Parte 15

83 6 0
                                    


El teléfono de Paloma empezó a sonar, y las tres nos sobresaltamos con el ruido repentino. Paloma contestó, era Adam quien le informaba que en 15 minutos saldríamos todos para conocer por fin la manada.

– Está bien, en un momento bajamos. –respondió ella por la línea y cortó la llamada. Noté el sonrojo de Paloma al hablar con Adam, aquel hombre realmente se estaba ganando a mi prima. - Tanto Brit como Paloma se levantaron de la cama para terminar de arreglarse.

– Adam me dijo que toda esta semana estará haciendo mucho frío, así que usen ropa que abrigue bien. – Ambas me miraron con complicidad; sabían que yo era de las personas más frioleras del mundo. Literalmente, podía tener frío cuando la temperatura estaba a 18 grados.

No pude evitar reírme ante su mirada y les mencioné que la mayoría de mis pertenencias en las maletas eran ropa de invierno, ya que Diana me advirtió que haría bastante frío.

Quince minutos después, me encontraba bajando los escalones para reunirme con todos en la entrada principal. Noté que los Romanov llevaban ropa casual, incluso Dani llevaba shorts, lo que me sorprendió mucho, ya que realmente hacía demasiado frío; ¡estábamos a 10 grados!

Era demasiado evidente el contraste entre los Romanov y nosotras en cuanto a vestimenta. Las chicas (Brit, Paloma y Dafne) llevaban guantes y gorro, mientras yo llevaba un pantalón negro, unas botas igualmente negras y largas con plataforma, una blusa negra de manga larga y, por último, una gabardina de lana suelta que casi parecía un vestido con vuelo. Este me encantaba porque era como tener una cómoda cobija todo el tiempo. Además, era de color rojo, lo que se asemejaba mucho a tener una capa como Caperucita Roja. Sin duda, era perfecta para la ocasión.

Cuando llegué abajo, seguía sonriendo por la ironía de mi atuendo, dado que me encontraba en un lugar lleno de lobos.

Una vez abajo, Dani se acercó a mí dando saltitos y con una gran sonrisa en el rostro, entrelazó su brazo con el mío para arrastrarme con los demás a la entrada principal. Esta chica realmente se había convertido en una gran amiga. Me gustaba tenerla cerca; era como un tornado de buen humor. Era imposible estar de mal humor cuando ella estaba cerca; siempre estaba sonriente y feliz.

– Vamos, Caperucita, veamos si te encontramos un lobo feroz. – me susurró al oído para que nadie más pudiera oírnos. No pude evitar soltar una carcajada mientras era arrastrada por ella hacia donde estaban todos reunidos.

Antes de llegar a Rusia, Dani me había dicho que se encargaría de llevarme a todos y cada uno de los rincones de las manadas hasta encontrarme una pareja destinada, ya que se negaba a que yo viviera en otro continente tan lejos de ella. En ese momento lo tomé como una broma, pero ahora creía que realmente lo decía en serio.

En el instante que puse un pie afuera, el viento frío golpeó mi rostro, lo que me recorrió un escalofrío haciéndome temblar al instante. Opté por ponerme el gorro que venía pegado a la gabardina y ahora sí era una digna Caperucita Roja.

Recorrimos el camino principal que llevaba al centro de la manada, donde había una pequeña plaza con algunos locales, parques y edificios modernos. Todo se veía tan orgánico en la manera en que funcionaba; era perfecto. Pero lo más impactante era cruzarte con lobos gigantes en el camino.

Cuando me dijeron que se podían convertir en lobos, jamás imaginé que fueran tan grandes. Yo media 1.65 cm y aún así los lobos que medían eso eran adolescentes. Realmente eran gigantes. Imagina ir caminando y pasar al lado de un lobo de 1.70 cm; era algo impresionante ¡era como ver caballos caninos!

Después de tres horas recorriendo la manada, decidieron regresar a la mansión para cenar. Aunque quedaban muchos lugares por ver, nos mostraron los principales y nos permitieron ir solas si lo deseábamos, con la única restricción de no aventurarnos solas al bosque y avisar si salíamos.

¿Luna en una manada?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora