto comenzaba a sentirse como una eternidad. Necesitaba moverse, estirarse, hacer algo que no fuera simplemente mirarlo. Aunque lo que realmente deseaba era ver a la criatura moverse, verla nadar libremente en el agua, desplegando sus aletas y mostrando la gracia con la que seguramente se desplazaba.
Pero Alastor no parecía tener la menor intención de moverse. Ni un centímetro. Vox se levantó con un resoplido, sintiendo una mezcla de frustración y aburrimiento que lo empujó a caminar por la orilla del lago. Se aventuró a lo largo de la costa, pateando pequeñas piedras y observando cómo las aves acuáticas revoloteaban cerca del agua.
Todo estaba tranquilo y en orden. Parecía que el lago estaba en completa calma, sin amenazas a la vista, solo él y la criatura a la distancia. Pero entonces algo captó su atención. Un leve rastro en la tierra.
Vox se detuvo en seco, sus ojos enfocándose en una línea apenas perceptible que se extendía desde la orilla hasta un árbol a unos metros de distancia. Era un rastro de arrastre, como si algo pesado hubiera sido arrastrado desde el agua. Frunció el ceño, siguiendo la marca con la mirada, su curiosidad repentinamente despertada. Caminó lentamente hacia el árbol, con las manos en los bolsillos, y ahí estaba: el ser, Alastor, con su cola extendida y sus aletas acomodadas en un extraño ángulo, observándolo desde las sombras del tronco.
Ambos se miraron en silencio. Por un momento, solo el sonido del viento y el canto de los pájaros llenaron el aire. Vox sintió un escalofrío recorrerle la espalda al ver esos ojos rojos y brillantes fijos en él. Eran ojos inteligentes, vigilantes. No los de una simple criatura, sino los de alguien que observaba y evaluaba cada uno de sus movimientos.
A pesar de eso, Vox no sintió miedo. Al contrario, una chispa de emoción prendió en su interior.
-¿Qué haces aquí, eh? -preguntó en voz baja, más para sí mismo que para el ser. Se agachó un poco, con los brazos relajados a sus costados, tratando de no parecer intimidante. No esperaba respuesta alguna, claro. Pero la criatura se movió ligeramente, casi como si estuviera considerando sus palabras. Eso fue suficiente para que Vox continuara.
-¿Qué pasó? -insistió con suavidad, mirando el rastro en la tierra. Señaló con el dedo hacia el lago y luego de vuelta al árbol. No había nadie más alrededor. Solo ellos dos. Volvió la vista hacia la criatura, que seguía observándolo con esos ojos penetrantes.
-¿Te alejaste de tus huevos? -preguntó, un tono de sorpresa en su voz. Vox no tenía ni idea de si Alastor podía entenderlo, pero hablar en voz alta le ayudaba a ordenar sus pensamientos. Sin embargo, en lugar de una respuesta tangible, Alastor solo parpadeó. Vox continuó: -Claro, no puedes quedarte siempre en el mismo sitio, ¿verdad? ¿Buscabas comida? ¿O... simplemente querías moverte un poco?
Alastor entrecerró los ojos, sus aletas moviéndose con un leve aleteo en el aire. Había algo en su mirada, una especie de reconocimiento, como si estuviera debatiendo consigo mismo si debía o no responder. Y entonces, algo inesperado sucedió.
-Sí, -murmuró Alastor, su voz resonando baja y casi ronca, como si apenas estuviera redescubriendo cómo usarla.
Vox se quedó helado. ¿Había imaginado eso? Parpadeó rápidamente, procesando lo que acababa de escuchar. Había sido tan suave, tan débil, que casi pensó que su mente le estaba jugando una broma. Pero no... la criatura había hablado. ¡Había dicho algo!
-¿Qué? -preguntó en un susurro, sus ojos muy abiertos mientras miraba a Alastor con una mezcla de sorpresa y entusiasmo.
-Sí, -repitió la criatura, esta vez con un poco más de fuerza. Sus labios, apenas visibles, se movieron en sincronía con la palabra. Y entonces, como si cada músculo de su cuerpo le pidiera retroceder, Alastor se tensó, sus aletas alzándose en un movimiento defensivo.
Pero Vox estaba demasiado impactado como para sentirse amenazado. ¡Había hablado! La criatura había respondido a su pregunta. Aunque había sido solo una palabra, solo un simple "sí", era un avance monumental. Se agachó aún más, casi sin poder contener la sonrisa que se extendía por su rostro.
-¿Me entiendes? -preguntó lentamente, manteniendo su voz suave y calmada. No quería asustarlo. No ahora.
Alastor lo miró, sus ojos rojos fijos en los suyos. Un segundo, dos... y luego, con un leve movimiento de su cabeza, asintió.
Vox sintió un estallido de emoción en su pecho. La criatura lo entendía. Podía comunicarse con él. No estaba seguro de cuánto podía comprender o si hablaría más, pero este simple gesto, este pequeño indicio de comprensión, lo llenó de una satisfacción que no podía explicar. Se sentía como si finalmente se hubiera abierto una puerta entre ellos, una puerta que solo él había imaginado posible.
-Entonces... puedes hablar -murmuró, todavía sin creerlo del todo.
-No... mucho, -respondió Alastor con dificultad, como si la simple tarea de pronunciar esas palabras le costara un gran esfuerzo. Pero lo hizo. Vox casi se atragantó con su propio asombro.
-¡Eso está bien! ¡Está bien! -dijo rápidamente, alzando las manos en un gesto conciliador. Sonrió, tratando de contener su emoción, pero era casi imposible. -Podemos trabajar en ello. ¿Te parece?
Alastor parpadeó lentamente, su mirada aún cautelosa, pero menos defensiva. Y entonces, en un susurro casi imperceptible, murmuró:
-Quizás.
Vox dejó escapar una risa suave, aliviada. Quizás. Era más que suficiente.
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:・゚☾𝓜𝓮𝓻𝓶𝓪𝓲𝓭 🧉 🐚𓆉︎ StaticRadio
RomanceVox esta dispuesto a cazar a aquella criatura de la que tantos pescadores hablan, sin saber que pondra en juego sus sentimientos. Vox: cazador Alastor: sireno créditos de la portada a: @Rammakela (youtube)