El ascenso de Alastor hacia la superficie del lago fue lento, casi como si el peso de su alma intentara detenerlo. Cada movimiento lo acercaba más a una decisión que había intentado evitar, una realidad que sabía que debía enfrentar, pero cuyo dolor anticipaba profundamente. Mientras emergía de las aguas cristalinas, sus pensamientos se arremolinaban en su mente, desordenados y contradictorios. Lucifer abajo, esperándolo. Vox arriba, esperando una respuesta diferente. Y en medio de todo, sus pequeños, su mayor responsabilidad, su única fuente de paz.
Alastor emergió y fue recibido por Vox, quien lo esperaba con una sonrisa alegre, como si no hubiera habido ni una sombra de duda entre ellos.
-¡Ahí estás! -dijo Vox, acercándose rápidamente y ayudando a Alastor a salir del agua-. Estaba pensando que podríamos hacer algo especial esta noche. Algo antes de que emprendamos nuestro viaje... ¿Qué te parece?
Alastor no respondió de inmediato. Su mente aún estaba abajo, en el fondo del lago, con Lucifer. Sus ojos se desviaron hacia sus sirenitos, que jugaban inocentemente cerca de la orilla. Su corazón se apretó con una sensación de traición que no podía sacudirse.
Vox lo notó. La tensión en el cuerpo de Alastor era palpable, y su silencio no era natural.
-¿Alastor? -preguntó Vox, con la voz suavizándose-. ¿Está todo bien?
Alastor tragó saliva, apartando los ojos de Vox, su mente todavía intentando encontrar las palabras correctas, las que harían menos dolorosa esta situación, pero no las encontraba. Sabía lo que debía decir.
-Vox... -comenzó Alastor, su voz apagada mientras se agachaba para levantar a uno de sus pequeños sirenitos-. Creo que... será mejor si no vienes con nosotros.
El rostro de Vox se congeló, sus ojos se abrieron de par en par y su sonrisa vaciló antes de desvanecerse por completo.
-¿Qué? -preguntó, con incredulidad, buscando alguna señal en la expresión de Alastor que indicara que esto era una broma, o que se había malentendido algo.
Alastor tomó aire, apretando ligeramente a su sirenito, que emitió un pequeño sonido inquieto en sus brazos.
-No voy a llevarte... -dijo Alastor, su voz casi inaudible. Sentía que el aire le faltaba, pero debía decirlo-. Será mejor que me vaya solo... con los pequeños.
El silencio que siguió fue ensordecedor. Vox, aún incrédulo, intentó sonreír de nuevo, como si lo que Alastor decía no fuera real, como si solo fuera una confusión.
-No entiendo, ¿de qué hablas? -preguntó Vox, su tono aún ligero, pero con una clara confusión detrás-. Hicimos una promesa, Alastor. Iba a ir contigo. Íbamos a ser una familia, ¿recuerdas? Hicimos un pacto...
Alastor cerró los ojos por un segundo. La conchita, la promesa, el beso... todo eso ahora parecía una ilusión distante, una decisión apresurada que ya no tenía cabida en su vida. Vox había sido un refugio, un apoyo en tiempos difíciles, pero el reencuentro con Lucifer había cambiado todo. Él lo sabía. Había sentido que esto vendría, pero no podía ignorarlo más.
-Lo sé, Vox... lo sé, pero... -Alastor no quería mirarlo a los ojos, porque sabía que lo que iba a decir lo destrozaría-. Esto no puede seguir. Será mejor si te olvidas de mí y de los pequeños.
La incredulidad de Vox se transformó en rabia, una mezcla de dolor y enojo que se hizo evidente en su rostro.
-¡¿Qué estás diciendo?! -gritó, su voz elevándose mientras avanzaba un paso hacia Alastor-. ¡No puedes hacerme esto! ¿Cómo puedes decirme que me olvide de ti? ¡No después de todo lo que hemos pasado!
Alastor dio un paso atrás, sosteniendo con más firmeza a su pequeño sirenito que empezaba a agitarse ante el aumento de la tensión. No quería esta confrontación, no quería discutir con Vox, pero sabía que no tenía otra opción. El vínculo que alguna vez compartieron ahora se veía eclipsado por la sombra de Lucifer.
-¡No es tan simple, Vox...! -gritó, su voz cargada de tristeza-. Lo siento. Lo siento mucho. Pero no puedo seguir... no puedo seguir pretendiendo que esto funcionará.
Vox no podía creer lo que escuchaba. El dolor en su pecho era insoportable, y el enojo crecía dentro de él, como un fuego que lo consumía.
-¡¿Pretendiendo?! -exclamó, su voz ahora ronca por la furia contenida-. ¿Eso es lo que piensas? ¿Que todo esto fue una pretensión? ¡Alastor, te amé! Te amo. Hicimos un pacto, una promesa. ¡No puedes solo... solo dar la vuelta y dejarlo todo atrás!
Los sirenitos, cada vez más inquietos, comenzaron a emitir pequeños sonidos ansiosos. La tensión entre ambos adultos creaba una atmósfera que ellos también podían sentir, aunque no comprendieran del todo.
-¡Vox, por favor! -Alastor rogó, su tono más desesperado mientras intentaba calmar a sus crías-. ¡No hagas esto más difícil de lo que ya es!
Vox lo miró, el dolor claro en su expresión. Se sentía traicionado, como si todo lo que habían construido juntos fuera derrumbado sin una verdadera razón. No entendía, no podía entender por qué Alastor estaba haciendo esto. Pero luego, una súbita comprensión le golpeó, y su voz se tornó más oscura.
-Es por él, ¿verdad? -preguntó, sus ojos ahora llenos de rabia y resentimiento.
Alastor se tensó al escucharlo, pero no respondió de inmediato. No podía, porque una parte de él sabía que Vox tenía razón. Lucifer había cambiado todo. Había sido una presencia ausente, pero siempre presente en su corazón. Sin embargo, no quería herir más a Vox.
-Vox... no se trata de eso -mintió Alastor, aunque su propia voz lo traicionaba-. Solo... necesito hacer lo correcto para mis pequeños. Eso es todo.
La ira de Vox alcanzó su punto álgido. Dio otro paso hacia Alastor, su voz quebrándose.
-¡Deja de mentir! Sé que es por él. ¡Siempre fue por él! ¡Desde el primer día!
Los gritos de Vox resonaron a lo largo del lago, y los sirenitos comenzaron a moverse inquietos, sintiendo la tensión en sus padres. Alastor intentó calmarlos, pero su propia ansiedad crecía. Sabía que esto no terminaría bien, pero no esperaba que Vox reaccionara con tanta intensidad.
En ese momento, desde el fondo del lago, Lucifer, que había estado esperando en silencio, sintió que algo no estaba bien. Los ecos de las voces comenzaron a alcanzar sus oídos, apenas audibles pero suficientes para inquietarlo. Sus ojos se entrecerraron, y su cuerpo, aún descansando bajo el agua, se tensó al percibir el cambio en el ambiente.
Con una sensación creciente de preocupación, Lucifer decidió actuar. Miró hacia arriba, hacia la superficie del lago, y, sin pensarlo dos veces, comenzó a ascender.
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:・゚☾𝓜𝓮𝓻𝓶𝓪𝓲𝓭 🧉 🐚𓆉︎ StaticRadio
RomanceVox esta dispuesto a cazar a aquella criatura de la que tantos pescadores hablan, sin saber que pondra en juego sus sentimientos. Vox: cazador Alastor: sireno créditos de la portada a: @Rammakela (youtube)