El sol se filtraba suavemente a través del agua, bañando el entorno en tonos dorados y azulados que danzaban con cada pequeño movimiento del mar. La marea estaba tranquila ese día, creando un ambiente de calma alrededor de la cueva y el nido que Alastor había defendido con tanta devoción. Vox estaba sentado a poca distancia, observando cómo las burbujas ascendían lentamente a la superficie mientras se recostaba sobre las rocas. Alastor, por su parte, acomodaba con paciencia algunas de las algas que habían traído más temprano, asegurándose de que no quedaran fuera de lugar.
El aire entre ellos se había vuelto más ligero desde el intercambio de las conchas. Aunque la tensión no había desaparecido por completo, ya no se sentía como un abismo imposible de cruzar. Al contrario, algo en esa promesa había comenzado a conectarles, como si la confianza estuviera echando pequeñas raíces entre ambos.
-No esperaba que fueras tan bueno haciendo nidos -comentó Vox con una sonrisa juguetona, observando cómo Alastor maniobraba con habilidad las algas, trenzándolas para hacer la estructura más firme.
El dragón acuático levantó la mirada, sus ojos brillando brevemente con un destello de orgullo que no pudo disimular.
-Mi compañero y yo lo planeamos mucho antes... -admitió en voz baja, bajando la mirada por un instante-. Quería que fuera perfecto para cuando llegaran... -Su tono decayó un poco, pero luego, como si se obligara a sacudirse los pensamientos oscuros, continuó con una pequeña sonrisa-. Me alegra que se mantenga firme, incluso con la tormenta de anoche.
Vox asintió con un leve gesto de aprobación. No quería indagar demasiado en el pasado de Alastor ni traer a colación el dolor de perder a alguien tan importante. Alastor estaba abriéndose poco a poco, y Vox sabía que no debía apresurar las cosas.
-Bueno, ahora tiene que ser el mejor nido de toda esta parte del arrecife -dijo el cazador con un tono bromista-. No queremos que los pequeños tengan una mala primera impresión, ¿cierto?
Alastor soltó una pequeña risa, algo tímida pero genuina, alzando una ceja con una chispa de humor en su mirada. Era la primera vez que Vox lo veía reír de verdad, y el sonido fue como una suave melodía para sus oídos.
-Oh, claro... -respondió Alastor, fingiendo una seriedad exagerada-. Nada menos que la perfección para ellos.
Ambos rieron suavemente, el sonido de sus voces mezclándose con el murmullo del agua. Poco a poco, las palabras comenzaron a fluir más naturalmente. La conversación fue de un tema a otro, desde las costumbres de los sirenos hasta las historias que Vox había escuchado en sus viajes. Alastor escuchaba atento, y aunque sus respuestas eran aún un poco cuidadosas, de vez en cuando se dejaba llevar por la conversación, revelando pequeños detalles de sí mismo sin siquiera darse cuenta.
-Así que me estás diciendo que... -empezó Vox, mirándolo con una expresión incrédula y divertida-. ¿De verdad usaban conchas brillantes para cortejar?
-¡Sí! -dijo Alastor, riendo suavemente, las mejillas sonrojadas por la conversación inesperadamente íntima-. Era un ritual... muy tonto, pero a la vez, no sé... -se detuvo, luchando por encontrar las palabras correctas-. Cada concha tenía que ser diferente, especial. Si no lo era, significaba que no habías puesto esfuerzo... y la hembra no te tomaba en serio.
Vox sonrió de lado, imaginándose a un Alastor más joven y quizás más despreocupado, nadando en busca de conchas para impresionar. Era difícil imaginarlo ahora, tan lleno de responsabilidades y preocupaciones, pero le agradaba descubrir estos pequeños destellos de su pasado.
-Debe haber sido complicado encontrar la adecuada, ¿eh? -bromeó Vox, inclinándose un poco hacia él-. ¿Y tú... alguna vez encontraste esa concha perfecta?
Alastor se detuvo, su sonrisa desvaneciéndose por un segundo antes de volver a aparecer, pero esta vez con un toque de nostalgia.
-Sí, lo hice... -murmuró, sus ojos perdiéndose por un momento en el agua que los rodeaba-. Pero no era para cortejar, no como los otros. Era para él... mi compañero. Se la di cuando decidimos... -Se detuvo, tragando saliva mientras las palabras parecían detenerse en su garganta.
Vox sintió un nudo formarse en su pecho. No quiso interrumpir, pero tampoco quería que Alastor se hundiera en recuerdos tristes. Sin embargo, antes de que pudiera pensar en algo que decir, Alastor pareció regresar al presente, parpadeando como si despertara de un sueño.
-Pero eso es el pasado -dijo finalmente, con un leve encogimiento de hombros.
-Y este es el presente -respondió Vox con suavidad, queriendo transmitirle que entendía. Que no estaba solo.
Otro breve silencio se instaló entre ambos, pero esta vez no fue incómodo. Era más bien... una pausa natural, como un respiro compartido después de tanta conversación. Fue entonces cuando sus miradas se encontraron.
Los ojos de Alastor, tan profundos y llenos de historias, se encontraron con los de Vox, y ambos se quedaron inmóviles, como si el tiempo se hubiera detenido por un instante. Vox sintió cómo su corazón daba un extraño vuelco, como si la intensidad de esa mirada lo atravesara por completo. Alastor, inconsciente del efecto que causaba, simplemente lo observó con un interés tranquilo, pero a la vez inquisitivo. Fue un momento breve, pero cargado de algo que ninguno de los dos podía nombrar.
Cuando se dieron cuenta de que llevaban demasiado tiempo mirándose, ambos se apartaron casi al mismo tiempo, parpadeando y desviando la vista rápidamente.
-Yo... eh... -balbuceó Vox, rascándose la nuca incómodo, tratando de encontrar algo que decir para llenar el silencio repentino-. Supongo que, eh, debería... revisar si hay... -Se interrumpió, claramente desorientado por lo que acababa de pasar.
Alastor parpadeó, ladeando la cabeza con una leve confusión, sin entender por qué Vox parecía tan avergonzado. Él no había sentido nada extraño, pero la reacción de Vox era... diferente. Algo dentro de él se removió, pero lo ignoró, volviendo su atención a los huevos.
-¿Estás bien? -preguntó Alastor, genuinamente intrigado.
Vox carraspeó, tratando de recobrar la compostura. Asintió rápidamente, levantando una mano como para disipar cualquier duda.
-Sí, sí, estoy bien -respondió, sonriendo de manera un poco forzada-. Solo... eh, a veces pierdo la noción del tiempo.
-Ah... -Alastor parpadeó de nuevo, asintiendo lentamente-. Sí, yo... también.
Y así, como si ambos hubieran llegado a un acuerdo tácito de no mencionar lo que acababa de suceder, la conversación retomó su curso, aunque con una ligera incomodidad que tardó en desvanecerse por completo. Pero mientras la tarde avanzaba y la luz del sol comenzaba a teñir el agua de un suave tono anaranjado, Vox y Alastor continuaron compartiendo palabras, recuerdos y risas ocasionales.
Era solo otro paso pequeño. Pero un paso que los acercaba, poco a poco, más allá de la promesa que habían hecho.
Y aunque ninguno de los dos lo sabía, ese intercambio de miradas había dejado una huella más profunda de lo que querían admitir.
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:・゚☾𝓜𝓮𝓻𝓶𝓪𝓲𝓭 🧉 🐚𓆉︎ StaticRadio
RomanceVox esta dispuesto a cazar a aquella criatura de la que tantos pescadores hablan, sin saber que pondra en juego sus sentimientos. Vox: cazador Alastor: sireno créditos de la portada a: @Rammakela (youtube)