sofia
Después de todo lo sucedido, llegó la noche. El ambiente era tranquilo, silencioso, pero con una tensión latente. Las chicas ya estaban en sus habitaciones, y por lo que había escuchado, los hombres estaban fuera, patrullando. Al parecer, habían recibido alertas de intentos de intrusión en el territorio, lo que los mantenía paranoicos, vigilando cada rincón, asegurándose de que no hubiera ningún peligro cerca de las chicas.
Me tomé una ducha larga, intentando relajarme. Mientras secaba mi cabello frente al espejo, un brillo inusual llamó mi atención. Miré hacia el reflejo y vi cómo la luna comenzaba a asomarse entre los árboles. Se veía enorme, brillante, de un color amarillo intenso que nunca antes había visto.
Por unos segundos, me quedé completamente absorta, como hipnotizada por su presencia. Parecía una luna mágica, irreal, como si estuviera mucho más cerca de lo habitual. Jamás había visto algo tan imponente.
El impulso de verla más de cerca fue inmediato. Sin pensarlo mucho, dejé la toalla a un lado y salí rápidamente para contemplarla mejor.
A decir verdad, siempre me había sentido atraída por la luna. Había algo en ella que me parecía mágico y hermoso, casi como si fuera un ser que me escuchaba desde lo alto. Desde que tengo memoria, me gustaba hablarle, como si pudiera contarle mis secretos más profundos. Con el tiempo, empecé a investigar más sobre ella, a descubrir cómo las diferentes fases podían influir en el mundo, y pronto me encontré explorando cómo usar su energía para hacer amuletos de protección, limpias, agua de luna, entre otras cosas.
Mi favorito siempre había sido hacer amuletos de protección con limpias. Había descubierto que era sorprendentemente buena en eso, como si tuviera una conexión natural con la luna que me ayudaba. Cada vez que confeccionaba uno, en un lapso de tres días algo bueno me sucedía. Era casi infalible: ganaba algún premio inesperado, encontraba dinero tirado en la calle, o recibía noticias que cambiaban mi día para bien.
cada vez que la buena suerte me alcanzaba, miraba al cielo y le daba las gracias a la luna. Sentía que había algo especial entre nosotras, como si ella me cuidara en silencio.
Cuando salí al exterior, la parte trasera de la mansión daba directamente al bosque, una extensión oscura y densa que parecía infinito. El aire era fresco, y el silencio que lo envolvía contrastaba con las luces tenues que salían desde las ventanas de la mansión. Tomé una de las sillas que estaba justo bajo la luz y la arrastré con cuidado hacia un rincón más apartado, donde las luces no alcanzaban a llegar, pero sin estar completamente adentrada en el bosque.
Me senté allí, en la penumbra, justo en el límite entre la seguridad de la mansión y la vastedad del bosque. La sensación de estar a medio camino entre dos mundos me reconfortaba de alguna manera. El ruido de las hojas moviéndose con el viento era lo único que rompía el silencio.
Pasaron al menos treinta minutos, quizá más, mientras me quedaba ahí, observando cómo la luna se alzaba lentamente en el cielo.
Me sentía tan bien, tan relajada, como si no hubiera ningún otro lugar en el mundo en el que debiera estar más que aquí. En esta silla, en esta noche tranquila, en este rincón del bosque. El aire fresco acariciaba mi piel, y el murmullo de las hojas y por alguna extraña razón esta noche no hacía frío, era perfecto.
No tenía prisa, no tenía preocupaciones. Por primera vez en mucho tiempo, sentía que estaba exactamente donde debía estar. Como si este momento, esta luna gigante sobre mí, me hubiera estado esperando.
Después de un rato, escuché un crujido proveniente del bosque. Al principio, fue suave, pero se fue intensificando a medida que algo se acercaba. Me puse alerta, el corazón latiéndome fuerte en el pecho, y me levanté rápidamente de la silla. Apenas había logrado dar un paso hacia atrás cuando tres figuras emergieron de entre los árboles, caminando hacia mí.
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¿Luna en una manada?
Hombres Lobosofia, una joven humana de 23 años, recién graduada y con un trabajo estable, anhela algo más en su vida que las cuatro paredes de una oficina. Un encuentro fortuito en un restaurante junto a su prima la sumerge en un mundo nuevo: una familia que af...