—Debiste haber estado en un desastre emocional—dijo Quinn—Eso es mucho para enfrentar a los catorce años.
—Gracias—dijo tomando el plato de lasaña de Rachel—Luce muy bien—asintió con la cabeza hacia Quinn, reconociendo su declaración—Sabía que lo que estábamos haciendo era una locura, sí—dijo—El paso por la pubertad y la realización de que tu mejor amiga era la que te excitaba era condenadamente aterrador. Y si su mamá nos hubiera atrapado besándonos...—dijo con una sacudida de la cabeza—No puedo ni siquiera empezar a imaginar su reacción.
Quinn se echó a reír.
—Oh, creo que si puedes imaginarlo. Eso era lo que te asustaba.
—¿Entonces tú y Brittany hablaron de ello?—preguntó Rachel—Es decir, puedes llamarlo practicar y todo lo que quieras, pero estoy segura que ambas sabían lo que realmente estaba sucediendo.
—Sí, sabíamos lo que estaba pasando, pero no hablamos de ello. Ella estaba haciendo lo que se suponía tenía que hacer…tener citas con Sam Evans. Todo estaba separado acerca de nuestras vidas excepto eso. Diferentes escuelas, diferentes amigos. Su mamá la mantenía ocupada con clases de tenis, danza, natación. A medida que iba creciendo, pasaba cada vez más tiempo con sus amigos. No que ella quisiera. Sin embargo, era lo que se esperaba de ella.
—Porque era una Pierce—dijo Quinn—Así que Lima todavía era una pequeña ciudad donde las viejas divisiones de las reglas de clases seguían aplicándose. Increíble.
—Como he dicho, su mamá lo tomaba muy en serio.
—¿Así que fue difícil verse la una con la otra?
—A veces. Tan ocupada como ella mantenía a Brittany, así su mamá tenía muchas actividades por su cuenta. La cena era a las siete y ni su mamá ni su papá llegaban a casa mucho antes de eso—tomó un bocado de la lasaña y asintió con la cabeza—Esto está delicioso, Rach. Gracias por hacerla vegetariana.
—Gracias. Y de nada.
—¿Cuánto tiempo paso para que besar ya no fuera suficiente?—preguntó Quinn sin rodeos.
—Quieres decir ¿cuándo empezamos a tocarnos?
—Estoy asumiendo que no profundizaron y se convirtieron en amantes. Eran vírgenes—dijo.
—Vírgenes, pero no inocentes—dijo—Quería tocarla pero tenía miedo—Santana sonrió—La primera vez que me atreví a tocar sus pechos, tenía quince años.
Flashback
—Logré una A en mi prueba—dijo Brittany con entusiasmo, levantando la hoja de su prueba para que Santana la viera.
—Bueno, mírate…—dijo—… ¿ves? Te dije que iba a estar bien, Britt.
—Lo sé. Sin embargo aun así estuve sorprendida.
Santana siguió a Brittany hacia su sala de estudio y se dejó caer en el suelo donde normalmente se sentaban. Brittany se sentó con las piernas cruzadas junto a ella, con una sonrisa en su rostro.
—¿Qué?—preguntó Santana, sonriendo también.
—Sam va a tener una fiesta mañana por la noche.
Santana ladeó la cabeza, sonriendo.
—¿Y? ¿Quieres practicar el baile?
Brittany asintió, su expresión seria.
¿Podemos?
Santana se entusiasmó con la idea, pero no quiso parecer demasiado ansiosa.
—¿Qué clase de baile?