3 de febrero.

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Uno de mis primos del sur se había estado quedando en casa desde hacía varios días. Él era tan genial y le quería tanto. Hablamos muchísimo y me enseñó técnicas de defensa personal y compartimos música y escuchamos Iron Maiden a todo volumen mientras gritábamos y saltábamos de euforia.

El hecho de que él se estuviera quedando con nosotros hacía que siempre hubiera amigos encasa. Él se lleva muy bien con la gente de acá, y bueno, mi casa siempre estaba llena de gente. Igualmente no me quejo, eso fue bueno.Logró distraerme y hacerme sentir bien. A veces es bueno olvidarse de tus problemas por aunque sea unos minutos.

Y no reírte forzadamente.

Y no fingir que estás prestando atención a lo que te dicen cuando en realidad tienes la cabeza en otro lugar totalmente diferente.

Y no tenerle miedo a lo que pueda llegar a pasar contigo.

Nos juntamos con amigos en plazas. Nos reímos muchísimo. Comí y no me sentí mal por hacerlo. Y no me importó si engordaba uno, dos, u ocho kilos. Se sintió tan bien.

Fue como si me hubiera sentado y hubiera empezado a trenzar todos los hilos como los de una vieja cuerda de una vieja guitarra que tenía sueltos y rotos y perdidos dentro de mí, y estuviera haciendo una cuerda más resistente y fuerte.

(Y ahora es cuando digo que jamás logré terminarla y al final no sirvió de nada. Pero en este mismo momento estoy feliz y no quiero arruinarlo todo).

Al final, hablando con él, nos convenció de volver con él al sur otra vez. Y mi hermana estaba tan entusiasmada con la idea, y parecía tan feliz,que, aunque sabía que volver para allá significaría volverle a ver, no pude decir que no.

Me sentí tan débil por no ser capaz de hacerlo. Pero también me sentí tan fuerte y tan capaz y tan poderosa, al darme cuenta de lo capaz que era de superar todo esto. Podría verle a él otra vez y jamás, jamás, dejaría de ser feliz por eso.

Mi hermana parecía tan alegre con la idea, que no podía negarme ir al viaje. Pero no solo estaba diciendo que a viajar. Me estaba diciendo a mí misma. Me estaba aceptando y me estaba sintiendo todo lo fuerte que soy y todo lo que jamás creí que llegaría a ser.


Jules.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora