Brittany sabía que probablemente no era la mejor idea que había tenido…invitar a Santana para pasar la tarde en la piscina y luego la cena.
Puso las toallas perfectamente dobladas en cada silla reclinable, preguntándose si debía llamarla y cancelar.
En las últimas dos semanas se habían visto en tres ocasiones, dos veces en casa de Maribel para el almuerzo y una vez para la cena, cuando conoció a la familia de Jake.
Se sorprendió cuando fue incluida en la cena familiar.
No sabía si había sido Maribel o Santana. Había disfrutado, sin embargo, ella y Santana no habían tenido ni un solo momento a solas. Recordó la vacilación de Santana cuando la había invitado a venir.
Sí, estarían completamente solas, algo que no había ocurrido en casi dos meses, no desde la tarde que habían ido a buscar casa. Si era prudente o no ya verían, pero la echaba de menos.
Dios, espero que use un bikini.
Sacudió la cabeza y sonrió ante su pensamiento. No, definitivamente sería mejor si Santana no usaba un bikini.
De hecho, cuanto más pensaba en ello, la idea de ellas nadando lucía de mal en peor. Ashton ya no estaría allí para actuar como un chaperón involuntario, solo serían ellas dos.
—Somos adultas por el amor de Dios—murmuró ella.
Además, Ashton la había interrogado extensamente después de la última visita de Santana.
Ella le había asegurado que no había nada con Santana.
Eran amigas.
Nada más.
Aunque las valientes palabras de Ashton le deseaban felicidad, podía notar que estaba alterado porque ella y Sam se estaban divorciando.Sospechaba que aún peor sería descubrir que su mamá tenía un romance con otra mujer.
Lo que no ocurriría.
Ella y Santana, cada una había dicho que no habría un romance.
¿Entonces por qué estaba tan nerviosa?
Bueno, no tenía más tiempo para contemplarlo. Escuchó a Santana llegar, escuchó el portazo de su camioneta. Se apresuró a regresar a la casa, echando una última mirada alrededor, asegurándose de que todo estuviera en su lugar antes de abrir la puerta.
—¡Tienes muebles!—exclamó Santana mientras inspeccionaba la gran sala.
—Sí, por fin. Aún no he utilizado ninguno. Me la paso todo el tiempo en la otra habitación—dijo ella dirigiendo a Santana hacia la cocina.
—¿Así que estás disfrutando de tu casa?
—Mucho. Ha sido divertido decorarla de la manera que yo quiera. Por supuesto no he traído a mis padres todavía. Sólo puedo imaginar lo que mi mamá va a decir.
—Es una casa grandiosa, Britt. Si te gusta, entonces eso es lo que importa.
—Me encanta—se echó a reír—De hecho, probablemente podría vivir con sólo mi dormitorio y esto—dijo señalando desde la cocina hacia sala de estar informal.
—Me alegro que tengas la piscina ¿huh?
—Oh, sí. He disfrutado inmensamente el patio—señaló la bolsa que Santana sostenía—¿Has traído tu propia cena?
—Vino. No estaba seguro que tendrías—dijo Santana—Pero veo que estás abastecida—dijo ella señalando el estante de vinos de Brittany.
—Lo recibí la semana pasada. Realmente no necesitaba uno que contuviera treinta botellas, pero quería uno con un estante de copas—dijo ella.