El suave brillo del amanecer se filtraba a través de las aguas cristalinas, marcando el inicio de un nuevo día. Alastor ascendió lentamente hacia la superficie del lago, su corazón latiendo con fuerza, llenándose de una emoción que no había sentido en mucho tiempo: esperanza. El encuentro con Rosie había removido muchas cosas en su interior, y mientras nadaba de regreso hacia la cueva, con el mapa firmemente guardado en sus pertenencias, un destello de futuro se extendía frente a él.
Ya no era solo una vida de constante huida, de sobrevivir día a día con sus pequeños. Ahora tenía un destino, un lugar donde ellos podrían estar a salvo y, tal vez, incluso empezar de nuevo.
Sus pensamientos volaban tan rápido que casi no notó la silueta inquieta de Vox, esperándolo cerca de la entrada de la cueva. El alfa se mantenía de pie, sus brazos cruzados y su expresión marcada por una línea de preocupación profunda. Los ojos ámbar de Vox, normalmente llenos de seguridad, ahora estaban nublados de ansiedad. Apenas Alastor emergió del agua, Vox se acercó rápidamente, observándolo con una mezcla de alivio y sospecha.
-¡Alastor! -exclamó, su voz resonando con fuerza mientras se arrodillaba frente a él-. ¿Dónde estabas? Bajaste al fondo y... -Se interrumpió, su expresión cambiando al ver la luz en los ojos de Alastor-. ¿Estás... bien?
Alastor, aún con las gotas de agua deslizándose por sus escamas, sonrió suavemente. Su sonrisa era tímida, contenida, pero genuina. La alegría brillaba en su rostro de una manera que Vox no había visto desde hacía mucho tiempo. Antes de que el alfa pudiera preguntarle más, Alastor asintió con entusiasmo y se lanzó a hablar.
-Vox... tengo algo que decirte. -Las palabras brotaban de él con un tono apresurado, su emoción difícil de contener-. Me encontré con... una vieja amiga mía.
Vox parpadeó, claramente sorprendido.
-¿Qué...? -repitió con incredulidad-. ¿Aquí? ¿Cómo...?
Alastor asintió rápidamente, sacudiendo el agua de su cabello, todavía sin borrar la sonrisa emocionada de su rostro.
-Sí, ella... -vaciló, sopesando sus palabras-. Ella me encontró. Y, Vox, me contó algo increíble... Hay un lugar, un refugio donde los de nuestra especie están a salvo. -Los ojos de Alastor se iluminaron, su voz casi en un susurro de reverencia-. Escondidos, lejos de las amenazas. Un lugar donde puedo ir, donde mis pequeños estarán seguros... ¡Donde podremos vivir sin miedo!
Al escuchar esto, Vox sintió como si el suelo se desmoronara bajo él. ¿Un refugio? ¿Un lugar seguro? La noticia, por supuesto, debía ser buena, pero... su mente se llenó de un caos de pensamientos contradictorios. Era como si una daga se clavara suavemente en su pecho. Las palabras de Alastor se asentaron pesadamente en su interior, y la interpretación más dolorosa fue la primera en tomar forma.
-¿Así que... te irás? -Vox intentó que su voz sonara neutral, pero había un temblor, un tono casi apagado-. ¿Tú... y los pequeños?
Alastor parpadeó, la sorpresa cruzando su rostro. No había esperado que Vox reaccionara de esa manera, pero al ver cómo el semblante del alfa se tensaba, cómo sus hombros caían y sus ojos se oscurecían con algo que parecía... miedo, una comprensión súbita lo golpeó. Vox... pensaba que se iría solo.
-No... no es eso -comenzó, sacudiendo la cabeza rápidamente, queriendo corregirlo antes de que los pensamientos de Vox pudieran arraigarse.
Pero Vox no pudo evitar apartar la mirada, su mandíbula apretándose mientras una pequeña voz resonaba en su cabeza, repitiendo una y otra vez lo que siempre había temido: que perdería a Alastor. Que este era un adiós. Sabía que era egoísta, sabía que no tenía derecho a pedirle que se quedara. Después de todo lo que Alastor había pasado, él merecía encontrar un lugar donde pudiera sentirse seguro, donde sus crías no tuvieran que vivir bajo la constante amenaza de ser cazadas o descubiertas. Y aun así... Vox no podía soportar la idea de perderlo.
-Si es lo mejor para ti... -comenzó lentamente, cada palabra pesándole como una roca-. Si ese lugar es seguro, entonces... -Pero se interrumpió cuando vio que Alastor lo miraba con una mezcla de ternura y algo que no pudo identificar de inmediato. No estaba ansioso ni triste, sino... ¿nervioso?
-¿Vox...? -Alastor dio un paso hacia él, su mirada suave, casi vacilante-. ¿Puedo pedirte... algo?
El tono de Alastor lo desarmó. Vox tragó con fuerza, mirándolo con fijeza, sin atreverse a moverse. ¿Qué estaba planeando Alastor? ¿Qué favor le pediría antes de irse?
-¿Qué es? -respondió con voz ronca, sintiendo que su corazón latía más rápido de lo normal.
-Quiero... -Alastor se detuvo, tomó aire y sonrió, esa sonrisa tímida pero cálida que siempre lograba confundir y derretir a Vox en igual medida-. Quiero que vengas conmigo.
Vox parpadeó una, dos veces. ¿Había escuchado bien? Alastor lo observaba, los nervios ahora evidentes en su postura. Se mordió el labio inferior, mirando a Vox con una mezcla de esperanza y timidez.
-Quiero que... tú estés con nosotros -susurró finalmente-. No quiero dejarte atrás, no después de todo lo que has hecho... después de cómo has estado conmigo, cómo has cuidado a mis crías y... a mí. -Alastor se encogió de hombros, algo avergonzado-. Si tú... si tú quieres, claro.
Las palabras resonaron en el aire como un milagro. El pecho de Vox se llenó con un calor inesperado, una felicidad tan repentina y abrumadora que tuvo que contenerse para no lanzarse hacia Alastor y apretarlo con fuerza. ¿Él? ¿Ir con ellos? ¿No ser abandonado, no ser dejado atrás, sino invitado a estar a su lado?
-¿Estás... seguro? -preguntó con voz temblorosa, incapaz de creerlo.
-Claro que sí -Alastor asintió, sonrojándose un poco, sus ojos verdes brillando con sinceridad-. No tendría sentido ir a un lugar seguro si no tengo con quién compartirlo, ¿verdad? Tú... tú eres parte de esto, Vox. -Sonrió, más amplio esta vez, los nervios desapareciendo en un instante-. Quiero que estés con nosotros.
La respuesta de Vox fue instantánea. Dio un paso adelante, acercándose tanto que Alastor pudo sentir el calor de su cuerpo, su intensidad envolviéndolo.
-Por supuesto que iré contigo -murmuró con una pasión contenida, sus ojos ardiendo con determinación-. Siempre estaré contigo, Alastor. No importa a dónde vayamos, mientras tú estés allí... -Se inclinó, rozando su frente contra la de Alastor en un gesto íntimo y protector-. Nunca te dejaré solo. Nunca.
Y en ese momento, Alastor supo que no había cometido un error. Que había tomado la decisión correcta. Con Vox a su lado, con sus pequeños a salvo, ese lugar oculto en el mapa podría convertirse en algo más que un refugio. Podría convertirse en un verdadero hogar.
Juntos.
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:・゚☾𝓜𝓮𝓻𝓶𝓪𝓲𝓭 🧉 🐚𓆉︎ StaticRadio
RomanceVox esta dispuesto a cazar a aquella criatura de la que tantos pescadores hablan, sin saber que pondra en juego sus sentimientos. Vox: cazador Alastor: sireno créditos de la portada a: @Rammakela (youtube)