Capitulo 3

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—¿Sabías que eras gay cuando tenías doce años?

Santana se echó a reír.

—No sabía lo que significaba ser gay, sabía que no me gustaban los chicos.

—¿Ya te habías enamorado de ella?

Santana asintió.

—Sin embargo, no estoy segura de que lo supiera. Era la amiga que tenía que esconderse de todo el mundo. Sabía que eso volvía loca a su mamá. Ella hizo todo lo posible para separarnos.

—¿No le gustabas?

—No tanto eso. Siempre fue cordial conmigo. Pero la amistad que Brittany y yo teníamos, ella quería que la tuviera con uno de los del grupo del club de campo. Se aseguró de que Brittany pasara mucho tiempo con ellos. Clases de tenis, clases de natación, clases de equitación, baile. Todas las actividades que no me involucraran.

—Pero al final del día, Brittany llegaba a casa, contigo—dijo Quinn con una sonrisa—Estoy segura de que eso le preocupaba a su mamá.

—Brittany nunca logró mejorar con las matemáticas, así que traté de ser su tutora. Pero no podíamos dejar que su mamá lo supiera. La primera vez que nos atrapó, yo tenía trece años.”

Flashback

—San, simplemente no tiene sentido para mí ¿Por qué tiene que ser tan difícil?

—No es difícil Britt. Simplemente no lo entiendes. Vas a ir a la secundaria muy pronto. Se va a poner mucho más difícil.

Estaban sentadas con las piernas cruzadas en el piso de la sala de estudio de Brittany.

Brittany se dejó caer dramáticamente, cubriendo sus ojos con un brazo.

—¿La secundaria? No puedo hacer operaciones matemáticas básicas y ¿estás mencionando la secundaria?

Los ojos de Santana siguieron el largo del cuerpo de Brittany, aterrizando en su axila expuesta.

Sonrió diabólicamente, luego atacó, haciéndole cosquillas sin piedad. Brittany se retorció, riendo mientras palmeaba las manos de Santana.

—¡Detente! Voy a vengarme, Santana López.

—Promesas, promesas—dijo cediendo finalmente.

Brittany sonrió.

—Odio cuando haces eso.

—¿Sí? ¿Entonces por qué sonríes?

Brittany se sentó nuevamente, sin dejar de sonreír mientras la miraba.

—No lo sé. Me haces feliz.

A Santana le inundaba una sensación extraña en el estómago cuando Brittany la miraba de esa manera.

Asintió con la cabeza.

—Tú también me hace feliz.

El silencio perduró mientras se miraban la una a la otra.

Santana finalmente apartó la mirada y alcanzó la tarea de Brittany.

Estaba a punto de avanzar a otro problema cuando la puerta de la habitación de Brittany se abrió. Unos segundos más tarde, la señora Pierce se situó en el umbral de la sala de estudio.

—¿Niñas? ¿Qué están haciendo?

Santana miró al suelo, sin hablar. La Sra. Pierce la asustaba. Pero las palabras de Brittany le hicieron levantar la cabeza.

—Estoy ayudando a San con su tarea—dijo Brittany—Eso está bien ¿no es así?

La Sra. Pierce deslizó su mirada hacia Santana, instándola a responder.

—Necesitaba un poco de ayuda en…matemáticas—dijo en voz baja—Ya que Brittany es tan buena en eso y todo...

La Sra. Pierce asintió.

—Sí, bueno, nuestro sistema escolar público tiene tantas carencias en ese sentido. Por supuesto que Brittany te puede ayudar, Santana. Ella tiene una educación más formal que la tuya, eso es razonable—sonrió rápidamente, luego había terminado—Vine a decirte que tu padre tendrá un huésped de negocios para la cena. Tomarás tu cena aquí, querida. Haré que Sue te traiga algo.

—Sí, madre.

—Bueno, sigan adelante.

Tan pronto como se cerró la puerta, irrumpieron en un ataque de risa.

—Eso es razonable—Imitó Santana.

—Sigan adelante—dijo Brittany con acento holandés recortado, provocando más risas.

—Así que, señorita sabelotodo, ¿qué vas a enseñarme?

La sonrisa de Brittany se desvaneció.

—Lo siento San, pero si sabía que me estabas ayudando, bueno...me enviaría a un verdadero tutor, uno al que le pagarían mucho dinero. No es permitido que seas más inteligente que yo.

—¿Porque soy la hija de la sirvienta?—Santana no quería estar enojada, pero lo estaba.

—San, ya sabes cómo es.

Santana se puso de pie, con la intención de irse.

—Sí, lo sé. Nunca voy a ser tan buena como tú, sin importar qué.

Brittany también se levantó agarrando el brazo de Santana cuando volteaba para irse.

—Eres mi mejor amiga San. No te vayas, por favor.

Santana miró la mano que sostenía su brazo. Una vez más, la inundó una extraña sensación en el estómago y no sabía lo que era.

Lo que sabía, sin embargo, era que le gustaba.

—Sólo quieres tenerme alrededor, para así no fallar tu prueba de mañana—dijo mientras su enojo se desvanecía dando paso a las bromas.

—Sí. Esa es la única razón por la que te tolero—Brittany aceptó con una sonrisa.

Entonces sorprendió a Santana…y probablemente a sí misma…tirando de Santana hacia ella y abrazándola muy fuerte.

Santana estaba temblando cuando sus brazos se deslizaron alrededor de la pequeña cintura de Brittany.

Las volteretas en su estómago aumentaron y cerró los ojos preguntándose qué le pasaba. Brittany tenía una expresión divertida en su rostro cuando se alejó.

Se miraron la una a la otra durante mucho tiempo, entonces Brittany asintió como si hubiese encontrado una respuesta a una pregunta no formulada.

Santana asintió también, fingiendo que no sólo conocía la pregunta, sino también la respuesta.

—¿Quieres ver la televisión?

Santana miró los papeles en el piso.

—¿Qué pasa con la prueba?

—Es una causa perdida San—dijo Brittany.

—Pero…

Su protesta fue cortada cuando Brittany agarró su mano y la condujo a la pequeña sala de estar que se encontraba junto a su dormitorio.

—Sólo por un rato. Sue traerá mi cena a las siete y tu mamá te estará esperando abajo.

Santana se sentó al lado de Brittany en el sofá, olvidando las matemáticas.

—¿Tu mamá no se enojara?

Brittany negó con la cabeza.

—Ella no va a volver aquí. Se está preparando para su invitado de la cena.

Santana intentó relajarse, pero ni siquiera podía comenzar a centrarse en el televisor. Brittany se acercó más a ella y se sentaron ahí, sus muslos juntos y apretados, ambas mirando de la TV hacia una a la otra.

Cuando Sue llamó a la puerta, Santana y Brittany se apartaron la una de la otra con culpabilidad.

Santana no tenía ni idea de que debía sentirse culpable. Aun así, con una última mirada a los ojos de Brittany, le dio las buenas noches apresuradamente.

A los 17Donde viven las historias. Descúbrelo ahora