Capitulo 12

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—¿Embarazada? No perdieron el tiempo ¿verdad?

—Estoy segura que fue parte del programa organizado que su mamá tenía planeado para ella—dijo Santana, su tono amargo.

Miró a Quinn, en espera de su crítica.

—Supongo que Brittany no trabajó—dijo Quinn—¿Su título era para el espectáculo?

Santana asintió.

—Las mujeres Pierce no trabajan—dijo. Se aclaró la garganta, casi librándose—Debería irme, es tarde.

—Oh, no. Todavía no—protestó Rachel—No puedes irte sin terminar tu historia.

—No queda mucho por contar. Sólo la he visto un par de veces desde entonces—dijo.

—¿Qué tal más café? Es descafeinado—dijo Rachel.

Santana asintió.

—Está bien. Tomaré otra taza.

—¿Cómo te las arreglaste para evitarla todos estos años?—preguntó Quinn—Quiero decir, las veces en las que ibas a Lima.

—Fueron cinco años después que mi mamá se enfermó por primera vez. Antes, cuando iba de visita no lo anunciaba. Solo me aparecía. Permanecía una noche y me iba a la mañana siguiente. Nunca vi Brittany—dijo—Cuando mi mamá se enfermó, Jake ya estaba retirado de las fuerzas armadas y abrimos nuestra primera tienda unos seis meses antes. Nos turnábamos entonces, para estar con ella, llevarla a las citas médicas y otras cosas.

Rachel le dio otra taza de café.

—¿Y no hablaste con Brittany en todo ese tiempo?

—No. Pude sacarla de mi mente, tenía citas y tenía amigos. Era cuando iba a Lima cuando ella ocupaba el lugar protagónico de mi mente.

—¿Pero la viste nuevamente?

—Sí. Tenía veintiocho.

Flashback

—¿Estás cómoda?—preguntó Santana mientras ahuecaba las almohadas debajo de las piernas de su mamá.

—Deja el alboroto—dijo su mamá—Estoy bien, Tana.

Santana se sentó en la silla junto a la cama de su mamá, con la preocupación grabada en su rostro. Trató de ocultarlo, pero su mamá le sonrió tranquilizadoramente.

—No voy a morir todavía, Tana. Dejar de lucir tan asustada.

—Nunca has estado enferma anteriormente—dijo.

—El cáncer es una cosa de miedo ¿no? Pero los médicos parecen pensar que podremos manejarlo. Tengo que creer en ellos.

Santana dejó escapar un suspiro.

—¿Has vuelto a pensar en ello?

—¿Retirarme? Sí.

—¿Y?

—Y tú y Jake tienen razón, es el momento, pero ¿a dónde iría? Tenías diez años cuando nos mudamos aquí. Sé que no es mucho, pero ha sido nuestra casa en estos últimos dieciocho años.

—Lo sé, mamá. Te encontraremos una casa. Algo bien iluminado y ventilado, con un pequeño patio—miró a su alrededor—Siempre sentí como si estuviéramos en un calabozo aquí.

—Sí, lo sé. Era por eso que pasabas la mayor parte de tu tiempo al aire libre, en la cubierta—dijo con una sonrisa—O arriba en la habitación de Britt—Santana miró hacia otro lado, no quería pensar en eso. Brittany ya no era parte de su vida. Había terminado con eso. Habían pasado más de cinco años desde que la había visto. Ocho desde que habían...dormido juntas. Era asombroso cómo aquí…en la mansión…los recuerdos estaban todavía tan frescos—No has visto a su hijo ¿verdad?—declaró su mamá—Es un niño tan lindo, y muy inteligente.

A los 17Donde viven las historias. Descúbrelo ahora