El frío aire nocturno envolvía a Vox mientras caminaba con pasos firmes hacia el lago, su corazón latiendo a un ritmo lento y constante, completamente enfocado. Se había asegurado de llevar lo esencial: su linterna, la cámara compacta y, por supuesto, un pequeño cuchillo que guardó en el bolsillo interior de su chaqueta. No planeaba usarlo, claro, pero sabía que era mejor estar preparado para cualquier eventualidad. La criatura que había encontrado no era ordinaria, y cualquier contacto cercano podría volverse peligroso.
El terreno se volvió más resbaladizo a medida que se acercaba al agua, el barro y la humedad aferrándose a sus botas. Las sombras de los árboles a su alrededor proyectaban figuras alargadas y amenazantes, pero Vox estaba más concentrado en el claro donde había encontrado al extraño ser la noche anterior. Se movía en silencio, cada paso calculado, escuchando solo el suave crujido de las hojas secas bajo su peso.
Cuando finalmente llegó al borde del lago, contuvo la respiración, escaneando el área con la mirada. No había señales de la criatura. No sentía esos ojos rojos observándolo desde la oscuridad, ni el sonido de la cola rozando la superficie del agua. Solo el susurro de las hojas y el suave chapoteo de las olas movidas por la brisa.
-No estás aquí... -murmuró en voz baja, con un leve atisbo de alivio. Era mejor así, ¿verdad?
A pesar de la ausencia del ser, sus ojos se enfocaron en algo que había estado buscando desde que llegó. A pocos metros de donde se encontraba, algo estaba cubierto cuidadosamente con hojas y ramitas. El nido.
Se acercó lentamente, con la cámara lista, el corazón acelerándose. Vox apartó con delicadeza algunas ramas, revelando el pequeño nido escondido en la maleza. Los cascarones azules brillaban tenuemente bajo la luz de la luna, perfectos y frágiles. Eran más grandes de lo que recordaba, con un patrón de manchas irregulares que reflejaban la luz con un tono perlado. Inclinándose, tomó varias fotografías, el clic de la cámara apenas un murmullo en la quietud de la noche.
Cada foto capturaba la delicadeza de los huevos, su perfecta simetría y los detalles de su estructura. Pero a medida que seguía enfocando y disparando, Vox sintió algo extraño. Una emoción que apenas podía identificar. ¿Era... ternura? Miró esos cascarones y, por un momento, olvidó por completo que se trataba de una criatura extraña y peligrosa. Solo veía a una vida por nacer, protegida con tanto esfuerzo, rodeada de un aura de vulnerabilidad.
El cazador en él, el hombre pragmático y calculador, se sintió confundido. ¿Por qué le importaba tanto? ¿Por qué, en lugar de seguir sus instintos de capturar al ser para exhibirlo, solo sentía la necesidad de cuidar que esos frágiles huevos estuvieran a salvo?
Guardó la cámara y se inclinó un poco más, observándolos con fascinación. Eran casi hipnóticos, y un pensamiento fugaz cruzó su mente: ¿cómo serían las crías? ¿Se parecerían a la parte humana del ser, o serían más parecidas a peces? Se preguntó cómo sería verlos romper el cascarón por primera vez...
Pero sus cavilaciones fueron bruscamente interrumpidas por un sonido que hizo que todo su cuerpo se tensara.
Un rugido bajo y gutural, cargado de ira y advertencia, retumbó desde el lago.
Antes de que pudiera siquiera dar media vuelta, algo emergió del agua con una velocidad y fuerza devastadoras. Un destello de movimiento, el sonido del agua salpicando y la sombra de una figura alzándose sobre él. Vox apenas tuvo tiempo de retroceder un paso antes de que un cuerpo fuerte y musculoso se abalanzara sobre él, empujándolo con una fuerza brutal.
Cayó de espaldas, jadeando al sentir la presión en su pecho y la tierra dura contra su espalda. Miró hacia arriba y, para su horror y fascinación, vio al ser parado sobre él. El torso mojado y resplandeciente bajo la luz de la luna, el cabello oscuro goteando, pegado al rostro del ser, y esos ojos rojos como brasas ardiendo lo miraban con furia descontrolada.
Alastor -porque Vox no podía seguir pensando en él solo como una criatura- dejó escapar un gruñido feroz, el sonido reverberando en el aire mientras se ponía en guardia frente al nido. La parte inferior de su cuerpo, aquella cola escamosa y brillante, se movía con una amenaza latente, ondulando en el suelo como si estuviera lista para lanzar otro ataque en cualquier momento.
Vox se levantó torpemente, manteniendo las manos en alto en señal de paz, pero los ojos de Alastor no se apartaron de él. Estaban fijos, cada músculo tenso y preparado para saltar de nuevo si él hacía el más mínimo movimiento hacia los huevos.
-Yo... -comenzó Vox, pero su voz sonó vacilante. Tragó saliva, sintiéndose inexplicablemente pequeño bajo esa mirada salvaje-. Solo estaba... -calló, sabiendo que cualquier excusa sonaría vacía.
Alastor no le dio tiempo de pensar. Con un movimiento rápido, se colocó entre Vox y el nido, los brazos extendidos en una clara posición defensiva. Sus labios se curvaron en un gesto de advertencia, dejando ver unos colmillos pequeños y afilados.
Vox dio un paso atrás, el instinto de supervivencia dominando por primera vez su impulso de curiosidad. Había cruzado una línea, una línea que no debió cruzar. Lo sabía, lo sentía en la intensidad de esos ojos que parecían atravesarlo. Alastor no era solo un guardián; era un padre, y él acababa de amenazar lo que más le importaba.
-Lo siento -dijo en voz baja, aunque no sabía si las palabras significaban algo para el ser frente a él.
Alastor mantuvo su postura, su cuerpo cubriendo completamente el nido mientras lo observaba, aún goteando agua y con la respiración agitada. Vox no se atrevió a moverse más. Lentamente, retrocedió unos pasos más, mostrando con claridad su intención de alejarse.
Con un último vistazo a los ojos de Alastor, dio media vuelta y se fue.
No miró atrás. Sabía que no era bienvenido. Había cometido un error, un error que tal vez le costara caro si regresaba de nuevo. Pero no podía sacudirse la sensación de que había más en esta historia. Había visto algo en la mirada de la criatura... tristeza, dolor, una soledad profunda que lo dejó inquieto.
Cuando llegó a su auto, se permitió un suspiro profundo. Había arruinado cualquier posibilidad de acercarse de nuevo. Pero algo dentro de él aún se resistía a rendirse.
No podía dejar esto así.
La próxima vez, pensó mientras arrancaba el motor, sería más cuidadoso. No se acercaría tanto al nido. Solo quería entender. Solo quería saber.
Volvería, incluso si era lo último que hacía.
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:・゚☾𝓜𝓮𝓻𝓶𝓪𝓲𝓭 🧉 🐚𓆉︎ StaticRadio
RomanceVox esta dispuesto a cazar a aquella criatura de la que tantos pescadores hablan, sin saber que pondra en juego sus sentimientos. Vox: cazador Alastor: sireno créditos de la portada a: @Rammakela (youtube)