Rápido llegó el miércoles que, como era el primero del mes, se destinaba el consejo readacción de mensual donde se definen todos los temas que va a tratar la revista durante ese periodo. Era el primer consejo de redacción de Fina, donde asisten todos los redactores, fotógrafos y diseñadores de la publicación. Reunión presidida por la mismísima Marta de la Reina.
Antes de que dijera nada, Fina supo que la directora de la revista había llegado. Lo supo porque, de lejos, le llegó su olor y el sonido rítmico de sus tacones. Siempre altos y siempre tipo aguja. Fina intuía que una mujer tan inteligente como ella no usaba tacones tanto por el cómo se veían que por el cómo se oían. Sentía que a una mujer tan poderosa como ella le gustaba hacerse notar no solo por su voz y su presencia, sino por su olor y por su manera de caminar.
Todo el equipo de trabajo estaba ansioso. Empezando por Carmen, la segunda a cargo. Marta llegó con un traje simple pero que se notaba pensado y caro. Una camisa blanca de tela tipo seda de botones que no llevaba abotanada hasta arriba sino que dejaba abierta hasta la altura de su escote, blanquísimo y con unas ligeras pecas que delataban que había tomado el sol en verano. Complementaba sus tacones de aguja negros con una falda a cuadros tipo lapiz a la altura de su rodilla de tela pesada. Con aretes, un anillo y un reloj recubierto de pequeños diamantes que miraba siempre porque Marta de la Reina iba de prisa a todos lados, siempre daba la sensación que tenía cosas más importantes que hacer estuviera donde estuviera siempre tenía que ir a otro lado.
Empezaron las proposiciones de temas para el siguiente número de la revista. Doña Marta escuchaba con cierta impaciencia e indiferencia. Había propuestas de artículos sobre la modelo Jane Birkin, una entrevista por carta a Donna Summer y su revolución en la música disco y otros artículos sobre recetas fáciles para sorprender al marido en días feriados. Cuando llegó el turno de Fina, aunque nerviosa, dijo muy firme : estoy preparando un artículo sobre el Movimiento de Liberación de Mujeres, va de un grupo de mujeres francesas feministas que estaba dando mucho de qué hablar en el país galo. Carmen, nerviosa, reaccionó de inmediato
-No es necesario que continúes, Fina, ya sé que eres nueva pero de esos temas no hablamos en esta revista. A nuestras clientas les gusta hablar de moda, de cocina, de estilos de vida. Dirigiéndose a la directora, le dijo: disculpe, doña Marta, yo se lo había explicado pero quizá no le quedó claro.
Doña Marta, por primera vez en toda la reunión, levantó su mirada de la agenda en la que solía tomar notas y se fijó en Fina, que la miraba a su vez expectante, con sus ojos almendrados color miel, unos metros más atrás esperando su reacción.
-Carmen tiene razón, Fina -dijo doña Marta con su voz profunda, ceremonial y su tono contundente-. En esta revista no solemos tocar esos temas. Pero voy a darle la oportunidad de que explique por qué considera usted que es relevante para nuestra revista. No suelo hacer esto, como podrán confirmarle sus compañeros, así que no la desaproveche.
-Verá, doña Marta -se explicó Fina, segura-. Los tiempos están cambiando muy rápido. Y las mujeres estamos cambiando también. Nosotros podríamos ignorar ese cambio y seguir hablando de los temas de siempre, pero alguien sí lo hará y tomará la delantara porque las mujeres que quieren saber cómo el mundo está cambiando se irán con él. O le damos la espalda al cambio del mundo y de las mujeres, o lo mostramos y tratamos de explicarlo a nuestras lectoras.
Doña Marta, detrás de su escritorio, dejó caer el lápiz en su agenda y la miró fijamente, con esos ojos azules perfectamente delineados y sombreados, por unos segundos. Fina no supo descifrar su mirada hasta que esbozó una sonrisa, una muy ligera, casi imperceptible.
-Esta revista lleva 10 años en el mercado y es líder sin necesidad de cambiar nada. El periódico de mi familia lleva más de 50 años y su bandera ha sido conservar la tradición. Así que como verá necesitará más que eso para convencerme. Apruebo su artículo. Trabaje en él, pero asegúrese de sorprenderme. Y no para mal.
Fina suspiró levemente y sintió la mirada reprobatoria de todos sus compañeros, y especiamente de Carmen, sobre ella. Pero a doña Marta todavía no se le había borrado la media sonrisa que, sabía, ella le había provocado y eso le hizo levantar la cabeza durante el resto de la reunión, confiada.
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Letras prohibidas
FanfictionMarta de la Reina es la directora de una prestigiosa revista para mujeres en 1970 y Fina Valero es una joven redactora feminista recién contratada. Una historia que se teje a través de cartas, textos furtivos y feminismo clandestino en la que Fina n...