Santana casi corrió hasta detenerse frente a la casa de Brittany, sintiéndose a cada minuto como la adolescente hormonal que una vez fue. Había dejado dormida a su mamá mientras Bree y los niños la cuidaban. Tenía un par de horas libres antes de que necesitara relevarlos.Mañana…Domingo… estaba planeando una cena familiar y seguiría el ejemplo de Brittany encargando una variedad de platos de Breadstix.
Pero ahora…en este momento…sólo quería estar con Brittany.
Llamó a la puerta y tocó el timbre a la vez. Brittany la estaba esperando y abrió sólo unos segundos más tarde. Se quedaron de pie mirándose la una a la otra y la mirada en los ojos de Brittany provocaron que su pulso se acelerara.
Sí, como cuando eran adolescentes.
Y al igual que entonces, Brittany tiro de ella hacia adentro, cerrándole la puerta al mundo.
—Estás sola ¿verdad, Britt?—preguntó sabiendo que lo estaba.
Brittany se deslizó entre sus brazos, besándola lenta y suavemente, jugueteando con los labios de Santana antes de alejarse.
—Dijiste que teníamos dos horas. No quiero pasarla hablando, Sanny—dijo Brittany con una sonrisa mientras la llevaba hacia su dormitorio.
Santana le quitó la camisa en el camino, ciñéndose a Brittany tan pronto entraron en el dormitorio. Casi gimió cuando descubrió que no había sujetador y luchó con el suyo, dejándolo caer en el suelo junto a su camisa, antes de atraer a Brittany hacia ella, sus pechos triturándose entre sí.
—Dios, te extrañé, Britt—murmuró contra los labios de Brittany—Anoche fue interminable.
Las manos de Brittany se movieron entre ellas, desabrochando sus vaqueros y bajando la cremallera, lo suficiente como para lograr que su mano entrara.
—Yo también te extrañé, Sanny—dijo Brittany, sus dedos, su mano, deslizándose por sus bragas y tocando su piel.
La lengua de Brittany era insistente y Santana le permitió tomar el control, su propia lengua bañada por la de Brittany. Gimió cuando los dedos de Brittany se deslizaron a través de sus pliegues húmedos, tocando su clítoris, frotándolo ligeramente.
—Voy a caerme—susurró Santana.
—Abre las piernas, Sanny—dijo Brittany haciendo caso omiso de su advertencia—Santana siguió su mandato, tratando desesperadamente de no perder el equilibrio. Apenas tuvo tiempo de pensar cuando los dedos de Brittany la llenaron. Se aferró a ella, respirando con dificultad mientras Brittany movía sus dedos dentro de ella—Baja tus vaqueros—pidió Brittany, sus ojos eran como fuego mientras miraban a Santana.
Santana los empujó por sus muslos hasta sus rodillas, gimiendo en voz alta mientras Brittany comenzaba a frotarse contra ella, dentro de ella. Las caderas de Santana se movieron con ella, imitando cada golpe. Trató de besar a Brittany, sus lenguas bailaban juntas, pero estaba jadeando por falta de aire y se apoyó pesadamente contra ella, ambas con sus pieles humedecidas por el sudor, jadeando a medida que sus respiraciones disminuían.
—Estás tan mojada, Sanny—susurró Brittany—¿Puedes sentirme dentro de ti?
—Dios, sí—siseó Santana, sus caderas intentando mantener el ritmo—No te detengas.
—Nunca.
Sus piernas estaban temblando, amenazando con ceder a medida que se empujaban juntas. La mano libre de Brittany estaba alrededor de su espalda, sosteniéndola muy cerca y Santana sabía que esa era la única razón por la que todavía estaba en posición vertical. Cada golpe la traía más cerca y cuando sintió el pulgar de Brittany frotando su clítoris, echó la cabeza hacia atrás, la presión creciendo cada vez más. Quería aguantar, para ir aún más alto, pero su resolución se hizo añicos cuando su orgasmo la dejó sin aliento.