El Camino a Erealis

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Rosie dejó caer la bomba con una calma gélida mientras se encontraba frente a Lucifer en la inmensa sala del trono. El eco de sus palabras resonaba en las paredes de coral del palacio.

-Le di a Alastor la ubicación de Erealis -dijo Rosie, mirándolo directamente a los ojos-. Con sus crías, estará aquí en dos o tres semanas. Tal vez menos.

El rostro de Lucifer palideció de inmediato. Erealis no era cualquier ciudad submarina. Era una zona protegida, oculta de las corrientes principales, un lugar donde las viejas familias sirenas gobernaban con reglas rígidas y sin lugar para la disrupción. Si Alastor llegaba allí, con sus crías y lo viera...Oh Dios, si viera a Lucifer todo el equilibrio de poder podría tambalearse.

-¿Qué has hecho, Rosie? -gruñó Lucifer, su voz vibrando con una mezcla de incredulidad y frustración-. Si él llega allí... todo lo que hemos construido podría derrumbarse.

Rosie, sin inmutarse, le sostuvo la mirada.

-Lo que he hecho es darle una oportunidad. Cuando me encontré con Alastor en el fondo de aquel lago, estaba herido, triste, solo y cansado. No podía dejarlo así. Estaba roto, Lucifer. Tú lo dejaste así. -Rosie le lanzó un reproche afilado como un arpón-. Así que le di el mapa. Erealis es lo único que tiene ahora.

Lucifer tensó la mandíbula, sintiendo la furia y el pánico arremolinarse en su pecho. Sus pensamientos se agolpaban, caóticos. No podía permitir que Alastor llegara a Erealis.

-No entiendes lo que esto significa, Rosie -dijo Lucifer, conteniendo apenas el impulso de gritar-. La presencia de Alastor allí puede alterar el orden de todas las cosas. Si descubren quién es él y su conexión conmigo... ¡Si Lilith se enterara podría causar una guerra! No puedo dejar que eso suceda.

Rosie lo miró con una mezcla de desprecio y resignación.

-Deberías haber pensado en eso antes de dejarlo. Alastor está buscando un lugar seguro para criar a sus hijos, un lugar donde no tenga que esconderse. No es su culpa que tú no sepas manejar las consecuencias de tus propias decisiones.

Lucifer respiró hondo, intentando mantener el control. Sus pensamientos iban y venían como mareas agitadas, pero una cosa estaba clara: debía detener a Alastor antes de que llegara a Erealis. De alguna manera, tenía que encontrarlo y evitar que todo su mundo se desmoronara. Y aunque no lo admitiera en voz alta, una parte de él simplemente... quería verlo de nuevo.

-¿Dónde lo encontraste? -preguntó, con voz más baja, casi derrotada.

Rosie lo observó, comprendiendo que había tocado una fibra sensible.

-En el fondo de un lago, en medio de un bosque olvidado. Supongo que es el mismo donde lo dejaste aquella noche, cuando pusiste tus ambiciones por encima de él y de tus crías. -Rosie no pudo evitar una sonrisa amarga-. Quizás, si tienes suerte, estará aún allí.

Lucifer sintió un nudo apretarse en su garganta. Ese lago. Claro que sabía cuál era. Era el lugar donde lo había dejado todo atrás, el lugar donde había visto los ojos llenos de esperanza de Alastor por última vez. Pensar en volver allí le revolvía el estómago, pero no tenía otra opción.

Rosie dio media vuelta y empezó a nadar hacia la salida del palacio, dejando a Lucifer sumido en sus pensamientos caóticos. Antes de irse por completo, lanzó una última mirada al rey de los mares, ahora lleno de dudas y miedos.

-Tienes dos semanas, Lucifer -dijo en tono de advertencia-. Tal vez menos.

Lucifer observó cómo Rosie desaparecía entre las sombras de los pasillos del palacio. No tenía tiempo que perder. Si realmente iba a detener a Alastor, debía actuar ahora. Se giró hacia el ventanal del palacio, contemplando el vasto océano que se extendía más allá. Volver al lago... enfrentarse a ese pasado.

Un suspiro cargado de tensión escapó de sus labios. Lilith. No podía decírselo todo. No ahora. Tendría que mentir. Y lo haría con la convicción suficiente para que no sospechara. Ya lo había hecho antes.

Con pasos rápidos, se dirigió a los aposentos reales, donde Lilith descansaba con su pequeña sirena, Charlotte, en brazos. Al verla, su corazón se apretó por un momento. Su familia. Una familia construida sobre mentiras y ambiciones. Pero aún así, era su vida ahora.

-Lilith -llamó suavemente.

Ella levantó la vista, esbozando una pequeña sonrisa. Charlotte dormía en sus brazos, sus suaves aletas ondulando al compás de sus sueños.

-¿Qué ocurre? -preguntó con su voz suave, sin sospechar lo que se avecinaba.

Lucifer caminó hacia ellas y, sin poder evitarlo, acarició suavemente la mejilla de su pequeña hija. Había tanta inocencia en ella, tanta paz.

-Rosie vino hoy -empezó, eligiendo sus palabras con cuidado-. Me informó que han visto una banda de sirenos perdidos en los límites de nuestro reino. Es posible que necesite ir a investigarlo antes de que se convierta en un problema mayor.

Lilith lo miró con curiosidad, pero no con duda. Sabía que los asuntos del reino a veces requerían la presencia de Lucifer, aunque últimamente parecía más distante de lo habitual.

-¿Tienes que ir ahora? -preguntó con un atisbo de tristeza.

Lucifer asintió, inclinándose para darle un beso en la frente.

-No estaré fuera mucho tiempo -le aseguró, aunque no sabía cuánto tiempo le tomaría esta nueva misión-. Solo necesito asegurarme de que no haya peligro. Volveré pronto.

Lilith asintió lentamente, acunando a Charlotte más cerca de su pecho.

-Te esperaremos entonces. Solo ten cuidado, ¿de acuerdo? -su voz estaba cargada de preocupación.

Lucifer le dedicó una sonrisa suave, una que no llegó a sus ojos.

-Lo haré.

Se inclinó y besó a Lilith de nuevo, esta vez en los labios, antes de despedirse de su hija con una última caricia. Dio media vuelta y salió de los aposentos reales, su mente llena de pensamientos conflictivos y emociones enterradas durante demasiado tiempo.

El lago. Ese lugar le traía recuerdos que había intentado sepultar por años. Pero ahora, parecía que el pasado lo estaba alcanzando más rápido de lo que podía controlarlo. Nadaría hacia allí con la esperanza de detener a Alastor antes de que todo se viniera abajo. Pero, en lo más profundo, también sabía que esta misión no era solo por el reino.

Era por Alastor.

Y esa verdad lo asfixiaba más que cualquier mentira que hubiera dicho hasta entonces.

:・゚☾𝓜𝓮𝓻𝓶𝓪𝓲𝓭  🧉 🐚𓆉︎ StaticRadioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora