Brittany jugueteó con el teléfono, girándolo entre sus manos con nerviosismo.
Ella y Ashton hablaban todos los días, por lo general tarde en la noche cuando ella o él hacían la llamada.
Pero Sam había regresado de su viaje de negocios y estaba programado que estaría en casa durante dos días antes de que se dirigiera a Ohio para reunirse con su jefe de campaña y el personal. Rodó sus ojos ante ese pensamiento, todavía no estaba segura del por qué…o cuando…se había obsesionado con la política. En cualquier caso, quería hablar con él esta noche.
Habían pasado tres días desde que ella y Santana habían hablado y finalmente tuvo sus pensamientos lo suficientemente organizados para intentar una conversación con él.
Él estaría anonadado, sin duda.
Su incredulidad se transformaría rápidamente en ira, lo sabía. No sería ira porque su matrimonio estaba llegando a su fin, su matrimonio había terminado hacía años. No, la ira sería porque eso le haría lucir débil, o peor aún, le perjudicaría. Su felicidad no le importaba a él, su única preocupación sería la forma en que esto le afectaría a él y a su carrera.
Miró su teléfono y sin más reflexiones marcó el número de Ashton. Tenía que decirle a él primero...decirle que dejaría a su padre. Él respondió rápidamente, sonando sin aliento.
—Hola, mamá—le saludó.
—Hola, cariño ¿Te pillo en un mal momento?
—No. Voy de camino a la biblioteca.
—¿Oh? ¿Quieres decir que realmente tienes que estudiar ahora?—bromeó.
—Difícilmente. Estoy dando tutoría.
Ella sacudió su cabeza y sonrió.
—¿Cómo puedes estar dando tutoría? Acabas de comenzar.
—Ya sabes cómo es—dijo vagamente.
—¿No es un desafío?—supuso ella.
Lo oyó respirar profundamente antes de hablar.
—Tengo que hablar contigo de algo—dijo sorprendiéndola.
—Por supuesto ¿Qué pasa?
Sólo hubo una ligera vacilación.
—Odio estar aquí—dijo en voz baja—Tenías razón. Les permití que me presionaran con esto. No tengo ningún deseo de ser el próximo gran cirujano—dijo él.
—¿Y ya sabes todo eso? No has estado ahí mucho tiempo—dijo ella.
—Sí, ya lo sé.
Ella hizo una pausa, escogiendo sus palabras cuidadosamente.
—Cariño ¿es tu edad?—preguntó—Quiero decir ¿te sientes…incómodo?
Él se echó a reír.
—Ya estoy acostumbrado a ser el más joven en mis clases, mamá. Además, hay una chica aquí, tiene dieciséis años, así que no soy el único bicho raro.
—¡Ashton!
—Lo siento.
Ella trató de borrar la sonrisa de su rostro.
—Entonces ¿qué quieres hacer?
—Bueno, siempre he estado interesado en la astrofísica. Más específicamente, la ingeniería astronáutica—afirmó.
—En Inglés ¿qué significa eso?
Él se echó a reír.
—Quiero construir naves espaciales.