4 de enero.

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Habían pasado días desde la última vez que lo había visto. Pero se sentían años.

Nathan me hablaba y yo a él. Y la necesidad de volver a vernos seguía escondida detrás de nuestras palabras. Agradezco poder hablar con él por internet, pero al mismo tiempo deseo no haberlo hecho jamás. Y simplemente olvidarlo. Como a todos antes. Guardarlo dentro del cajón de personas con las que compartí breves momentos y ya. Pero no quise. Y bueno, él tampoco. Nuestras charlas cada vez se hacían más cariñosas. (Los dos sabíamos que no hacíamos más que coquetear). Pero eran conversaciones que no llegaban a más que un callejón sin salida.

Seguiría escribiendo sobre todas las fantasías sobre encontrármelo con las que había soñado. Pero creo que prefiero describir el bang que sonó en mi cabeza al enterarme de algo que no quería.

Me encontré con una fotografía. De él. Abrazado a una chica. Y en la siguiente imagen, estaban sonriendo juntos. Y a la siguiente, se estaban besando. Y a la siguiente, yo estaba sintiendo otro hilo como una vieja cuerda de una vieja guitarra desprendiéndose dentro de mí.

Y me sentí mal. Y recordé. Y eso me hizo peor.

Los recuerdos pueden sentirse como ver a una flor abrirse en cámara rápida. Como encontrar la llave que abre el tesoro, e incluso como la calidez de estar rodeado de mantas un día de lluvia. Pero los recuerdos también se pueden sentir como agujas atravesando nuestra piel. Y pirañas en nuestra sangre devorando nuestros huesos. Y rodillas quebrándose al no poder mantener el peso de una cabeza llena de demonios disfrazados de recuerdos.

Recordé todo lo que viví con él. Todos los colores que fui capaz de descubrir estando a su lado (como esa mezcla de estrellas con un toque de vodka). Y todo todo pasó tan rápido que incluso me asusté un poco. Y me volví a sentir mal.

Un poco por mí. Por el nosotros que guardaba un poco de esperanza (se esfumó tan rápido). Pero sobre todo por ella. Porque no lo sé, es injusto.

Maldita sea, sí que es injusto. Y es todo tan confuso ahora. Dios, estoy pensando tan rápido que la cabeza me va a estallar y las palabras no son lo suficiente. Y no estoy siendo capaz de dejar correr el río de sentimientos a través de mis dedos y puta madre, voy a estallar.

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La esperanza puede ser tan hermosa como devastadora.

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Hoooola!

¿Qué les está pareciendo? ¿Qué piensan que pasará con Nathan y Shuls? ¿Y con la, aparentemente, 'novia' de Nathan? ¿Qué piensan que hará Jules con eso?

Cuéntenme, sean parte de la historia.

Comenten lo que les parece, porque sería genial saber qué es lo que piensan. Puedo entrar en la cabeza de Jules pero no en la suya, recuerden.

-inconexa.

Jules.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora